ANECDOTARIO.
POR JAVIER ROSALES ORTIZ.
Tus amigos ya te veían sentado cómodamente en la primera silla
de la fiscalía de Tamaulipas y no soportando las quejas de los
briagos que se defienden de los maltratos en los operativos
callejeros integrados por “chicos bien” con aspecto de fuereños
que son fanáticos del acoso.
Méritos los tienes y el pago de favores que hiciste al reaparecer
en la vida política y pública no llegaron, no obstante de la
importancia que tienen a nivel del gobierno municipal del sur de
Tamaulipas, donde Morena manda galleta.
Según se dice en los cafetines, antes de las elecciones municipales
en Tampico te vieron seguido y se insiste en que tu labor consistía
en restarle fuerza al Partido Acción Nacional en aquel lugar, para
que Morena se posesionara de la alcaldía, algo que ya sucedió.
Y es que el PAN conservaba un buen porcentaje de simpatías que
se ganó el anterior alcalde que convirtió a Tampico en un
destacado lugar turístico a nivel nacional, por lo que junto con el
buen Toño tuvieron que hacer un doble esfuerzo para pulverizar a
los albiazules.
Por aquí y por allá y sin un nombramiento sumaron militantes
panistas a las filas de Morena y aunque la elección fue algo
complicada ganó, lo que lleno de felicidad a los operadores
porque se visualizaban con un futuro prometedor en el servicio
público donde tendrían voz de mando.
Uno de ellos –mi tocayo- creía que la fiscalía de Tamaulipas
quedaría en sus manos, pero no, a lo más que llego fue a parar al

área de seguridad pública y tránsito de Ciudad Victoria, la capital
de Tamaulipas, como paso previo para tratar de llegar a la famosa
fiscalía, un puesto destacado a nivel estatal.
Señalan, algunos orejones, que con él no se respetaron los pactos
y que nada tiene que ver con los operativos en los lugares a
oscuras de la capital, donde las ganancias nocturnas son muy
atractivas, porque en menos de veinte minutos se recolectan en la
dirección de tránsito son entre 50 y 60 mil pesos por concepto de
multas y otras cosas y eso, a algunos afectados les consta.
Y, dicen además, que lo mando el gobierno de Tamaulipas a ese
puesto para cortarle las alas, para quemarlo vivo porque en ese
lugar cualquier personaje sale manchado y repudiado.
Son, integrantes de la administración estatal los que mandan y
deciden, por lo que en ese lugar mi tocayo es como un cero a la
izquierda.
Y el otro, el buen Toño, vive la misma situación y decidió emigrar
hacia Monterrey, donde desarrolla el papel de operador del
alcalde de ese lugar regio, quien busca llegar a la gubernatura a
como dé lugar.
De ambos se comenta que no son fácilmente manejables porque
son personajes con suma experiencia en los puestos públicos, es
decir que no son dóciles para atender algunos caprichos.
Algunos medios de comunicación ya manejaban a mi tocayo como
el bueno para la fiscalía de Tamaulipas y otros se prestaron a
dirigir ataques contra él de manera inexplicable.
Este personaje es buen amigo de muchos periodistas y si saltaba
del puesto del ayuntamiento que dirige Eduardo Gattas Báez a la

fiscalía hubiera sido excelente, porque se contaría con un buen
manejo de las causas justas de los tamaulipecos.
Ni modo tocayo, ya será para la otra.
Cuando en realidad se respeten, los acuerdos.

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