A MI MANERA
Por Tello Montes
-Legislador morenista lanza pedrada al interior del corral.
-Américo: el gobernador que devora kilometros.
Humberto Prieto Herrera no habló entre líneas ni midió la puntería. En plena conferencia de prensa desde el Congreso de Tamaulipas, el presidente de la Junta de Gobierno lanzó un mensaje que, aunque parece institucional, lleva metralla directa a los intocables del poder.
“Si se aprueba la eliminación del fuero, no hay problema. Los servidores públicos deben ser sujetos a la ley sin privilegios”, soltó el legislador morenista con una calma que esconde filo.
Y es que, en política, cuando alguien dice que “no hay problema”, es porque sabe que el problema existe.Prieto se alineó con la propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para eliminar el fuero constitucional, pero más allá del discurso, lo que hizo
fue encender la mecha de un debate que muchos evaden: el fin de los privilegios disfrazados de inmunidad.
Durante décadas, el fuero fue la coraza de quienes convirtieron el poder en escudo personal; de los que robaban, mentían o traicionaban, amparados en el “a mí no me toca la ley”.
Esa era la vieja política. La que Sheinbaum promete enterrar. La que Prieto, desde el Congreso local, advierte que ya no tiene cabida en la nueva era de la 4T.
Pero el golpe no terminó ahí. Cuando habló del nepotismo, el diputado no dejó espacio a interpretaciones: “Estoy totalmente de acuerdo en evitarlo. En Morena no debe generarse y debemos ser los primeros en cumplirlo.”
Ahí cambió el tono. Porque el mensaje ya no iba dirigido a los de enfrente, sino a los de casa.
Prieto lo dijo con nombre y apellido implícito: si Morena quiere sostener la bandera de la honestidad, debe empezar por limpiar su propio patio.
El fuero protege, el nepotismo corrompe, y juntos forman la herencia maldita de la vieja política.
Por eso su declaración, más que un apoyo a Sheinbaum, fue una advertencia interna: ni compadres, ni hermanos, ni primos al poder por el simple hecho de compartir apellido o color de partido.
El mensaje fue quirúrgico, pero el bisturí cortó profundo. En tiempos donde la lealtad se confunde con complicidad, Prieto recordó que la verdadera transformación empieza por casa.
Así, entre líneas, el legislador morenista dejó claro que el cambio no se predica, se practica.
Y mientras algunos se siguen amparando en el apellido o el fuero, otros —como él— empiezan a quitarles el velo.
Porque en esta limpia que viene, no habrá privilegio que aguante ni apellido que salve.
Y EN OTRO TEMA, no hay brecha, ni vereda, ni camino real que Américo Villarreal Anaya no haya dejado señal de su pisada. Desde el Río Bravo hasta el Pánuco, el gobernador tamaulipeco sigue demostrando que su gobierno no se ejerce detrás del escritorio, sino a ras de tierra, devorando kilómetros de asfalto y polvo con el único propósito de estar donde más se necesita.
Este martes, sin decir “agua va”, apareció en San Nicolás, Tamaulipas, acompañado de su esposa, la doctora María de Villarreal, presidenta del DIF estatal. Y como ya es costumbre, no fue una visita de protocolo, sino una jornada completa de trabajo y cercanía.
Con la brigada Transformando Familias, el mandatario llevó el gobierno hasta los rincones donde pocas veces llegan los reflectores: salud, registro civil, educación, empleo, atención a mujeres, adultos mayores, mascotas y hasta reparación de aparatos domésticos. Todo en un mismo punto, todo con rostro humano.
San Nicolás amaneció distinto. Desde temprano, las familias bajaron de comunidades y rancherías cercanas para ser atendidas por el propio gobernador y su esposa. No hubo intermediarios ni discursos huecos: hubo escucha, apretón de manos y soluciones en el momento.
Así entiende Villarreal la política: caminando, mirando de frente, sin filtros ni adornos. Y aunque Tamaulipas es largo y diverso, Américo parece decidido a recorrerlo palmo a palmo, como si cada kilómetro fuera un voto de confianza que debe honrarse.
Durante la jornada, también visitó la Unidad Médica Rural del IMSS-Bienestar, el DIF municipal, la Presidencia y la primaria Leona Vicario. En cada sitio, dejó claro que su gobierno tiene brújula: salud, educación y bienestar social son los tres ejes que mueven su administración, más allá de las fronteras políticas.
Mientras algunos siguen discutiendo desde el aire acondicionado, Américo sigue caminando bajo el sol, cumpliendo lo que prometió: un gobierno presente, cercano y humano.
Las brigadas Transformando Familias continuarán su marcha por la frontera, el centro y el sur del estado. Porque, si algo ha dejado claro el gobernador, es que la transformación no se decreta… se camina.
Y CON LA MIRA puesta en el futuro de la educación, el rector Dámaso Anaya Alvarado volvió a marcar el paso en la transformación universitaria. Esta vez, al poner en marcha un curso-taller que capacita a más de 550 docentes de la UAT en el uso de pantallas interactivas Huawei IdeaHub, equipadas con tecnología de última generación.
El programa busca modernizar la enseñanza con herramientas inteligentes: pizarrón digital, proyección inalámbrica, videoconferencias en alta definición y audio con inteligencia artificial. Todo, orientado a mejorar la experiencia del estudiante y a revolucionar la manera en que se enseña y se aprende.
Anaya subrayó que la innovación no es lujo, sino necesidad, y reafirmó su compromiso de dotar a todas las facultades con este equipamiento, impulsando una educación humanista, transformadora y de excelencia.
La UAT no se queda atrás: se conecta al futuro, pantalla por pantalla, maestro por maestro.
EN MATAMOROS, el Gobierno de Beto Granados garantiza un ambiente seguro en todas las sedes del Festival Internacional de Otoño.
A través de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, se mantiene vigilancia permanente y control vial en puntos estratégicos como la Plaza Principal, el Teatro de la Reforma y el Parque Olímpico.
Con estas acciones, la administración municipal reafirma su compromiso con la seguridad, la cultura y el bienestar de las familias matamo