Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

Faltan poco más de seis meses para que se inaugure la Copa Mundial de Futbol 2026, en la que participarán 48 selecciones nacionales.

Sin embargo, desde el sorteo para definir a los 12 grupos –realizado el día 5 próximo pasado en Washington–, aquí en México se habla en todos los ámbitos del encuentro contra Sudáfrica, con quien la escuadra nacional se medirá en la apertura del torneo; así como de su segundo partido, contra Corea del Sur; y del tercero, cuyo rival aún no se define… pero será un equipo europeo.

A quienes les apasiona el balompié, poco les interesa la polémica desatada por la usura que en esta justa exhibe la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), con el costo de las localidades para los encuentros que tendrán lugar en Canadá, Estados Unidos y, por supuesto, en estadios de nuestro país localizados en Guadalajara, Monterrey y la Ciudad de México.

Realmente son ofensivos los precios, pues para el partido inaugural un solo boleto, en las filas más altas del Estadio Azteca, cuyas butacas se ubican en las cuatro esquinas, al momento se venden en cerca de 55 mil pesos.

Las centrales, también de la zona superior del costo, en 76 mil.

Y así, conforme baja la ubicación de la butaca, dependiendo los niveles, se incrementan los precios, hasta alcanzar en los centrales del plomo medio un costo de casi un millón de pesos.

Esto, si el comprador del boleto lo hace ahora…

¡Ah!, pero si por una caída del sistema cibernético de la FIFA no puede adquirir sus entradas con anticipación, y realmente quiere acudir al estadio, tiene que pagar ‘la reventa’…

Entonces los boletos los compraría casi al doble… o más caros.

¿Y quiénes pueden pagarlos?

Obviamente, sólo los ricos.

Aunque igual las localidades de mediano y menor costo, quienes son fanáticos del fútbol, aunque para ello algunos empeñen hasta el alma, pues el fanatismo por el llamado juego del hombre es característica de un nutrido grupo poblacional, donde asoman altos servidores públicos.

Hacer un par de días, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sin querer queriendo, reconoció que el pueblo de México no puede cubrir las tarifas de la FIFA para presenciar el primer partido del tricolor.

Por eso afirmó que no asistirá al partido inaugural y que en cambio lo verá vía televisión, acompañada del pueblo en la Plaza de la Constituión de la Ciudad de México.

En su conferencia mañanera, fue cuestionada sobre su decisión de no asistir al partido inaugural, preguntándose:

 “¿Cuánto cuesta un boleto?”.

Así que, afirmó:

 “Yo voy a ver la inauguración aquí con la gente en el Zócalo. Y voy a darle mi boleto a alguien que nunca tendría la oportunidad de ir. No tiene nada de malo. Al contrario, representa lo que somos. Yo voy a estar aquí con la gente”.

Y garantizó que en caso de que vengan jefes de estado a ver el partido inaugural, podrían establecer visitas y reuniones políticas con todos los protocolos que deben tener.

Como fuere, ¿usted cree que algunos altos funcionarios federales, estatales y municipales se pierdan la oportunidad de ir al partido inaugural?

Claro que no.

Y lo peor del asunto sería que lo hicieran con recursos públicos, como ha ocurrido en otros eventos.

Por cierto, México registra una enorme afición al fútbol soccer, y según las mediciones más recientes (realizadas en 2024 y 2025), alrededor del 50 por ciento de la población adulta se apasiona con el balompié, lo que se traduce en aproximadamente 34.4 millones de personas, siendo el deporte más popular del país.

No obstante, la asistencia a los estadios de la Liga MX es variable, ya que los equipos participantes no muestran el mismo desarrollo durante los torneos que al final de estos, y aunque los números son altos en las finales, también hay fluctuaciones por los simpatizantes de las escuadras.

Como fuere, la cifra convierte a México en uno de los países con más seguidores del llamado juego del hombre a nivel mundial.

Un dato adicional: la FIFA dio a conocer que la tercera fase de venta de boletos para la Copa Mundial comenzará el 11 de diciembre, luego de alcanzar casi dos millones de entradas vendidas en las dos primeras etapas.

Verdad o mentira, lo cierto es que es una estrategia de mercadotecnia.

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