Ni la magia de una mañanera puede desaparecer  los hechos y las estadísticas:  en menos  de dos años, los grupos de la violencia organizada han derrotado al gobierno de la república. Aquí la pregunta sería en el siguiente sentido: ¿los altos mandos de la 4T en el tema  duro, perdieron la guerra o se unieron al enemigo? O sea, ¿problemas de ineficiencia o de corrupción? ¿O ambas cosas?

 Ni los neoliberales  panistas  y priistas. Y ahora tampoco  la  izquierda vestida   de Cuarta Transformación,  han podido  con el problema de la inseguridad  en México. Esto ya es un hecho muy  lamentable, cuya evidencia   se refleja en  el regreso a  las calles  del ejercito y de la Marina, las dos alas armadas más  importantes del Estado mexicano.

Este rotundo fracaso  del Presidente más votado en la historia reciente del país, es mucho más  espectacular, porque lo tuvo todo para hacer los cambios necesarios.

 Las  circunstancias se le dieron a plenitud, prácticamente  se le concedieron todos los deseos que un político puede anhelar, para  resolver  el problema número uno  de la república.  Me refiero a  la mayoría en las dos cámaras del Congreso. Y el control pleno sobre los poderes Judicial  y Ejecutivo.

 Francamente, no hay pretexto que valga. ¿A quien echarle la culpa  ahora?  A Peña  Nieto,  a Calderón? Por supuesto que  ambos ex presidentes tienen gran responsabilidad en todo este caos. Pero, de igual manera,  el sexenio obradorista no puede evadir los costos  de sus desaciertos y de su fallida  estrategia, especialmente el estrepitoso fracaso de la llamada Guardia Nacional.

  La Guardia Nacional,  es una institución creada por el gobierno de AMLO, mediante decreto del 26 de marzo de 2019. Su escudo es un círculo, con un águila erguida en actitud poderosa,  con las dos alas extendidas, devorando  a una serpiente. Su lema es: “Justicia y Paz”. Pero ni lo uno ni lo otro han conseguido. Para empezar,  el primero de julio, (justo un día después  del inicio de sus operaciones),  los grupos delincuenciales le dieron la bienvenida a  la GN  en Tabasco, la tierra de Obrador, con cuatro vehículos incendiados, y el cierre de   accesos y salidas,  sobre la carretera federal  Villahermosa-Teapa.

La  derrota en el tema de seguridad, o las complicidades  como se le quiera llamar, ya las  había planteado, el autor  de este espacio,  en días recientes. En una columna donde  escribo que, por las señales  que está enviando AMLO, pareciera que  le va a ceder  un próximo periodo de poder al cabecismo. A  continuación reproduzco los dos párrafos alusivos:

“En cuestiones  de seguridad,  el estilo obradorista,  de dejar hacer y dejar pasar, no tiene ninguna diferencia con el que en su momento estableció  por estas tierras, el célebre chino hidalguense  Miguel Angel Osorio Chong, y los mandos castrenses, alineados en la estrategia de Peña Nieto”.

 “Los tamaulipecos  de las tres principales regiones  de nuestro estado, sabemos que las cosas no han cambiado. Y que  la tan mentada transformación,  en el tema duro que a todos los interesa, no fue más allá de un juego de palabras que su momento,  sirvieron para  enardecer a las multitudes,  en aquellos mitines previos a la elección del 2018”.

Muy temprano, la historia nos concede la razón, cuando  vemos que la institución emblemática  con la que el Presidente  López  Obrador  prometió  acabar con la violencia organizada, hoy se bate en retirada, y cede su lugar a quienes  siempre debieron estar ahí: los marinos y los soldados.

 En el  2019,  la violencia  en México, estableció  record  de homicidios, que superaron a cada uno de los dos sexenios anteriores, en un promedio de 2.5 por ciento. Y ya en el 2020, en plena pandemia, en lugar de disminuir, la violencia  ha ido a la alza. El 20 de abril pasado, es registrado por los medios, como el segundo más violento en el gobierno obradorista. Ese día se cometieron 114 homicidios.

El pasado nueve de septiembre de 2019, durante  una gira por Tamaulipas, el Presidente  AMLO en lugar de presentar una estrategia clara y definida contra la violencia organizada exclamó: “Estamos llamando a que nos portemos bien. Ya, al carajo la delincuencia, fuchi, guacala. Es  como la corrupción, fuchi, guácala!”

  Días antes, el 28 de agosto, muy cercano a  su primer informe de gobierno,  AMLO  reconoció  que la seguridad y la paz social, son las principales deudas de su gobierno con el pueblo de México.

Hoy,  en el curso de su segundo año de poder, las cosas  están todavía peores.

—–FERNANDO  CAMPOS: ¿LE TIRAN AL PUNTERO  EN VICTORIA?—

  Dicen que estar en la cima de las preferencias para un cargo de elección popular, tiene naturalmente,   sus  respectivos costos políticos.  Esta precisamente, es la circunstancia que está viviendo  el titular del ITACE, Fernando  Campos, mismo que  a decir de muchos, es el mejor posicionado rumbo a la alcaldía que actualmente ocupa Xico González  Uresti.

Hace varias semanas,  Campos Martínez fue muy reconocido en las redes, después de que puso a disposición  de médicos y enfermeras,  el transporte de su institución. Debemos reconocerle que  Campos tiene visión  de la coyuntura y de la política social. Tal vez, por eso en la primera esquina  de palacio, ya lo ven como el que podría rescatar el palacio del 17,   ante los garrafales errores  de Xico. Aunque el tema apenas empieza, pues dentro del mismo cabecismo, hay varios tiradores. Eso sin contar a la oposición morenista y priista, que también traen lo suyo.

Pero, por el momento, el que se ha sabido manejar con mejor tino, es Campos. ¿Por eso le estarán tirando? Saque conclusiones.