SIN CENSURA
Por: Carlos Carreño Ortiz
Por estos días, el diputado local HUMBERTO PRIETO HERRERA se encuentra “en el ojo del huracán”.
Y no por su trabajo legislativo, sino por un escándalo que exhibe, de nueva cuenta, cómo algunos políticos creen que el servicio público es una extensión de su casa… y de su nómina.
Una filtración presentada en La Mañanera puso al descubierto que, en la legislatura pasada, la esposa de PRIETO presuntamente recibió pagos por servicios prestados al Congreso del Estado. Nada fuera de lo común, dirán algunos. Pero el detalle, el pequeño gran detalle, es que el beneficiado directo del poder era su propio esposo: un diputado con acceso, influencia y capacidad de decisión.
Y aquí la ley es clarísima: eso se llama tráfico de influencias y conflicto de intereses.
Por lo anterior, resulta insultante que PRIETO HERRERA intente vender la versión de que “ya aclaró todo”, como si la opinión pública fuera ingenua. Como si explicar bastara para borrar el hecho de que su propia familia cobró dentro del mismo Poder donde él tenía injerencia. No hay discurso que cubra eso, no hay excusa que lo maquille.
Este episodio deja claro que HUMBERTO PRIETO no encaja, ni de lejos, con los ideales de la Cuarta Transformación.
A juzgar por sus hechos, aprendió muy bien las pillerías azules, las mañas que hicieron del PAN un símbolo de privilegios disfrazados de “mérito”.
La propia presidenta de México, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO, ya pidió que el caso se investigue.
Eso, por sí solo, lo coloca en la antesala de una tormenta mayor.
Pero ahora viene la parte más incómoda: ver si los morenistas en el Congreso de Tamaulipas realmente harán su trabajo o si optarán por la simulación para evitar “encuerar” a uno de los suyos, aunque, en esencia, siga siendo azul por dentro.
Porque este caso no se trata de un rumor más.
No se trata de grilla barata ni de golpes internos.
Se trata de un legislador que, con sus actos, pone en entredicho la credibilidad del proyecto que dice representar.
Y si Morena permite que este caso se archive en el cajón del olvido, entonces el mensaje será devastador: las mañas del pasado siguen vivas… sólo cambiaron de camiseta.
Por todo lo anterior, vale la pena preguntar: ¿defenderán los diputados tamaulipecos los principios de la 4T o protegerán a un político que parece extrañar demasiado los tiempos del PAN?
HUMBERTO PRIETO HERRERA ya mostró quién es.
Ahora falta ver si su bancada hará lo correcto… o si también ellos terminarán atrapados en el pantano del encubrimiento.
Hasta la próxima.