El Fogón…

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

El cornonavirus, apenas moverá la aguja de las preferencias electorales en el 2021. La pugna por las 32 diputaciones locales, las 43 alcaldías y las 9 diputaciones federales, será entre el PAN y aliados y MORENA y coaligados. El PRI, seguirá –según la tendencia y a juicio de la conducta de sus diputados locales y dirigentes– en picada.
Acaso un elemento que pueda cambiar el escenario en algunos distritos y en algunos municipios sea el emergente Partido Redes Sociales Progresistas (PRSP), cuya representación parece ser más maciza que el Partido del Trabajo o el Partido Verde Ecologista, con su estructura que contempla fundamentalmente el magisterio tamaulipeco.
(El PRSP, por mandato de la ley electoral, tendría que ir solo –sin coaliciones– en su primer incursión electoral en Tamaulipas. Los cinco o seis mil votos, que podría obtener promedio por distrito federal, trastocaría el resultado final en alcaldías y diputaciones. O para bien, o para mal, del PAN o de MORENA).
El resultado electoral del próximo año en Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo, Matamoros, San Fernando, Ciudad Victoria, Mante, Altamira, Tampico y Madero –representan más del 60 por ciento del electorado del estado–, en mucho estaría proyectando la lucha por la gubernatura en el 2022.
¿Sobre qué escenario se desplegará la disputa por la alcaldía de Nuevo Laredo?
A un poco más de un año de la elección, Nuevo Laredo, se ve polarizado: PAN versus MORENA.
Acción Nacional, tiene tres precandidatos: la arquitecta Imelda San Miguel, el Notario Félix Moyo García y Salvador Rosas. Todos, diputados locales. El más potente –por su militancia y su atuendo de panista histórico en la ciudad: el 2010 fue candidato a la alcaldía derrotado por la aplanadora priista y por los artilugios electorales del gobernador Eugenio Hernández Flores– es Chava Rosas.
Ha aprendido mucho del galimatías que es la política en Tamaulipas. Tiene en su haber, como uno de sus principales activos, vínculos estrechos con el poderoso e influyente grupo de aduanales nuevolaredenses.
No se ve, que San Miguel o Moyo García puedan hacerle sombra.
Suma a sus capitales, una cercanía –que no tienen ni la arquitecta ni el Notario– con el líder real del PAN tamaulipeco.
Se percibe muy remoto, que otro panista pueda arrebatarle la candidatura que por más de una década ha venido construyendo.
MORENA, no tiene dentro de sus cuadros más relevantes, prospectos competitivos para la disputa de la presidencia municipal. El súper delegado, José Ramón Gómez desplazó de la red de autoridad –los programas de bienestar de AMLO– en la ciudad a Heriberto Cantú Deándar para ubicar a uno de sus representantes. Esto, en un afán más de debilitar al grupo de El Mañana de Nuevo Laredo, que en un intento por fortalecer a los suyos cuya presencia es extremadamente menor. (Inexplicable conducta, toda vez que el funcionario cesado se estaba posicionando aceleradamente en el municipio; si no para la alcaldía, sí para una diputación).
La salvación de MORENA, son los Cantú Rosas. Carlos, que hace política a la sombra desde Laredo, Texas y su hermana Carmen Lilia Cantúrosas quien desde su curul en el Congreso local, ha obtenido cierto posicionamiento en el pueblo. Tendrían que convencer a Carlos –representaría un triunfo seguro, contundente– para que se enredara en la bandera lopezobradorista. Carmen Lilia, también sería de altísimo nivel competitivo, pero no al grado de una victoria garantizada. (Los poderes fácticos locales, podrían ser un obstáculo insalvable para la dama).
Es grande el dilema para esos dos partidos: ir con un candidato vigoroso, para potenciar su presencia para el 2022, o dejar al adversario en un amigable ventaja si se lleva los casi 100 mil votos que cuesta el ganar la elección.
Una buena candidatura, podría generar un efecto dominó en la frontera tamaulipeca.
Es tarea del PAN y de MORENA, elegir con inteligencia y sensatez a sus candidatos.
No sólo se juegan Nuevo Laredo.
Apuestan, con las fichas del 2021, el éxito de la carta grande del 2022.