Columna Opinión Económica y Financiera.

Dr. Jorge A. Lera Mejía.
Especialista en políticas públicas, migración y remesas.

Las nuevas estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestran un comportamiento “desacoplado”: México encadenará varios meses de caída y cerraría 2025 con una baja cercana a 4.5%, mientras que el total de remesas a América Latina y el Caribe seguirá creciendo y alcanzaría un nuevo récord histórico.

Esto abre justamente el espacio para mis hipótesis sobre cambios en el mercado laboral migrante, retornos y mayor vigilancia de flujos ilícitos.

El informe “Las remesas a América Latina y el Caribe en 2025: adaptaciones en un contexto de incertidumbre” por el BID, proyecta que la región recibirá alrededor de 174,400 millones de dólares, sumando 16 años consecutivos de crecimiento.

Dentro de ese total, México sigue siendo el principal receptor en monto, pero su participación relativa baja y el país registraría una caída anual cercana a 4.5%, mientras Centroamérica, Sudamérica y el Caribe muestran fuertes aumentos.

Distintas fuentes coinciden en que México ya acumula varios meses continuos de disminución de remesas, con caídas interanuales cercanas a 4–5% y una reducción en el número de operaciones, aunque el monto promedio por envío se mantiene relativamente alto.

El BID y otros analistas apuntan a tres factores principales:

Enfriamiento del mercado laboral en Estados Unidos, endurecimiento de la política migratoria bajo la administración de Donald Trump y un “efecto base” después de los volúmenes extraordinarios de 2024, cuando muchos migrantes usaron ahorros y aprovecharon la depreciación del peso para enviar montos inusualmente altos.

PRINCIPALES HIPÓTESIS DEL DR. LERA

  1. Hipótesis de retorno voluntario: no hay todavía cifras detalladas por país que lo prueben, pero sí hay señales de mayor incertidumbre y riesgo para migrantes en EE. UU., lo que puede estar provocando tanto retornos como menor movilidad laboral interna y, por tanto, menor capacidad de generar ingresos.
  2. Hipótesis de menos horas trabajadas o pérdida de empleo: la desaceleración del empleo en EE. UU. y la vulnerabilidad particular de los migrantes en sectores sensibles (construcción, servicios, manufactura ligera) son mencionadas explícitamente como determinantes de la caída de remesas mexicanas.

El BID enfatiza que las remesas formales en la región siguen creciendo, pero también subraya que hay una transición hacia canales más regulados y digitales, con mayor supervisión antilavado y de financiamiento ilícito.

  1. La hipótesis de que una parte de las “remesas” a México estaba contaminada por recursos ilícitos es plausible desde la lógica de cumplimiento regulatorio, pero no hay estimaciones públicas confiables del peso cuantitativo de esos flujos; lo que sí se observa es que los sistemas formales están cada vez más vigilados, lo que puede desalentar operaciones irregulares.

El mismo estudio del BID muestra que Centroamérica tendría crecimientos de remesas en torno a 20%, Sudamérica cerca de 11% y el Caribe alrededor de 9%, impulsados porque muchos migrantes de esas subregiones han utilizado ahorros para enviar montos mayores frente a la incertidumbre y a crisis en sus países de origen.

En síntesis, mientras México parece haber agotado el “colchón” de ahorros que sostuvo el boom de 2024, otros grupos migrantes de la región todavía están usando ahorros y respondiendo a choques internos en sus países, lo que explica que la región crezca en promedio aunque México ya entre en fase de corrección.