CUADRANTE  POLITICO——-

POR:  FERNANDO   ACUÑA  PIÑEIRO—– 

Más allá de los resultados del cabezagate en Tamaulipas, y de su desembocadura  en el marco de las diligencias de carácter jurídico, será cuestión  de ver las próximas encuestas, para darnos cuenta que, el PAN tamaulipeco que administra Luis “El Cachorro” Cantú,  ha cedido varios puntos a su competidor por el poder, el Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA. 

 Traducido en términos de posicionamiento político, y percepción ciudadana, algunas de las consecuencias derivadas del actual enfrentamiento entre el PAN-gobierno y la 4T, apuntan hacia una mayor definición de un segmento de  ciudadanos indecisos, de esos que suelen actuar de última hora, o bien que finalmente se abstienen de votar.  

Con lo que está ocurriendo, muchos ciudadanos, se bajarán de la barda. En este caso, no prevalecerá el abstencionismo en el escenario de las urnas tamaulipecas. 

  Todo lo contrario: la afluencia del voto, podría alcanzar niveles caudalosos. 

  Cientos o miles de familias tamaulipecas  optarán por alejarse de la marca PAN, dañada ya a estas alturas por dos temas duros de carácter estructural que en nuestro estado siempre han sido banderas bisagra, para cerrarle  o abrirle la puerta a los partidos políticos: la corrupción y los abusos de poder.  

Es cuestión de asomarnos al pasado político, justo en la víspera de la lucha electoral del  2016. En aquella ocasión, el candidato del panismo, Francisco García  Cabeza  de Vaca, supo apropiarse de una narrativa cuya parte medular, era el hartazgo contra los excesos políticos y la decadencia de un priismo,  que había llegado al final de su ciclo, en medio de pugnas internas, y el paroxismo social. 

 Hoy, aquellas proclamas  que tanto prendieron entre la población tamaulipeca, “de que se van, se van”, parecieran volverse contra sus creadores. 

 Toda aquella parafernalia propagandística del cabecismo, hoy luce desfasada, y en el peor de los casos,  convertida en un boomerang que se revierte contra  la Marca Tam, en las redes sociales. Pero no solo ahí, sino también, hasta en los lugares más apartados del estado. En los barrios urbanos,  en los ejidos, todo mundo pregunta y especula. Ciertamente, el interés  ciudadano se ha reavivado, de manera impresionante. 

 ¿Qué es lo que ha originado todo esto?  

¿Cuál ha sido el detonante, que ha logrado sacudir, la modorra de una sociedad que, hasta hace unas semanas, parecía estar todavía un tanto ausente  del tema político en Tamaulipas?   

 La fuerza que catapulta todo este vigor ciudadano, es justamente las acciones drásticas  llevadas a cabo por el Presidente AMLO en nuestro estado. Y es que, si antes del tema del desafuero, los tamaulipecos veían a López  Obrador como el benefactor de los programas sociales, hoy lo ven como una especie de justiciero político.  

 En otras palabras, el affaire cabecista,  ha terminado por activar  los íntimos  resortes de una alma tamaulipeca, ávida de justicia y de reivindicación. Este era el elemento que faltaba, y que ahora ajusta como anillo al dedo, en la actual realidad que se vive. 

 Bajo este contexto, donde la psicología colectiva ya ubicó  a los personajes  de la trama, especialmente a los villanos, difícilmente, y por más que se esfuercen las chequeras azules, le podrán quitar a la gente la idea de que, más que una persecución política, se trata de castigar excesos y desviaciones.  

  Ahora bien, con lo que está ocurriendo,  es muy probable que, arribemos a un punto,  en el que MORENA y sus candidatos, tendrán  la mesa servida. Aquí  ya dependerá  de que, no se pierdan en pugnas internas, por las candidaturas, porque hasta ahora, lo que se observa, es que el Presidente les está  abriendo una anchurosa brecha. 

  En los próximos días, habrá que ver si MORENA  sabe capitalizar su nueva posición, en la correlación de fuerzas.  Si se ponen listos, los morenistas, deberán de saber aprovechar de manera impecable su posición como innovadores y propulsores del cambio en Tamaulipas. Esto se debe a que llegarán a las campañas, con una marca política a la alza, en lo que a confiabilidad ciudadana se refiere. 

 No es el caso del PAN, donde su nomenclatura cabecista, en la vehemencia de su crudo enfrentamiento con el Presidente, está poniendo en riesgo el triunfo de sus candidatos y candidatas. 

 Hasta ahora, esa es una tendencia, que se irá acentuando, conforme avance el calendario de la elección. 

 Esto puede provocar que, solo las figuras políticas más fuertes, prevalezcan en el PAN.   

    Algunos diputados federales  o alcaldes panistas podrían concluir la elección, como los grandes sobrevivientes de la debacle. Y sería justo esta nueva configuración de fuerzas, hacia el interior  de Acción Nacional, la que definiría  su candidatura a la gubernatura en el 2022. 

    ¿De quien o de quienes estamos hablando?  En su momento lo veremos.