PODER POLÍTICO…

Por; Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

En el universo de los saberes verdaderos, nos debe quedar bien claro, que el patriotismo no es sinónimo de autoritarismo, pero desafortunadamente, y debido a la escaza cultura lingüística que prevalece en los pueblos subdesarrollados, los cuales, en el mundo suman 183 naciones antidemocráticas, pero corresponden a los 193 países que están acreditados como miembros de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), pero solamente diez son las naciones que cuentan con legislaciones constitucionales democráticas.

Esas diez naciones que cuentan con democracias verdaderas, según su orden de poderío económico y financiero, son las siguientes: Estados Unidos de América (EUA), Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia, y los cuatro países del Reino Unido de la Gran Bretaña, que son Escocia, Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra, sin embargo, casi la totalidad de las 183 naciones subdesarrolladas se asumen como democráticas, y tal realidad se comprueba porque ese descuido conceptual se observa cotidianamente en el vocabulario político de la gran mayoría de los mexicanos.

Esa ignorancia lingüística tiene serias consecuencias en el comportamiento de los gobernantes actuales, pero lo más preocupante se observa en la seria terquedad de las expresiones del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien debido al tradicional culto a la personalidad,  es erróneamente replicado  por todos los miembros de su Gabinete, e igual que todos los integrantes del poder legislativo y judicial,  incurren en el mismo error conceptual, porque seguramente no se han dado cuenta de que, al hacer referencia a la democracia, no alcanzan a trascender al concepto, de lo que, en realidad, debemos entender por democracia verdadera.

Eso me compromete y me obliga a insistir, en la explicación de los saberes verdaderos, para evitar la confusión del patriotismo con el autoritarismo, y en efecto, si analizamos lo que a diario se dice en la propaganda del Instituto Nacional Electoral, y en sus homólogos de los Estados, la cual se difunde en todos los medios masivos de comunicación, donde nos encontramos con diversas falsedades implícitas en los anuncios que fueron elaborados y editados por las e respectivas autoridades, nacionales y locales.

En lo personal, y a manera de aportación, me dirigido a sendas autoridades para aconsejarles que corrijan sus errores, porque en todo caso, son causantes de confusiones de lesa humanidad, debido a que, desde hace más de un siglo, se sembró la creencia de que, supuestamente, el autoritarismo presidencial es democracia, y el pueblo mexicano, abiertamente es obligado a creer a ciegas, esa falsedad asentada en el Artículo 27 de la Constitución General de México.

Por tal motivo, me siento obligado a insistir en que el hecho de que el actual poder legislativo nacional haya reformado los Artículos 108 y 111, de la Constitución General de la República, cuya finalidad consiste en que, en caso necesario, se le pueda enjuiciar al presidente de México, pero esa reforma carece de la fuerza jurídica suficiente como para anular, el poder presidencial que se encuentra contenido en la madre de todas las leyes, como lo es la Ley Agraria, que está claramente establecida en el Artículo 27 Constitucional.

Ya he explicado con anterioridad y en repetidas ocasiones, que, con el supremo poderío jurídico del señalado artículo vigésimo séptimo, se anula todo el articulado constitucional, y también las leyes establecidas en los Códigos y Reglamentos constitutivos del Estado de Derecho, que es la herramienta gubernamental mexicana.

Insisto en que esa legislación centenaria a la que, el día cinco de febrero de cada año, se le rinden honores a nivel nacional y en fastuosas celebraciones que fueron iniciadas a partir del año de 1935, dos meses y cinco días después de que el General Lázaro Cárdenas, había tomado posesión de la presidencia de México.

Y fue esa la primera celebración del aniversario de la promulgación de esta Constitución regresiva o involutiva, esa regresividad se debe a que es la herramienta que el presidencialismo creado el propio General Cárdenas, ha servido a los presidentes de México, como herramienta para someter al pueblo mexicano a los caprichos presidenciales, siempre disfrazados con falsas bondades gubernamentales, porque el presidencialismo no garantiza el crecimiento de la riqueza.

Al contario, lo que probadamente ha garantizado siempre es el crecimiento de la pobreza en sus diversas formas y modalidades, como lo son la jurídica, la económica, la educativas, la científica, la tecnológica y la cultural, y sus respectivas realidades deficitarias.

Hago un paréntesis para señalar que, “uno de los deplorables ejemplos de las propagandas anticulturales, es la propaganda que actualmente está difundiendo el Partido Revolucionario Institucional (PRI), mediante la cual, asegura que, “el PRI nunca se raja”, pues esa pobre expresión retrata de cuerpo entero una gran pobreza lingüística, y una enorme deficiencia conceptual, mediante la cual, pretende regresar al electorado a los viejos tiempos del autoritarismo político y gubernamental.

Por su parte, el Partido Acción Nacional (PAN), tiene un bonito anuncio, pero enturbia esa belleza lingüística cuando constriñe el mensaje exclusivamente a los miembros de ese partido político, y lo correcto y más penetrante en el ánimo de los electores, sería el hecho de dirigirse a la ciudadanía tamaulipeca.

Ojalá que ambos partidos corrijan sus desatinos propagandísticos, a efecto de que  no confundan, ni minimicen la importancia lingüística que ya conocemos los tamaulipecos de estos tiempos que estamos viviendo, y por eso mismo, tanto los políticos como los gobernantes, deben contar con equipos competentes en el uso correcto de las culturas lingüísticas.

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