Por: Ricardo Hernández…

Hace tiempo conocí a un buen amigo cuyo nombre no lo menciono porque las veces que le he dicho que si me autoriza mencionarlo en algunas de mis columnas, tras unas carcajadas me ha dicho: “¡Así déjalo camarada!”. En lugar de escribir su nombre lo voy a mencionar como mi ‘coach’ (entrenador en español). ¿Por qué? Bueno, lo que pasa es que mi coach tiene un talento extraordinario que muy difícil se puede ver en la mayoría de las personas.

Me refiero a que es un gran motivador. Las veces que me he sentido confundido, desanimado o que no le he podido encontrar la punta al hilo, es cuando recurro a mi coach para pedirle consejo. A estas alturas en que nos hemos llegado a conocer más, estoy seguro de que soy capaz de adivinar lo que me va a responder ante cierta situación que yo le plantee.

Por ejemplo, si le pregunto: “Oye coach, le puse un título a mi columna, pero creo que es un poco largo, ¿qué opinas de la extensión?”. Su respuesta sería algo más o menos en este sentido: “Camarada, no te preocupes tanto por lo largo del título, aunque todo lo que tu escribes me parece que está bien, salvo que el director del periódico tenga reglas estrictas como para prohibir los títulos extensos; fuera de ahí no le veo ningún problema”.

Si la preocupación mía es sobre un error ortográfico, su respuesta sería más o menos así: “Camarada, cualquier novela que tú me digas, la que tú gustes o mandes, lleva un error ortográfico; si es por eso, despreocúpate, no eres el único”.  Si me llego a sentir mal por una enfermedad, mi coach es capaz de decirme: “Camarada, haces muy bien en estar en cama, primero es la salud. Descansa, si necesitas algo me hablas”.

En estos días en que me la he pasado gran parte del día aprendiendo a maquetar libros, le pedí su opinión sobre lo que estoy haciendo; mi coach me dijo: “Camarada, estás en lo tuyo, no cabe duda de que te vas a hacer un experto en maquetar tus propios libros”.

En cierta ocasión le comenté: “Oye coach, ¿no crees que te equivocaste de carrera? Lo tuyo es la motivación; en parte he llegado hasta aquí por todo el apoyo moral que me has estado dando”. Mi coach respondió: “Camarada, yo disfruto lo que hago”.

Algunas veces y en tono de broma mi coach me ha dicho: “Después te voy a presentar un gran coach de a deveras, su nombre es Ricardo Hernández”.

¡Hasta pronto!