Reflector/ Gilda R. Terán.

Hoy parece que todo el mundo se dice ser periodista por el simple hecho de aprovechar las redes sociales para  subir información de hechos de la vida cotidiana, y no es así,  porque  el verdadero profesional de la noticia  lucha para que se reconozca su  trabajo.

Y es que para marcar la diferencia, no es solo salir a la calle a buscar la noticia, es también identificar sus propias fuentes y contrastarlas,  y verificar siempre la información, para que su comunicación sea objetiva y veraz.

Se dice que fue un primero de enero de 1849 cuando nació en Tequila, Jalisco, Manuel Caballero, periodista y literato que revolucionó la industria periodística en el país y que es considerado el padre del «reporterismo».

Se le consideró como  el iniciador en México, por haber sido el primero que introdujo en los diarios capitalinos de la época finisecular, la forma sensacionalista de presentar las principales noticias en sus páginas.

Ya que en aquellos tiempos, la costumbre era  ofrecer las informaciones en simples y escuetas gacetillas, ya que los redactores de la prensa metropolitana no se preocupaban de darles una forma original, a sus investigaciones personales.

A lo largo de su carrera Manuel Caballero recibió varias distinciones y reconocimientos por su carrera periodística y literaria, fundó el diario «El Mercurio Occidental» y «El Noticioso».

Se le concedió el honor de ser  llamado «El decano del periodismo» por el periódico «El Demócrata, fallece un 4 de enero de 1926, de ahí es que es instituido este día en México como  “El día del periodista” como un homenaje póstumo a su gran trayectoria dentro de esta loable profesión.

Ciertamente quienes laboran o colaboramos con algún medio de comunicación, tenemos la responsabilidad de contribuir al clima de concordia, trabajo, unidad y confianza a partir de una comunicación oportuna, veraz y de respeto.

Por la sencilla razón que, es esta una oportunidad que nos da la vida para comunicar o expresar nuestras opiniones digna y serenamente, de todo lo vano y útil que gira en nuestro entorno, donde alienta a todos aquellos que han hecho del ejercicio periodístico su razón de ser.

Definitivamente creo que la clave para cualquier comunidad pueda lograr una transición exitosa hacia una sociedad con conocimientos, es la libertad de expresión y debiendo de admitir que esta no se nos ha dado para denostar, ni tampoco para ensalzar a los amigos sin merecerlo.

Sino que es la forma y el fondo de la objetividad,  por tanto pienso que la familia periodística deberá seguir luchando y  velando por una auténtica libertad de expresión.

Si bien es cierto y contundente que como consecuencia natural de la globalización y el vertiginoso avance tecnológico en la sociedad, los medios masivos de comunicación han incrementado de manera sustancial su presencia y como consecuencia natural su influencia en prácticamente todos los aspectos de la vida de nuestras comunidades.

“Felicidades a todos los que nos dedicamos a esta noble labor de comunicar el acontecer diario a la ciudadanía”.

Nos vemos en la próxima.

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