ORBE…

Por: Ma. Teresa Medina Marroquín.-

Nadie en su sano juicio tiene la mínima duda de que la intención del presidente Andrés Manuel López Obrador, de moralizar al país al máximo, arroje en su momento resultados que coloquen a México entre los países de mayor democracia y civilidad.

El atorón para viabilizar lo anterior radica en que debido a la polarización generada precisamente por AMLO, los poderosos grupos políticos quizá retarden, deliberada o involuntariamente, un proyecto de nación que llamada Cuarta Transformación (4T) aún no ofrece al país resultados claros y convincentes.

Y mientras la 4T no ha dado a nadie beneficios, excepto a una minoría, las ásperas maneras del nuevo régimen provocan que la oposición, desde el PAN hasta el PRI, se reagrupe y, a pesar de que se diga que oposición como tal no existe, continúe sin cesar una protesta de fuertes dimensiones y recursos legales presentados ante el Poder Judicial de la Federación.

Eso ha llevado, fíjese usted, a que de varios días para acá se desate un siniestro rumor que apunta a que habrá en este país un atentado contra el Titular del Ejecutivo Federal.

¿De parte de quién, según esto? Obviamente nadie sabe. Y aunque supieran también nadie lo diría.

LA IRA DE LOS EX PRESIDENTES

La lógica de este probable atentado lleva a pensar en algunos ex presidentes. Comenzando, dicen, por Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

¿Qué cuál es mi punto de vista? Se los digo: yo sólo sé que no sé nada. Salvo lo dicho en las redes sociales, incluido Alfredo Jalife-Rahme, cercano al tabasqueño.

Se habla de que esa lógica de pensar en la ira de cuatro ex mandatarios federales obedece a que han sido avisados de que serían enjuiciados.

Y eso alarma al más poderoso y pone bravo al más apacible, por la razón de que no existen ni siquiera procedimientos previos para sentar en el banquillo de los acusados a uno de estos cuatro o a los cuatro juntos.

Que merezcan ser sometidos a un proceso judicial depende de las pruebas presentadas por la parte acusadora. Mientras tanto no deberían ser barridos ni trapeados sólo por las reacciones “furibundas” de una minoría que exige juicios sumarios.

Y no porque se les defienda o porque a estos ex presidentes se les deba un miserable favor, pues ni siquiera nos hicieron en el mundo de sus sexenios.

Pero la cuestión se llama Estado de derecho. Y si estos poderosos corren el riesgo de parar en la cárcel, entonces muchísimo más cualquiera de nosotros sin respetarse garantías constitucionales y presunción de inocencia iría directo al penal sin tocar baranda.

Tanto fárrago de dimes y diretes tiene a muchos en alerta y con el ojo pelón día y noche. Motivo por el que semejante estrés pudiera ser aprovechado por los adictos a la anarquía y la tragedia.

No queremos imaginarnos lo peor, pero sí México está al borde del abismo, con sus grupos de poder político fuera de sí, un atentado al Presidente de la República sería abrirle la puerta de par en par a la intromisión de poderes extranjeros, seguramente a la superpotencia número uno del planeta.

Por lo tanto, toda esa clase política bien sabe a lo que le anda tirando, jalándole la cola a Satán.

HACIENDO COMO QUE PURGAN AL SISTEMA

Y respecto a la guerra declarada a la corrupción, ya también se habla de que Andrés Manuel no irá más allá de que sus metas justicieras se conviertan en una descomunal campaña político-electoral.

Por si usted no lo cree, suman 21 meses de gobierno ¿y apenas van según esto por varios tiburones? ¿Por qué tanta tardanza? ¿A qué se dedicaron las fiscalías durante 630 días?

Y sobre todo, ¿por qué coincide todo con las elecciones de 2021?

Más que junto con pegado, el asunto es que estando México en la nada económica y social, excepto la bendición de Dios y la inercia que llevábamos, se logra inferir sin mucho cerebro de por medio que se repite la estrategia tan trillada de hacer como que purgan al sistema.

Igual que Miguel de la Madrid con su renovación moral de la sociedad que jamás llegó, hasta la letanía delirante de López Obrador que jura que la corrupción ya se acabó, ¿repartiendo miles de contratos federales por adjudicación directa? No es para reírse, pero provocan carcajadas.

¡Excelente inicio de semana!

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