ORBE…

Por: Ma. Teresa Medina Marroquín.-

Cuando el pueblo de México saltó de la infancia a la madurez democrática (brinco gigante que pasó por alto sus etapas de adolescencia y juventud) su conciencia se expandió a niveles extraordinarios.

No fue una transición gozosa sino desgarradora por la corrupción violenta de caciques y autoridades dedicados a infligir sufrimientos extremos a la población a fin de enriquecerse.

Una historia que formó parte de la era partido-Estado y cuya “clase política” arrebató las riquezas que le pertenecían al pueblo de México, despojándolo hasta de su fe en la solidaridad.

Ahora muchos políticos que buscan ser alcaldes, diputados y gobernadores se horrorizan ante un escenario plagado de dificultades para destacar en ese ámbito.

Pues olvidan que lo importante ya no son los discursos usualmente increíbles y obviamente mentirosos, sino lo que se haga en el ejercicio del poder.

Y a pesar de que el pueblo jamás olvidará la enorme ola de empobrecimiento que destruyó al país, hemos de reconocer que sí existen aún discursos políticos que contienen sustancia y credibilidad.

De otra forma nadie llegaría al poder si no es por esa vía que es imposible que demuestre obras, y que dando paso a la deliberación ciudadana no tiene de otra más que creer aunque poniendo al candidato “bajo las reservas de ley”.

Significa que ya nadie es tan suficientemente honesto y competente para creerle.

EL PUEBLO SIEMPRE PAGA LAS CONSECUENCIAS

Bajo ese contexto donde una gran proporción de la credibilidad se perdió, habrán de llevarse a cabo las campañas y el proceso electoral del próximo año.

A tal grado que quizá no sean las autoridades del Instituto Nacional Electoral (INE) como sus equivalentes en los estados, el Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM) por ejemplo, las que exijan exámenes psicológicos y de confianza a todos y cada uno de los candidatos a puestos de elección popular.

Sin embargo, demos por hecho que importantes sectores de la sociedad sí exigirán que los políticos que aspiren a los cargos señalados no sólo tengan la obligación de presentar sus declaraciones patrimoniales, en las que tantas veces mienten y permanecen impunes.

Esas exigencias ciudadanas pedirán, y esperamos que sea pronto, como ya ocurre en otros estados, que los candidatos se sometan a exámenes antidoping, de conocimientos, prueba de polígrafo y esencialmente evaluaciones que a la gente le permita ver cuál es la verdadera salud mental de los aspirantes.

Increíblemente esta idea y propuesta no ha sido incluida en la ley de la materia como requisito fundamental para quienes aspiran a representar al pueblo, acostumbrados los mexicanos a pagar eternamente y sobre la marcha las consecuencias de las locuras y las mentes criminales de los que mal gobiernan.

No es justo que sólo una pequeña parte de ese aparato de poder como policías y ministerios públicos sean sometidos a exámenes de confiabilidad, en tanto que a individuos postulados para tareas de alta responsabilidad política y social ni siquiera se les sugiera.

LO QUE PIDEN LOS PSICÓLOGOS DE JALISCO

Una de las propuestas que sobresalen en el ámbito político-electoral es la que han trascendido psicólogos del estado de Jalisco, pertenecientes a la Universidad de Guadalajara (UDG), las que sumadas a peticiones semejantes de otras entidades, fortalecerían el sentido fundamental de la política democrática.

Señalan que a la sociedad no le consta que ninguno de los precandidatos esté equilibrado mentalmente, y que ante la alta responsabilidad que buscan asumir, tomando decisiones de gran impacto, podrían arrastrar a millones de personas por causa de sus desvaríos.

Refieren que al modelo electoral se le deben incorporar cambios, que al menos en ese aspecto le den al ciudadano información clara y precisa del equilibrio emocional de los aspirantes a alcaldes, diputados y gobernadores.

Subrayan que estos futuros servidores públicos deben esclarecer su equilibrio emocional y calibrar las consecuencias de sus actos.

Vale la pena preguntar si en Tamaulipas los próximos candidatos a las alcaldías y diputaciones locales y federales tendrán la integridad moral de comprobar mediante un examen psicológico su salud mental, ganando con ello la confianza de que sus determinaciones serán las correctas.

¡Feliz miércoles!

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