A MI MANERA
Por Tello Montes
-El humanismo de Américo Villarreal también vuela.
-El Festival de Otoño en Matamoros cerro con éxito.
Y en la Universidad Autónoma de Tamaulipas los ladridos se escuchan desde los rincones oscuros del internet, donde los cobardes se esconden detrás de perfiles falsos para intentar manchar con lodo lo que no pueden alcanzar con méritos ni con trabajo.
El rector Dámaso Anaya lo dijo con serenidad y temple de acero: “No me quita el sueño.”
Y no podría ser de otra forma. Porque mientras los mediocres se dedican a fabricar calumnias, él sigue construyendo una universidad moderna, fuerte y reconocida a nivel nacional, una UAT que hoy destaca por su calidad académica, su impulso a la investigación y su renovada vida institucional.
Pero hay algo más detrás del ruido digital: no se descarta que detrás de estos ataques cibernéticos esté la banda del cabecismo descobijado, aquellos que fueron enjuiciados y exhibidos por los saqueos
que cometieron en la máxima casa de estudios de Tamaulipas.
Les duele —y mucho— haber perdido los privilegios que durante años exprimieron con total descaro. Les arde ver una universidad limpia, que hoy camina con rumbo y dignidad, lejos de la podredumbre que ellos dejaron.
El rector lo entiende: no hay avance sin resistencia, ni éxito sin ruido.
Los que hoy atacan desde las sombras son los mismos que ayer se sirvieron con cucharón del presupuesto, que confundieron la academia con la nómina y el conocimiento con el negocio. Hoy ladran, no porque tengan razón, sino porque el cambio los dejó atrás.
Molesta, sí —como él mismo reconoció— que toquen a su familia. Pero eso no lo detiene. Al contrario, lo fortalece. Porque cuando un líder se mantiene de pie ante la calumnia y responde con trabajo, la historia lo reivindica… y la justicia termina alcanzando a los que creyeron que la impunidad era eterna.
Así que mientras los cabecistas de cloaca afilan sus teclados y sus mentiras, Dámaso Anaya sigue al frente, firme, sereno, con el respaldo de miles de estudiantes y docentes que saben perfectamente quién está trabajando por la UAT y quién intenta destruirla.
Los ataques no frenan el avance. Lo confirman.
Porque, como dice la sabiduría popular: “cuando los perros ladran, señal que vamos avanzando”.
EL HUMANISMO DE AMERICO VILLARREAL TAMBIÉN VUELA.
El espíritu humano del gobernador Américo Villarreal Anaya no conoce fronteras.
Esta vez, cruzó el Golfo de México para tenderle la mano al pueblo hermano de Veracruz, que enfrenta una de las peores contingencias provocadas por las lluvias torrenciales y los huracanes que han azotado el Pacífico mexicano.
Miles de familias veracruzanas han quedado en condiciones precarias —algunas, sin hogar—, atrapadas entre el agua, el lodo y la desesperanza. Y
cuando más se necesitaba solidaridad, Tamaulipas respondió.
Por instrucciones directas del gobernador, se puso a disposición un helicóptero de Protección Civil, convertido en puente aéreo para el traslado de medicinas, médicos y alimentos, llevando auxilio a comunidades incomunicadas por la fuerza del temporal.
A esto se suma el envío de más de tres mil despensas, gesto que llevó no sólo ayuda material, sino también un mensaje de esperanza y cercanía.
No es la primera vez que el humanismo de Villarreal se traduce en acción.
Hace un año, ante la devastación que dejó el huracán “John” en Guerrero, Tamaulipas también acudió al llamado, enviando camiones cisterna y brigadas de salud para apoyar al pueblo guerrerense.
Hoy, esa misma empatía se repite con Veracruz, confirmando la congruencia de un gobierno que no mira hacia otro lado cuando el dolor toca la puerta.
Incluso la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo reconoció públicamente este gesto en su conferencia mañanera, destacando la solidaridad ejemplar del gobierno de Tamaulipas, que honra los principios del humanismo mexicano: ayudar al prójimo sin distinción, sin cálculo, sin ego.
Mientras tanto, el sur de Tamaulipas también resiente los estragos del clima, con zonas inundadas y pronósticos que anuncian más lluvias en los próximos días para Veracruz, Tabasco, Puebla y San Luis Potosí.
Y aun así, el mensaje es claro: cuando se gobierna con el corazón, la ayuda no se limita a los límites del mapa.
Porque el humanismo no se decreta, se demuestra.
Y en los cielos de Veracruz, volando entre nubes de tormenta, también va el espíritu solidario de Tamaulipas.
En cada vuelo, en cada despensa, en cada gesto de empatía, se confirma lo que muchos ya saben:
El humanismo de Américo Villarreal… también vuela.
Y EL FESTIVAL DE OTOÑO EN MATAMOROS cerró con éxito rotundo, y lo hizo al ritmo de una voz que marcó generaciones: Amanda Miguel. Miles de familias abarrotaron la Plaza Hidalgo y el Teatro de la Reforma, disfrutando de espectáculos al aire libre que combinaron arte, música y convivencia en un ambiente completamente seguro.
El Gobierno Municipal informó que, tras la clausura del festival, se reabrió la circulación vehicular en la calle Sexta, devolviendo la normalidad al corazón de la ciudad luego de un fin de semana que dejó más emociones que incidentes.
Y es que, más allá del espectáculo, el dato que realmente importa es éste: saldo blanco.
Ni un solo incidente que lamentar, gracias al operativo coordinado entre Tránsito Local, Protección Civil y Seguridad Pública Municipal, que garantizaron el orden y la seguridad de miles de asistentes.
El resultado habla por sí solo: Matamoros demostró que sabe celebrar con civilidad y disfrutar con responsabilidad.
El arte convocó, la gente respondió, y el gobierno de Beto Granados cumplió su palabra de ofrecer espacios seguros, familiares y vibrantes.
Con este cierre, Matamoros reafirma su espíritu cultural y su capacidad de organización, consolidándose como una ciudad viva, moderna y orgullosa de su identidad.
Porque cuando el arte y la seguridad caminan de la mano, la ciudad no solo brilla… florece.