Por José Gregorio Aguilar

Martes 28 de octubre del 2025.

El discurso oficial insiste: “se acabó la corrupción”. Pero los hechos contradicen la consigna. En los últimos seis años, se han documentado mordidas, moches y casos de enriquecimiento ilícito que involucran a militantes de Morena. Lo que prometía ser una transformación, terminó replicando los peores vicios del pasado.

Ramiro Ramos Salinas, ex dirigente estatal del PRI y del Congreso tamaulipeco, no se guardó nada; asegura que los gobiernos de Morena han socavado el estado de Derecho y debilitado la democracia. “Dicen que no son iguales. No, resultaron peores que nosotros”, lanzó con ironía.

Entre mayo y septiembre de este año, la identificación ciudadana con Morena cayó seis puntos: de 51 por ciento a 45 por ciento. Para Ramos, ese descenso marca el “verano negro” del partido guinda, que enfrenta escándalos por derroches, fortunas inexplicables y vínculos incómodos con el crimen organizado.

“Morena tiene militantes en el centro de la polémica, pero sigue vendiendo la idea de que son distintos. La corrupción guía su funcionamiento”, afirmó el doctor en Administración Pública. Y agregó: “Al final, lo que cuentan son los resultados. Y está claro que han construido un gobierno destructor, con más deuda, más inseguridad y estancamiento económico. Es tiempo de detenerlos. Ni un voto para ellos.”

Ramos advierte que Morena está cavando su propia tumba, como lo hizo el PRI en su momento. Pero, según él, hay una diferencia: “Con todo lo negro que tuvo el PRI, fue el partido de los gobiernos que lograron décadas de alto crecimiento económico con estabilidad financiera”.