El Fogón…

Por: José Ángel Solorio Martínez.-

El día en que el Fiscal General de la Repúbica, Alejandro Hertz Manero, interpuso ante el Congreso de la Unión, la solicitud de liquidación del fuero del Ejecutivo estatal, es el inicio de la demolición de viejo régimen político tamaulipeco. (Se debe entender, como viejo régimen, la urdimbre de poder y las interacciones entre la autoridad y organizaciones sociales de la entidad generadas por el PRI y el PAN).
¿Bajo que artes se delineó esa forma de gobierno en retirada?
En términos políticos, el inicio de la modelación de ese régimen aterrizó en Tamaulipas el 10 de enero de 1989, Sí: la caída de Joaquín Hernández Galicia, en ciudad Madero, fue el banderazo para armar la arquitectura gubernamental local que el Presidente Carlos Salinas, pensó para la región.
A partir de ese acontecimiento –que dio un vuelco en la correlación de fuerzas de la comarca y aplastó al PRI que promovía al estado benefactor; para abrir paso al PRI promotor del mercado sobre el estado– las piezas para la cadena neoliberal en la entidad se fueron acomodando. Manuel Cavazos Lerma, aprovechó la estupefacción de gobernador Américo Villarreal Guerra, para operar como el representante del salinismo en el estado.
MCL, arribó al estado con tabla rasa. Las burocracias sindicales fueron desplazadas. Pedro Pérez Ibarra en Nuevo Laredo; Reynaldo Garza Cantú en Reynosa, Agapito González en Matamoros, Diego Navarro en Tampico, serían liquidados por los aparatos de Justicia de Salinas.
En el pecado, llevaron la penitencia.
En parte, por la desaparición de esos contrapesos –pervertidos y perversos como lo eran aquellos líderes sindicales, operaron como contrapesos a la autoridad gubernamental local– hizo sentir como personajes omnipotentes a nuestros gobernadores.
Yarrington, Eugenio, Egidio y Francisco García Cabeza de Vaca, gobernaron a placer. Sin contrapesos, sin partidos, sin dirigentes opositores potentes, el ejercicio de gobierno se excedió hasta llegar a límites de lo absurdo y de lo tragicómico. (Tomás, alguna vez mandó su helicóptero desde el IV Distrito a Victoria, para que le llevaran un palo de golf, porque le gustó un prado de la sierra para practicar su hobby; y Geño, dio contratos de obra pública hasta a sus choferes).
Aquella liquidación de los contrapesos institucionales, hizo emerger con un poderío inusitado al crimen organizado que ocupó –en buena parte– los espacios políticos vacíos dejados por la retirada de los actores obreros.
Quizá, ese es uno de los más perniciosos legados del neoliberalismo tamaulipeco: nos metió en la dinámica de violencia que todavía sufrimos los tamaulipecos.
El investigador del COLMEX, Arturo Alvarado Mendoza, afirma que en Tamaulipas, el PAN inicio su despegue como partido relevante, al momento en que el PRI optó defender las medidas neoliberales de su Presidente Salinas. Eso, dice el académico, hermanó al PRI y al PAN; sobre todo en la frontera norte de la entidad. Es decir: programáticamente, fueron tan semejantes, como hermanos gemelos.
Por eso, no hubo ni hay, diferencias en las formas de gobierno en los últimos cinco gobernadores tamaulipecos.
Es indudable, que este escenario da la oportunidad a MORENA para levantarse como la fuerza hegemónica en el estado.
¿Podrá el lopezobradorismo tamaulipeco, desplegar la tarea de construir un régimen diferente al que nos heredan los gobiernos del PRIAN?
¿Será capaz la clase política emergente, de superar la alternancia para dar paso a una verdadera transición política?
¿Quién encarna las cualidades de líder, para encabezar esos cambios tan necesarios y trepidantes que viviremos este sorprendente 2021 y el esperanzador 2022?
La sociedad tamaulipeca, ya perdió una oportunidad hace cinco años.
Con dos ex gobernadores en prisión, con un bono democrático de más de 700 mil votos, y con una ciudadanía emocionada, se tiró a la borda lo que bien pudieron ser los más auténticos vientos de cambios.
No se puede tirar al caño, esta posibilidad.
La construcción de un nuevo régimen, será la labor cívico-histórica más honorable que ciudadano pueda emprender.
Sólo falta, quién convoque.