Columna Opinión Económica y Financiera.

Dr. Jorge A. Lera Mejía
Especialista en políticas públicas, desigualdad y migración. SNII-2 SECIHTI.

México necesita reorientar su política económica desde el asistencialismo de baja productividad hacia una agenda de inversión en capital físico y humano, apoyo estratégico a sectores productivos y una reforma fiscal gradual que financie crecimiento incluyente sin agravar la fragilidad macroeconómica.

Con un crecimiento del PIB previsto en torno a 0.3% en 2025 y menos de 1.2% en 2026, la prioridad debe ser recuperar la capacidad de crecer sostenidamente por arriba del 2.5% anual mediante un nuevo ciclo de inversión y productividad.

Reorientar el gasto público

La primera palanca es cambiar la composición del gasto, reduciendo gradualmente programas asistenciales ineficientes y clientelares para liberar espacio a inversión productiva.

Establecer una regla explícita: cada peso adicional de transferencias debe acompañarse de al menos un peso en inversión en infraestructura, salud, educación y ciencia, con metas multianuales y evaluación independiente (Ex Coneval, ASF, academia).

Rediseñar Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro para vincularlos a productividad: certificaciones de habilidades, proyectos agroindustriales viables, metas de inserción laboral y graduación del programa, con recortes a componentes que no muestren resultados medibles.

Reactivar inversión y productividad

La segunda palanca es reconstruir el entorno para la inversión fija, hoy en franco deterioro, con caídas persistentes en la formación bruta de capital y en la inversión en maquinaria, equipo y construcción no residencial.

Restablecer certeza jurídica: alto a cambios regulatorios discrecionales, fortalecimiento de tribunales y órganos autónomos, y garantías explícitas para contratos de largo plazo en energía, infraestructura y manufactura.

Lanzar un programa nacional de inversión 2026–2030 con proyectos de alta rentabilidad social (carreteras alimentadoras, puertos, logística, hospitales, escuelas, fibra óptica), apalancando APP, banca de desarrollo y financiamiento verde, y priorizando regiones con mayor rezago.

Impulso a MiPyMEs, campo y nearshoring

Sin una base productiva dinámica, el país seguirá atrapado en crecimiento cercano a cero pese al T-MEC.

Crear una política integral para MiPyMEs: crédito con garantías públicas, reducción de costos regulatorios, ventanilla única digital, compras públicas preferenciales y apoyo para digitalización y exportación, especialmente en cadenas automotriz, electrónica y agroindustrial.

En el campo, pasar del subsidio al ingreso al apoyo a productividad: extensionismo técnico, seguros agrícolas, infraestructura de riego eficiente, centros de acopio y comercialización, y contratos de suministro ligados a agroindustria y exportación.

Capital humano y empleo formal

La economía mexicana no crecerá más si no invierte en educación, salud y capacidades laborales, factores hoy descuidados frente al peso del gasto corriente.

Aumentar progresivamente el gasto en educación y salud como porcentaje del PIB, con foco en calidad: escuelas de tiempo completo, formación docente, atención primaria en salud y prevención, y reducción de brechas territoriales.

Reconvertir Jóvenes Construyendo el Futuro en un sistema dual de formación profesional: combinación de capacitación en empresas, certificación de competencias y vinculación con educación técnica superior, con estímulos fiscales a empresas que contraten formalmente a egresados.

Reforma fiscal gradual y pacto político

Todo lo anterior exige una base fiscal más sólida, pero con credibilidad y cuidado macroeconómico.

Emprender una reforma tributaria escalonada: ampliar base del ISR, revisar gasto fiscal regresivo, mejorar administración tributaria y explorar un IVA más homogéneo acompañado de compensaciones focalizadas a hogares pobres.

Construir un pacto de Estado por el crecimiento y la productividad que involucre gobierno federal, estados, empresas, sindicatos y academia, con metas verificables de inversión, empleo formal, reducción de informalidad y mejora de productividad total de los factores hacia 2030.

México aún puede romper el estancamiento, cuenta con una posición estratégica en Norteamérica, una población «Z» joven y emprendedora y regiones con alto potencial productivo.

Si se reconstruye la confianza, se invierte en personas y proyectos productivos y se respeta la institucionalidad, es posible recuperar crecimiento, empleo digno y movilidad social…