A MI MANERA
Por Tello Montes
Cuando la perra anda brava…
- Beto Granados marca un récord histórico en Matamoros.
El refrán, tan mexicano como certero —“cuando la perra anda brava, hasta los de la casa muerde”— cobra hoy pleno sentido en Tamaulipas, donde la justicia parece haber soltado el bozal y ahora muerde parejo, sin mirar colores ni apellidos, a quienes en su momento jugaron con el hueso del poder como si fuera eterno.
La noticia no es menor: la Fiscalía Anticorrupción del Estado tiene en la mira no solo a los fantasmas del cabecismo, sino también a figuras que caminaron cerca del gobierno actual.
Entre ellas, Brenda Denisse “D”, ex titular del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), señalada por presuntas irregularidades en contrataciones, pagos fantasmas y nóminas infladas.
El fiscal Jesús Eduardo Govea Orozco lo dijo sin rodeos: hay investigaciones abiertas, con denuncias tanto de la administración en turno como de gestiones pasadas.
Traducido: el lodazal salpica para todos lados. Ni la cultura se salvó.
El ITCA, que debería ser templo de arte y creatividad, terminó pareciendo una caja chica donde se pagaba a quien no trabajaba y se beneficiaba a quien tenía “palancas”.
El propio director actual, Héctor Romero Lecanda, fue quien prendió las alarmas: pagos sin respaldo, transferencias sin justificación, contratos sin documentos…
Lo de siempre, pero ahora con nombre y apellido.
Y aunque el nepotismo no esté tipificado penalmente, el fiscal fue claro: sí hay conductas de favoritismo, de compadrazgo, de esa vieja práctica de creer que el erario es herencia familiar.
Nada nuevo bajo el sol… salvo que, esta vez, parece que el sol sí quema.
Y es que la justicia anticorrupción, si de verdad quiere limpiarse la cara, no puede seguir cazando solo a los enemigos políticos del pasado.
Debe también hurgar en los clósets del presente, donde muchos todavía esconden los esqueletos de la impunidad.
Si las pruebas se confirman, será otro capítulo vergonzoso en el interminable expediente de la corrupción pública tamaulipeca.
Pero si la Fiscalía se atreve a ir hasta el fondo —sin importar de qué lado está el hueso—, entonces sí podremos decir que algo está cambiando.
Porque en Tamaulipas… la perra anda brava.
Y ojalá no se le pase el coraje antes de morder parejo.
FELIPE NO SE VA: DEJA ESCUELA.
En política, hay quienes llegan y se van sin dejar huella, y hay quienes, con el paso del tiempo, construyen una trayectoria que trasciende generaciones. Felipe Garza Narváez pertenece, sin duda, a este segundo grupo. Con casi seis décadas en el servicio público, el aún representante de la Secretaría de Gobernación en Tamaulipas anunció su separación del cargo tras seis años de labor, cerrando un ciclo con la serenidad de quien sabe que cumplió.
El anuncio, hecho a través de un mensaje en redes sociales, no fue una despedida improvisada, sino una reflexión pausada de un servidor público que entendió que la política también se honra sabiendo retirarse a tiempo. “Agradezco a la presidenta de la República por la oportunidad de servirle en su gobierno, al gobernador del Estado por su apoyo, y a las y los alcaldes, delegados y organizaciones sociales con quienes compartí distintos temas inherentes a mi responsabilidad”, expresó con la sobriedad que siempre lo ha caracterizado.
Pero lo de Felipe Garza Narváez no se reduce a un cargo, sino a toda una trayectoria consolidada en la política y la administración pública. Originario de Ciudad Victoria y formado como odontólogo, inició su camino en la década de los setenta como jefe de prensa del Centro Universitario Tampico-Madero. Desde entonces, su carrera fue una escuela de servicio: diputado local en varias legislaturas, presidente del Congreso de Tamaulipas y subsecretario general de Gobierno, cargos que moldearon su carácter institucional y su vocación por el diálogo.
Su paso por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante más de tres décadas y su posterior incorporación a Morena reflejan la evolución de un político que supo adaptarse a los nuevos tiempos sin renunciar a su esencia: servir a Tamaulipas con compromiso y sentido de Estado.
Durante su gestión al frente de la representación federal de la SEGOB, Garza Narváez tendió puentes, apagó incendios políticos y promovió acuerdos donde otros habrían apostado por la confrontación. Lo hizo con la prudencia del que conoce el terreno y con la experiencia del que entiende que la gobernabilidad se construye, no se impone.
Hoy, al anunciar un breve descanso antes de la llegada de su sucesor, Felipe Garza Narváez se despide con la frente en alto y la conciencia tranquila, dejando una huella de respeto, institucionalidad y madurez política. Porque si algo enseña su historia es que en la política, como en la vida, también hay grandeza en saber cerrar el telón con dignidad.
Así, Felipe Garza Narváez no se va: deja escuela.
Y EN OTRO TEMA, la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) anunció el inicio del Programa de Bachillerato Virtual UAT, dirigido a personas mayores de 18 años que no concluyeron el nivel medio superior.
El rector Dámaso Anaya Alvarado informó que la preparatoria en línea comenzará en enero de 2026, con más de mil interesados registrados hasta el momento. El registro permanecerá abierto hasta el 2 de noviembre, y el curso propedéutico se realizará del 3 al 28 de noviembre, mientras que las inscripciones se llevarán a cabo del 1 de diciembre de 2025 al 16 de enero de 2026.
El programa tiene como propósito ampliar la cobertura educativa y garantizar la igualdad de oportunidades, permitiendo que jóvenes y adultos —tanto de Tamaulipas como de cualquier parte del país— puedan cursar la preparatoria de forma flexible y con validez oficial.
Con una duración de dos años, el bachillerato virtual de la UAT se presenta como una alternativa accesible para quienes buscan mejorar su preparación académica y continuar sus estudios universitarios.
Más información y registro en: https://bachilleratovirtual.uat.edu.mx
Y PARA CERRAR, En solo un año, el alcalde Beto Granados logró lo que ocho administraciones no pudieron: reparar 177 caídos del drenaje, una cifra récord en 23 años y símbolo de una nueva etapa de trabajo y resultados para Matamoros.
Durante más de dos décadas, los hundimientos fueron una herida abierta en la ciudad, reflejo del abandono y la falta de acción. Hoy, gracias a una gestión decidida y al respaldo del gobernador Américo Villarreal Anaya, Matamoros vive una transformación visible.
Cada reparación representa más que una obra: es un acto de dignidad urbana y de servicio público efectivo, resultado de la coordinación entre Estado y Municipio.
Con liderazgo, gestión y voluntad, Beto Granados ha demostrado que sí se podía. Matamoros dejó de hundirse y comenzó a levantarse.
El Renacimiento de Matamoros ya no es un discurso: es una realidad que se construye todos los días.