La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

Imagino cómo podría ser, el diálogo de MORENA y el Partido Verde en Tamaulipas, en voz de sus dirigentes, Lupita Gómez y Manuel Muñoz Cano. El analfabetismo político y la impericia partidista, en ambos casos, hace prever que sería una charla de sordos; una plática con ida, pero sin vuelta.
Pocas veces en la historia política del estado, habían coincidido en esos importantes cargos, dos personajes de tal naturaleza.
De pena ajena, son sus perfiles.
Una profesora, cuya única virtud es caerle bien a uno de los factores decisivos de Tamaulipas y el otro, un ciudadano cuyo capital político deviene de las largas noches victorenses, en la plaza de gobierno, quemando -e inhalando- cannabis en compañía del líder de su generación: Eugenio Hernández Flores.
Para acabarlo de amolar, Muñoz Cano, acaba de ser incorporado al padrón de los responsables de violencia de género que la autoridad electoral tamaulipeca manufactura, por un inocente exabrupto contra una diputada morenista.
La profesora Gómez es una marioneta en manos de los verdaderos mandones de MORENA; como Manuel, es un títere que manejan los notables del Club Campestre en donde el perseguido por el gobierno norteamericano -desde hace años ha solicitado la extradición de Hernández Flores, para juzgarlo por lavado de dinero- es virtualmente dueño.
Hizo lo correcto el CEN del PV: declarar el período de autoridad concluido de Manuel y convocar a elecciones para reemplazarlo en el CDE con un liderazgo más sensato y funcional.
Aparte de la ausencia de planteamientos programáticos de los dos, sería inviable cualquier reunión para acordar estrategias conjuntas -en dado que se concreta la alianza o coalición- viéndose las caras una lideresa que defiende -al menos en teoría- el empoderamiento de las mujeres -obligado por la filosofía de la presidenta Claudia Sheinbaum- con un misógino, hasta hoy, documentalmente sentenciado.
Lo de la mota, no es pecado: hasta Bill Clinton e Hilaria Clinton, paladearon los humos de la maléfica en sus días de universitarios.
Lo de ser gacho con las damas, sí que es un pecado.
O sea: esperar que en el futuro inmediato se den los escarceos entre estas dos figuras políticas tamaulipecas, para ir en unidad -ya lo dijo Luisa Alcalde Luján- con los Verdes, está en chino.
Hablan el mismo idioma, pero no se comprenden; ni una lo mastica, ni el otro lo digiere.
Muy poco, podemos esperar de MORENA y el PV con esos factores de poder.
O quizá sí: que jueguen a las comiditas y fumen la pipa de la paz…