ORBE…

Por: Ma. Teresa Medina Marroquín.-

Con el 2020 a punto de fenecer y un sombrío 2021 que prácticamente ya llegó no se sintetiza fácilmente la ida y la llegada de ambos años, mucho menos los escenarios que se han presentado y los que están por arribar.

El tema político es, por antonomasia, el más importante que todo mundo aborda porque de lo que ahí emana depende cómo les vaya a los diferentes sectores de la sociedad, incluyendo el económico.

Desgraciadamente sus respuestas, dadas por diversos gobernantes y aspirantes a cargos de elección popular, son tan imprecisas o mentirosas que muchas y muchos nos atrevemos a pensar que las piedras encontradas por los arqueólogos hablan más verdades y revelaciones, que aquéllos que suelen prometer todo y al final entregan un balance de devastación social hecho deliberadamente.

La pandemia del covid-19 ha sido, para estos falsos redentores, el gran pretexto (caído como anillo al dedo, han dicho) de hacer de los presupuestos públicos y de otros asuntos derivados de los temas gubernamentales una gran oportunidad para que mucho más cómodamente las arcas públicas sean saqueadas sin misericordia.

Y otra vez, por miles de veces más, a comenzar de nuevo.

EL DESAFÍO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Es decir, a escuchar todo mundo interminables discursos y de nueva cuenta la ciudadanía a observar la misma historia (aburrida y corrupta) que, a pesar de que la incredulidad es la reacción del pueblo, a los candidatos parece que poco les importa el daño que sus respectivos partidos políticos han causado a la nación.

Y esto se pone peor cuando los partidos políticos son de nueva creación, aunque formados con la misma gente de siempre, como es el caso de Morena, cuya percepción social, no tan difundida, es que va en caída libre, por exagerada que parezca esa idea.

Del PAN, PRI, PVEM, PT, PRD y demás todos tenemos mucho que decir, desde lo bueno hasta lo malo, pero de Morena, al menos lo que ocurre en Tamaulipas, es que está plagado de conflictos y divisiones internas que le impedirán hacerse del control del Congreso Local aún presidido por Gerardo Peña Flores, aspirante a la Alcaldía de Reynosa.

BAJO SOSPECHA LA GENTE DE MONREAL

Y es que obviamente uno de los objetivos fundamentales de Morena es ganar la mayoría en el Congreso del Estado en manos del PAN, por lo que si pudiera lograrlo el 6 de junio se convertiría en un factor de poder muy relevante en la entidad, haciéndole supuestamente la vida de cuadritos al titular del Ejecutivo Estatal, Francisco García Cabeza de Vaca.

Pero si estamos hablando de un proceso electoral precedido por corrupción y sometido a la incredulidad de la gente, Morena en Tamaulipas no sólo lastra un grave problema entre sus políticos de mayor importancia, los cuales (se dice) no pueden verse ni en pintura.

Hablamos del senador Américo Villarreal Anaya, del director de RTC Rodolfo González Valderrama, del delegado José Ramón Gómez Leal, del diputado federal Erasmo González Robledo y de otros personajes que no han podido congeniar entre ellos y cuyos intereses se han vuelto irreconciliables, impidiendo privilegiar los propósitos de una eventual victoria electoral.

Para colmo, hoy surgen rumores de que el senador suplente Alejandro Rojas Díaz Durán y su abogado Marte Gómez (nieto del ex gobernador Marte R. Gómez) podrían estar involucrados en un fraude de venta de plazas federales de trabajo, ofertadas por un tercero a las órdenes de Rojas y Gómez.

Un escándalo que de confirmarse y tramado desde una casa del Barrio de Pajaritos en Ciudad Victoria, también salpicaría al propio senador Ricardo Monreal, padrino de Alejandro Rojas Díaz Durán, y uno de los políticos más poderosos de Morena que, tan allegado al presidente López Obrador, no ha permitido la armonía y el trabajo conjunto al interior de ese instituto político.

Finalmente a estas alturas sería muy irresponsable que las conductas morales y sociales de los próximos candidatos a diputados y presidentes municipales fueran calificadas al vapor, pues todas y todos se harían pasar por un contingente de seres angelicales.

Queda entonces la incredulidad y la ilusión de que un día llegue México una verdadera Revolución Democrática.

¡Feliz fin de semana!    

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