PODER POLÍTICO…

Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-

La fuerza sindical del magisterio tamaulipeco, que actualmente es dirigida por el maestro José Rigoberto Guevara Vázquez, cuenta con grandes potenciales electorales, y se debe a que tiene todas las condiciones para poder transformarse en una fuerza política triunfadora, pero solamente podrá lograr semejante transformación, por medio de un dinámico ejercicio visionario, sustentado en los saberes verdaderos y no en las simples creencias tradicionales.

En efecto, las creencias tradicionales son el producto del perverso adoctrinamiento creado e impulsado en el Siglo XX, por el general Lázaro Cárdenas, y lo inició, desde el día uno de diciembre del año de 1934, fecha en la cual, tomó posesión como presidente de México.

Esa triste realidad la he explicado en repetidas ocasiones en mis trabajos editoriales, pero a pesar de eso, mis lectores todavía siguen acumulando mayor número de datos para poder comprender a cabalidad el concepto de la democracia verdadera.

Así me lo han hecho saber muchos entusiastas investigadores de los saberes verdaderos que he venido reportando como parte de ese bagaje cognoscitivo o cúmulo de conocimientos de los que nos valemos para desarrollar nuestro razonamiento intelectual.

Entre mis explicaciones, también he señalado que, no es posible culpar, ni a mis amables lectores, ni al pueblo mismo, por el hecho de desconocer el concepto correcto de la democracia verdadera, y eso se debe a que en el proceso de adoctrinamiento incluye el sometimiento del pensamiento político de los mexicanos para que entendamos que la concepción democrática se reduce o constriñe al significado etimológico de esa palabra.

Y, además, tanto en los diccionarios de la lengua española, y en los textos escolares de todos, los niveles educativos, no aparece el concepto de democracia en su justa dimensión, y eso sucede porque las autoridades gubernamentales, tanto literarias y culturales, como las educativas, se siguen ocupando de conducir el pensamiento político de los mexicanos, por el sendero de la simulación.

Esa simulación está implícita, pero poco explícita en la redacción del Artículo 27 Constitucional, la cual, se inicia con la aseveración de que: “Las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, pertenecen originalmente a la nación” … pero luego sigue diciendo: “la cual”, … pero debe decir: “y el gobierno ha tenido y tiene la facultad de asignar a los particulares el tipo de propiedad…

Con las dos palabras señaladas: “la cual”, se está cometiendo un pleonasmo conceptual, por esos dos vocablos significan “nación”, y de esa manera se estable una falsa semiología de “gobierno” y “nación”, como si tuvieran el mismo significado, pero eso es una gran mentira.

Y se trata de una falsedad porque la palabra nación es un concepto tripartita que implica al “territorio, al pueblo y al gobierno”, cuyos significados son diferentes, y dicho sea coloquialmente, “el territorio no habla, el pueblo no decide, y quien toma las decisiones ejecutivas es el gobierno”, pero en el referido artículo, la redacción cuenta con una cortina de humo que es falsamente semiológica, porque de esa manera se evidencia el propósito de ocultar el rostro del gobierno, a efecto de que el pueblo no se de por enterado de esa falacia.

En el Artículo 27 Constitucional se contempla la “Ley Agraria”, en la cual está determinado el modelo agrario de la propiedad “Ejidal y Comunal”, por lo que el derecho de la tenencia de la tierra carece de solidez jurídica, y eso significa que ningún mexicano es dueño legítimo de ningún pedazo de tierra, por la propiedad total de la nación corresponde al presidente de México en turno.

Y aunque nos cause asombro esa realidad, se trata de una verdad irrefutable, toda vez que así fue concebida la Ley Agraria que está en pleno vigor, y que nadie podrá desmentir por más que se sienta sorprendido o incrédulo, y además, quiero subrayar que se trata de uno de los más amargos saberes verdaderos, y por inverosímil que parezca, insisto en que se trata de una verdad irrefutable.

Estoy de acuerdo en que debemos aplaudir las bondades del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero demos estar seguros de que no solamente nos viene hablando de verdades seductoras por antonomasia, y una de las formas mediante las cuales no puede convencer plenamente de la verdad de su ejercicio presidencial, se dará cuando nos demuestre que está decidido a redactar una nueva Constitución General de la República.

Esa redacción la debe hacer un Congreso Constituyente que se comprometa a usar como base, el modelo agrario de la pequeña y/o mediana propiedad de la tierra, con la finalidad de que el país deje de ser propiedad del presidente de la República, y que el pueblo mexicano sea la nación entera.

En las únicas siete democracias del mundo, los habitantes son los dueños legítimos del territorio nacional, así como del suelo, del subsuelo, de la atmósfera, de las playas y costas y de los mares territoriales, pero eso no sucede en México.

Reitero que en el presente trabajo he señalado los saberes verdaderos más relevantes, pero hay muchos más que, sin duda, les servirán a todas y todos los mexicanos, para salir del universo del malvado engaño centenario.

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