CUADRANTE POLÍTICO…
POR: FERNANDO ACUÑA PIÑEIRO—
La elección federal del 2021 en Tamaulipas, será una de las más reñidas. Esto obedece fundamentalmente a dos motivos: después de los próximos comicios federales, lo que sigue inmediatamente en el estado, es la elección del 2022 por la gubernatura.
En esta ocasión, no habrá mucho margen para recuperar terreno, para quien resulte derrotado del PAN o de MORENA.
Y el segundo factor, es que la marca “Tam”, busca imponer ya desde ahora, hacia el interior, una señal sucesoria contundente, con el fin de evitar desgastes intestinos a corto y mediano plazo.
Por lo que hasta ahora se está viendo, el gobernador García Cabeza de Vaca, les está diciendo a los integrantes de la clase política panista: “no se equivoquen, la definición ya está dada”. En otras palabras: el delfín panista de la gubernatura, ya está a la vista de todos.
Una segunda aportación, complementaria que refuerza nuestro análisis, es la siguiente: en el 2021 y en el 2022, no ocurrirá, como sucedió en el 2018 y en el 2019, cuando primero MORENA, arrasó con las diputaciones federales, senadurías y Presidencia de la república, pero al año siguiente, el PAN les devolvió la golpiza electoral, ganándoles por nocaut, el Congreso del estado.
Me parece que, en este escenario que se avecina, se cumplirá ese refrán que asegura: el que pega primero, pegará dos veces, o sea, el que gane el 2021, se colocará ya de hecho, como el mejor perfilado para ganar la gubernatura del 2022.
En este sentido, el que parece tener una mayor ventaja, del PAN y MORENA, es el primero de ellos, por su condición de dueño del poder en el estado, pero ante todo por la cohesión y la disciplina de que está haciendo gala, al manejarse como una sola voluntad política, evitando los golpeteos y la dispersión.
Ahora bien, no todo es miel sobre hojuelas para el panismo. Creo que, en los meses sucesivos, deberá de demostrar capacidad incluyente y de organización, para convencer a los grandes sectores sociales que se mantuvieron arriba de la barda en estos comicios del 2019.
Recuerden que, la votación en los pasados comicios por el Congreso local, fue de apenas poco más del 30 por ciento. Lo anterior, nos permite adivinar que, en la reciente justa democrática, casi un 70 por ciento permaneció agazapado, y sin emitir su veredicto en las urnas.
Ese es justamente el reto del panismo: el de atraer a esos grandes conglomerados sociales hacia su molino, para ganar el 2021. Pero en estas mismas se encuentra MORENA, pues el hecho de que el 70 por ciento no participó, eso no quiere decir que, ese espacio de abstencionismo, fuese morenista. Realmente, no sabemos por donde se irán, estos cientos de miles de electores. Y tampoco es predecible su futura conducta en las urnas, ya desde ahora.
Mientras se define dicha incógnita, y volviendo con el tema titular de esta colaboración, lo que sí es un hecho, es que, en el Partido Acción Nacional de Tamaulipas, sin necesidad de cónclave, ya podemos decir que, ha empezado a salir humo blanco.
El parto político de una nueva propuesta, que vendrá a cumplir con una segunda etapa de la consolidación del cambio, formulado inicialmente por el PAN, ya está entre nosotros.
Mientras MORENA, se hace garras, los saltos del delfín, en el mar azul, son cada vez más altos.