No es que se quiera mortificar a la gente, más de lo que está en estos tiempos, pero la verdad es que lo peor de la crisis de salud que vivimos está por venir.  

En cuanto a contagios y muertes, por la pandemia, la situación es alarmante, el COVID-19 sigue galopando por territorio nacional y tal parece no hay quien le detenga, las cifras de enfermos y decesos sigue al alza mientras que las autoridades pareciera ya solo se concretan a dar números, a pedir que la gente se quede en casa y resignados esperar que los semáforos cambien de color. 

Los sistemas de salud están rebasados, todos los días vemos en medios de comunicación nacional que las instituciones hospitalarias están a tope y no se atiende, ni siquiera, otro tipo de enfermedad porque el COVID-19 lo tiene invadido todo.  

Aun así, los mexicanos responsables hacen lo propio para, en la medida de lo posible, contener los contagios, atienden las recomendaciones de quedarse en casa y se gastan hasta sus ahorritos en pagar los servicios básicos pues muchos siguen sin poder trabajar, sin generar para su economía amortiguar. 

Ya se comienzan a ver los estragos, cada vez hay más muertos e infectados de COVID y con ellos crece la desesperación y desilusión de la población, el estrés y el miedo van en aumento.  

Se ve desolación y abandono por todas partes, los que perdieron sus empleos como daño colateral de la pandemia sufren por encontrar como sobrevivir, y a los empresarios que reabrieron sus establecimientos ahora no hay quien les consuma, bajan las ventas porque no hay dinero, la economía nacional y la local están colapsando.  

Cada día se resienten más los estragos de la pandemia, lamentablemente al paso que vamos y si no nos aplicamos todos la situación estará peor, no habrá pronta recuperación de salud ni de la economía. 

Los datos del INEGI muestran un panorama bastante desolador, marca que el 90% de las empresas reportan afectaciones económicas, que disminuyeron sus ingresos. 

Razón por la que el 60% de las empresas tuvieron que instrumentar un paro técnico como medida para no colapsar, son más de 10 mil negocios y empresas las que han cerrado sus puertas a causa del COVID, el desempleo aumenta y con ello, la pobreza y violencia.  

Se han perdido en México 1 millón 113 mil 617 empleos por los estragos de la pandemia, bueno, hasta el corte de la información del IMSS, seguramente hoy se contabilizan más.  

Para muestra está la cantidad de empleos, las pérdidas millonarias que se registraran en la región cañera tamaulipeca luego del cierre del ingenio en Xicoténcatl, donde la compañía azucarera cerrará sus puertas después de 70 años generando dulzura no solamente a Tamaulipas sino a todo el país.  

En fin, la situación es que la crisis de salud continua haciendo estragos con sus daños colaterales en el país, la cantidad de contagios y decesos es alarmante, pero también muy alarmantes son la cantidad de empresas que han cerrado total o parcialmente dejando sin empleo a miles de mexicanos que hoy no saben cómo sobrevivir. 

También alarmante es la cantidad de personas que comienzan a caer en la desesperación por la falta de recursos para hacerle frente a la pandemia y lamentablemente con el alza de contagios, las instituciones de salud rebasadas, pues hay más familias desintegradas, economías colapsadas y, aunque duela decirlo, lo cierto es que lo peor todavía está por venir.  

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