ORBE…

 

Por: Ma. Teresa Medina Marroquín.-

El 2021 electoral estará marcado, aunque parezca historia antigua, por la lógica del poder de los mandatarios del país, desde el propio Presidente de la República hasta los gobernadores de los estados.

Un aviso de esto (que no es precisamente una verdad de Perogrullo) fueron los comicios de Coahuila e Hidalgo donde el PRI se impuso a todas las fuerzas políticas, sorprendiendo incluso a su propia dirigencia nacional.

Suponer que los resultados electorales del próximo año estarán marcados por la influencia de quienes mandan en las entidades sería como afirmar que los delitos electorales serán una constante a plena luz del día, puede ser. Pero no dejaría de ser una interpretación cómoda y simplista.

Sin embargo, ahí tiene usted que al mismo tiempo en el plano federal y en los gobiernos estatales de Morena, el padrón de beneficiarios va por la ampliación o conservación de los dominios políticos en sus respectivas regiones.

Esto último incluye la fuerza (arbitraria) del Gobierno Federal para intentar reprimir a varios mandatarios por la vía de las querellas penales, sobre todo a los ejecutivos estatales que han propuesto y gestionado una mayor equidad del presupuesto federal.

Evidentemente en este grupo se encuentra el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca que ha buscado por todos los medios políticos y con argumentos de alta recaudación fiscal de parte de Tamaulipas, la consideración de la Federación.

Sin embargo, la cerrazón y las mentadas de madre en idioma tabasqueño han sido las respuestas generadoras de un tenso ambiente nacional, en una época en donde —¡por el amor de Dios!— todos los mexicanos deberíamos estar sacando juntos al buey de la barranca.

2021 SERÁ UN AÑO CRUCIAL

La lista de los gobernadores comprende también a Enrique Alfaro de Jalisco y Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” de Nuevo León, así como a Javier Corral de Chihuahua, citando junto al de Tamaulipas como los defensores de un federalismo moderno.

Pero enfocando el tema, la perspectiva que pocos ven venir concentrados en encuestas “a la carta” y en comentarios especulativos, tiene una percepción a la par no sólo con la polarización del país sino con el riesgo de que la disputa por el poder provoque un caos que acabe por destruir lo que la crisis y la pandemia no lograron abarcar.

Me refiero al factor confianza hacia muchos (obviamente no todos) que llevan la misma línea de imponerse por otros medios en los comicios que vienen el próximo año.

¿Dónde veríamos entonces los grandes cambios de la nueva época llamada Cuarta Transformación (4T) y su énfasis en la democracia y su fruto mayor el Estado de derecho?

Se corre el alto riesgo de que por esa lógica de poder de los jefes políticos del país, comenzando por López Obrador, la transformación de México se postergue. Y ello agravaría las diferencias políticas y por ende las sociales, en una pugna que sólo se resolvería como los propios gobernadores lo han propuesto: por la vía del diálogo, desechando el pensamiento radical.

No cabe duda que el 2021 será un año crucial para todos en este país, un ciclo de enormes riesgos, donde los dos grandes polos de la política nacional no han podido converger, y por lo tanto sus candidatos oficiales a las 15 gubernaturas, a las diputaciones federales y locales, y a las presidencias municipales llevarán el apoyo tácito de sus respectivos gobiernos locales.

Será como una regresión y al mismo tiempo una medida de última hora que sirva de muro de contención a la gravísima soberbia que conoce muy bien los problemas de todo el país, pero que le encanta no esforzarse en buscar las soluciones.

SÍNTESIS Y EJEMPLO

En Tamaulipas esa lógica de poder ganaría para el PAN el Congreso Local y la mayoría de las 43 presidencias municipales, porque otra alternativa es el suicidio político y abrirle las puertas de par en par a los nuevos poderes federales que de por sí ya su gestión se volvió totalmente insoportable.

¡Feliz miércoles!

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