DESDE ESTA ESQUINA…

Por: MELITON GUEVARA CASTILLO.-

¡Entregaron la plaza! Me comento un morenista cuando se conoció que el candidato por el V Distrito no sería ni Nora Hilda de los Reyes ni Felipe Garza Narváez, que la responsabilidad cayo en Gerardo Illoldi, representando al Verde en virtud de la Coalición con MORENA y PT. El distrito V ha sido catalogado como explosivo porque ahí el PAN tiene a Oscar Almaraz como candidato y el PRI a Enrique Cárdenas.

La expresión de que ¡Entregaron la plaza!, nace de una presunción: de que para ganar una elección se requiere a un candidato fuere, en el sentido de que sea conocido por la gente, que tenga eso que llaman capital político, porque tiene una imagen de líder. En el caso que nos ocupa, los mencionados ya han participado en elecciones, tienen incluso experiencia legislativa, salvo Nora Hilda. Por eso, luego entonces, ¿tienen que ser conocidos o desconocidos los candidatos?

CANDIDATOS APLANADORA.

Cuando el PRI era la aplanadora en más de una ocasión hubo candidatos completamente desconocidos. Ganaban la elección, sea para alcalde o diputado, porque tenían tras de si a toda una aplanadora, una organización partidista, incluso el apoyo del gobierno en turno. Pero, además, había otro factor: no había competencia política. Había otros partidos, pero no contaban, porque no tenía ni estructura ni recursos.

Eran los tiempos en que, para ganar una elección, bastaba un solo voto: el fiel de la balanza, el del Presidente si era para un puesto federal o del gobernador en turno si era estatal o municipal. Tan era así que, en aquella época, no se valía hacer talacha, darse baños de pueblo, si no se tenía permiso. Por eso se decía: quien se mueve, no sale en la foto. Hacer campaña o proselitismo era lastimar la voluntad del fiel de la balanza… el pueblo, la militancia, no contaban.

CONOCER AL CANDIDATO.

En términos estrictos para emitir un voto hay que conocer al partido y al candidato: por eso, cada partido tiene su color y su logo; y los candidatos buscan que su cara se conozca; pero también, entiéndase, hay que conocer al candidato. La cuestión es que, eso de conocer al candidato, tiene sus asegunes. Cuando Roberto Madrazo fue candidato, no gano, porque la gente lo conocía tan bien, que no era garantía de honestidad, de seriedad y responsabilidad.

En Nuevo León se está dando un fenómeno interesante. Clara Luz, la candidata de MORENA, al inicio de su campaña tenía intención del voto mayor al resto de sus contrincantes; era así, obvio, por su carrera política en Escobedo. Aparecía como una garantía de triunfo al grado que, se considera, que AMLO sacrifico a Tatiana Clouthier, con tal de que MORENA se adueñe del territorio dominado por uno de los grupos más odiados por el Presidente: el grupo empresarial de Monterrey.

Cambio todo, Clara Luz cayó hasta el tercer lugar en las encuestas, cuando se le conoció como mentirosa. Claro, aún falta la encuesta esencial, la del 6 de junio. Por eso ya se nota, el empuje de AMLO para volver a posesionarla: decir que NL ha sido gobernado por puros corruptos e inicia la cacería de Rodrigo Medina.

GERARDO, EL DESCONOCIDO.

¿MORENA y sus coaligados PT y el VERDE entregaron la plaza al conceder la candidatura a Gerardo Illoldi? Es un completo desconocido, no se sabe de sus orígenes; en su curriculum solo apunta experiencia en el sector privado, que estudio en la Facultad de Comercio y que tiene una maestría en Finanzas. Y consigna que habla inglés, francés y portugués, obvio, entiéndase que también el español. No se consigna que tenga experiencia como activista, experiencia política.

Es un joven preparado, de eso no cabe la menor duda. Su juventud puede ser su mayor fortaleza. Su falta de experiencia puede suplirla con asesores y un buen equipo de trabajo. Así, de todos modos, se antoja difícil que pueda alzarse con el triunfo. En los tiempos actuales es difícil, muy difícil, que un completo desconocido gane una elección… a menos que sus adversarios políticos, que son más conocidos, posean una imagen desastrosa, perniciosa.