CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

La magistrada presidenta del Poder Judicial, Tania Gisela Contreras López, lanzó, ayer, un llamado que toca una herida vieja en la justicia de Tamaulipas. Lo dijo con claridad: si ministerios públicos y jueces no trabajan bajo los mismos criterios, los casos se caen.

La magistrada, habló de la llegada del nuevo fiscal general, Jesús Eduardo Govea Orozco, y reconoció su trayectoria. Dijo que tiene una amplia experiencia en el ámbito ministerial.

Pero, más allá de las cortesías, aprovechó para decir lo que casi nadie dice en público: ya no podemos seguir trabajando cada quien por su lado.

Lo que pide es sencillo y potente: un frente común, un espacio donde se sienten jueces y agentes del ministerio público a revisar cómo están haciendo las cosas, dónde se están equivocando y cómo pueden corregirlo juntos.

Y sí, parece increíble que algo tan básico no se haya hecho antes. Porque usted y yo lo sabemos: cuando un juez libera a un presunto delincuente, la gente explota. El juez se convierte en villano. Es el más señalado, el más insultado. 

Incluso, muchas veces se le destituye y se le abre un proceso penal por corrupción.

Pero casi nadie se detiene a preguntar por qué ocurrió. Y muchas veces la respuesta está en otro lado: carpetas de investigación mal hechas, evidencias mal integradas, tiempos que no se respetaron.

Ahí está la otra parte que la magistrada quiso dejar clara: las víctimas no distinguen entre Fiscalía y Poder Judicial. Para ellas todo forma parte del mismo aparato. Y sin embargo, durante años jueces y Ministerios Públicos han trabajado juntos pero no revueltos: cerca pero descoordinados; conectados pero sin hablar el mismo idioma jurídico.

Al justiciable no les importa quién hizo qué. Solo quieren que el caso avance y que se haga justicia.

Por eso insistió en algo que parece tan lógico que sorprende que no sea la norma: todos deben trabajar bajo los mismos criterios. Que lo que entiende un juez sea lo mismo que entiende un agente del ministerio público. Que no haya contradicciones entre lo que se acusa y lo que se resuelve.

Ella misma recordó que hay casos que se vienen abajo por fallas que se pudieron evitar. Y cuando eso pasa, la sensación de impunidad se hace más grande, y el sistema entero se ve debilitado.

También habló del rezago. De ese cúmulo de asuntos que se queda atorado porque no hay coordinación, porque lo que se hace en una oficina no corresponde con lo que se resuelve en la otra.

Y la propuesta, hay que decirlo, es tan razonable que hasta parece obvia:

Que magistrados, jueces, el fiscal general y ministerios públicos se sienten a la misma mesa.

Que crucen información, comparen casos, identifiquen fallas y acuerden soluciones.

No se necesita tanto. No se requiere una reforma interminable. Lo que se necesita es querer hacerlo. Querer escucharse. Querer corregir. Y hacerlo pronto, no dentro de años.

Porque el Código Nacional de Procedimientos Penales puede ser perfecto en papel, pero de nada sirve si quienes deben usarlo no lo aterrizan bien. El sistema funciona; lo que falla son las manos que lo operan sin coordinación.

Por eso la magistrada apunta a lo esencial: hablar entre ellos, acordar, aclarar, construir una lógica común.

El llamado que hace Contreras López es, en el fondo, una invitación a hacer las cosas bien desde el principio. A dejar de trabajar con piezas sueltas y empezar a ensamblar un sistema real, completo, coherente.

Si el nuevo fiscal escucha este mensaje, podría marcar una diferencia inmediata. Su experiencia ministerial puede ser el puente que hacía falta para mejorar las carpetas, reducir errores y volver más sólidas las acusaciones.

Tamaulipas tiene la oportunidad de dejar atrás esa historia repetida de casos que se caen por detalles que pudieron corregirse en una reunión de una hora.

Ojalá este llamado no se quede en una declaración más. Ojalá se convierta en un compromiso real. Porque, al final, lo único que de verdad importa es lo mismo que recordó la magistrada: las víctimas solo quieren justicia, no explicaciones.

EL RESTO

“TODO POLÍTICO ASPIRA, PERO HOY ESTOY CON VICTORIA”: LALO GATTÁS.

El alcalde Lalo Gattás dejó claro que no está pensando en la sucesión gubernamental a celebrarse en el 2028, aunque reconoció que la aspiración es parte de la naturaleza de cualquier político.

Cuestionado por la publicación de El Universal, que lo ubica como prospecto a la gubernatura, respondió que hoy su único foco es Victoria y que está dedicado “al cien por ciento” a gobernar y redoblar esfuerzos en la Capital.

Recordó que los avances de su administración no son discurso. Puso como ejemplo, la segunda línea del acueducto, el Fondo de Capitalidad y la mejora en servicios esenciales como el agua son logros que ningún alcalde había concretado en cuatro trienios.

Gattás subrayó también el respaldo del gobernador Américo Villarreal, clave en proyectos estratégicos. En esa coordinación, dijo, Victoria avanza. Y mientras cualquier político puede sentirse tentado por el futuro, él prefiere que, por ahora, hablen los hechos.

ASI ANDAN LAS COSAS.

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