COLUMNA SIN CENSURA
Por: Carlos Carreño Ortiz

Humberto Prieto Herrera quiere ser alcalde de Reynosa. Su ambición política no sorprende; lo que sí indigna es su indiferencia ante la tragedia que vive la ciudad que aspira a gobernar. Reynosa, tristemente, se ha convertido en la capital de los desaparecidos en Tamaulipas.

Cada semana se escuchan nuevas denuncias: personas que salen de casa y no regresan, jóvenes “levantados” por civiles armados, familias que viven en un limbo de dolor e incertidumbre. Sin embargo, este drama cotidiano no parece tener espacio en la agenda del aspirante.

Mientras madres recorren las brechas buscando restos humanos con sus propias manos, Humberto Prieto recorre colonias en busca de votos. Mientras los colectivos de desaparecidos claman por atención y justicia, él posa para las cámaras, hablando de proyectos y promesas vacías, como si Reynosa no estuviera sumida en una crisis humanitaria.

La falta de empatía de quienes pretenden gobernar es tan alarmante como la violencia misma. ¿Cómo puede alguien aspirar a representar a un pueblo al que ignora? ¿Cómo puede hablar de progreso quien cierra los ojos ante el dolor de cientos, quizá miles, de familias reynosenses?

Reynosa no necesita más políticos de discurso hueco. Necesita líderes con sensibilidad, con el valor de mirar de frente la tragedia que nos duele a todos. Porque mientras los desaparecidos sigan sin aparecer, mientras la indiferencia siga siendo la norma, ningún candidato —por más propaganda que haga— podrá decir que representa al verdadero pueblo de Reynosa.

¿Y así quieren gobernar? Con indiferencia, con frialdad, con la vista puesta en la elección y no en las víctimas. Si eso es lo que ofrecen, entonces Reynosa merece mucho más.