PODER POLÍTICO…
Por: Ciriaco Navarrete Rodríguez.-
Las fuerzas políticas, ya se están preparando para participar en lo que debe ser una sana confrontación electoral en Tamaulipas, cuyo calendario para el inicio del proceso eleccionario, será dado a conocer por el Instituto Electoral estatal (IETAM), en el ya cercano día 20 de enero del presente año 2019, lo cual significa que en escasos seis meses ya habremos elegido a las, y los diputados que integrarán la LXIV Legislatura del Congreso del Estado.
Pero es evidente que ese inicio ya ha sido anticipado por las, y los tamaulipecos que aspiran a ganar alguna de las curules del Poder Legislativo que entrará en funciones el día uno de octubre de este mismo año, y como sabemos, habrá quienes logren las curules aprovechando su derecho a reelegirse, pero igual que las, y los aspirantes que por primera vez vayan a contender por la diputación de su respectivo distrito electoral, tendrán que dar la pelea mediante una inteligente y convincente campaña electoral.
En ambos casos, las, y los aspirantes a ser legisladoras y legisladores, que integrarán la referida LXIV Legislatura de Tamaulipas, tendrán que rifársela, insisto, por medio de una pacífica, inteligente y convincente propuesta electoral, mediante la cual, puedan lograr captar la mayoría de los votos que depositarán en las urnas, más de un millón de electores de la geografía política del esforzado pueblo de Tamaulipas, en los comicios que se llevarán a cabo el día uno de junio del presente año 2019.
Pero más allá de las fechas y otras peculiaridades intrascendentes, lo más importante tiene que ser la plena conciencia y el compromiso de conocer las responsabilidades que implica el hecho de llegar a ser un eficiente, creativo, propositivo, cumplido y patriótico diputado local, porque es público y notorio que ya hay quienes se están lamiendo los labios por su ardiente deseo de saborear las mieles del poder, que escurren a chorros cada quincena de abultados pagos, y que, a no dudarlo, caen directamente al bolsillo de cada legisladora o legislador.
Sobran ejemplos de los aspirantes que solamente piensan en servirse del Congreso del Estado, y que se han enriquecido a costa del empobrecimiento sistematico del sufrido pueblo de México, y esos paradigmas los encontramos en el ámbito federal, así como en los pasados Congresos y en las instancias gubernamentales de los Estados de toda la República Mexicana.
Sin embargo, todo parece indicar que vamos a disfrutar de una buena pausa de los vicios de la corrupción acostumbrada por los regímenes anteriores, pero eso no deja de ser una simple suposición, porque en la mentalidad de la gran mayoría de nuestros políticos, está demasiado arraigada la cultura de los hábitos de profunda corrupción.
Y aunque muchos, por largo tiempo van a ser huéspedes de las cárceles del país, no hay duda de que harán uso de las múltiples lagunas jurídicas de las que adolece nuestro Estado de Derecho, y la propia Constitución General de la República, y sin duda, muchos de nuestros compatriotas super deshonestos pagarán a los abogados más caros, con tal de lograr evadir la justicia, aunque en realidad sen grandes paradigmas de la deshonestidad.
Y retomando el caso de la sana confrontación electoral que se habrá de llevar a cabo en la geografía política de Tamaulipas, es oportuno aconsejarles a los aspirantes a legisladoras o a legisladores estatales, que se preparen a conciencia plena para que le cierren el paso a la parafernalia retórica, a las falsas acusaciones, a la diatriba, y que no se den el lujo de pasar por encima de los saberes verdaderos, a cambio de las falsedades que suelen proferirse a voz en cuello, en materia de políticas públicas.
Y como lo aconsejaba el filósofo alemán Carlos Marx, los buenos pensadores no se deben dejar seducir por el “canto de la manada”, o lo que es lo mismo, hay que evitar ser arrollados por el vendaval de las simples creencias hipotéticas porque con facilidad nos pueden llevar al despeñadero, allá donde ninguna víctima suele sobrevivir, por inocente que sea.
Lo anterior, es parte de los criterios y los díceres coloquiales, pero en honor a la sana verdad de las ideas y de los procedimientos políticos que son la etapa propedéutica del ejercicio del poder público, es aconsejable pasar de las simplezas del pensamiento humano, a los profundos razonamientos propios de la epistemología de la razón, porque solamente de esa manera habremos de encontrar el justo medio, que justamente, satisfaga y enaltezca la dignidad del ser humano.
De esa manera las, y los políticos que se comprometan a navegar en el universo de los saberes verdaderos, deben tener muy en cuenta, que no podrán avanzar si se despojan de la metodología dialéctica, la cual equivale a transitar de lo sencillo a lo complejo, y en su caso, se debe saber trascender en sentido contrario, pero sin olvidar que de esa manera se deben complementar ambos polos del pensamiento humano.
Lo anterior me recuerda un hecho anecdótico, de una confrontación académica que protagonizaron dos de mis colegas maestros, ambos doctorados en educación superior, pero lo que me extrañó fue que el maestro Pablo preocupado porque su hijo había reprobado en Matemáticas, por tercera ocasión, y consciente de que el muchacho no era culpable, sino que se trataba de errores docentes, acudió ante el Director de la Escuela Preparatoria, y lo hizo con el sano ánimo de enterarse del error pedagógico y didáctico del que estaba siendo víctima su hijo.
Por su parte, el Director, de nombre Pedro, mando llamar al maestro de Ricardo, que impartía la clase de MATEMÁTICAS, y que en efecto había cometido el abuso didáctico de haber reprobado al hijo de mi colega Pablo, quien al escuchar la errónea explicación del referido maestro, se le ocurrió preguntarle, en franca defensa de su hijo: ¿Cuál es fundamento dialectico en el cual, como maestro de Matemáticas, Usted sustenta el proceso de enseñanza-aprendizaje?
Pero asómbrense mis amables lectores, porque el maestro Ricardo, solamente acertó a confesar que nada sabía de dialéctica, y que sin duda Arturito, el alumno al que había reprobado en tres ocasiones, estaba siendo víctima de los errores didácticos de sus propias enseñanzas.
Dicho sea de paso, se trata de una anécdota verídica de un hecho penoso que sucedió en el pasado año 2018, aquí en la ciudad capital de Tamaulipas, pero el desenlace fue feliz, porque el muchacho, finalmente aprobó la materia.
Que pena que haya en México, miles de casos semejantes al aquí narrado, pero todo se debe a que el magisterio nacional ha sido víctima del adoctrinamiento para servir como instrumento electoral, porque a lo largo de un siglo, ha importado mucho más la conservación del poder presidencial, que el desarrollo educativo y cultural del pueblo de México, y por lo visto todavía prevalece aquella sentencia usada por algunos religiosos fanáticos, y que a la letra dice: “suerte te de Dios, que el saber, poco importa”.
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