Columna Rosa, sólo para Mujeres.

Por: Lic. Bárbara Lera Castellanos.

El aumento de la tasa de desocupación en Tamaulipas a 3.7% en el segundo trimestre de 2025 plantea un escenario laboral contradictorio. Aunque el número de ocupados creció en más de 20 mil personas con respecto al primer trimestre, la Población Económicamente Activa (PEA) se incrementó en 25 mil 488, lo que dejó un saldo de 5 mil 365 tamaulipecos adicionales sin empleo.

Esta situación refleja un fenómeno recurrente en los mercados regionales: el empleo crece, pero no lo suficiente para absorber el dinamismo de la PEA.

Lo anterior revela que no basta con evaluar la creación neta de trabajos, sino también la calidad de los mismos.

En Tamaulipas más de la mitad de los ocupados labora en condiciones de informalidad, es decir, sin seguridad social ni estabilidad contractual. Al no existir suficientes oportunidades en el sector formal, miles de trabajadores terminan en actividades de bajo ingreso y productividad, especialmente en comercio ambulante, servicios personales, pequeños talleres o el campo. Aunque técnicamente su situación no se considera desempleo, en la práctica constituye una forma de precariedad laboral que mantiene a muchas familias con ingresos insuficientes y alto nivel de vulnerabilidad.

Este predominio de informalidad laboral en la entidad se combina con otros factores estructurales como la inseguridad en determinados municipios, la dispersión territorial del empleo agropecuario y la limitada capacidad para atraer inversiones intensivas en mano de obra. Así, aun cuando se registra un avance cuantitativo en empleos, estos no garantizan bienestar y estabilidad social.

Opciones: Ante este panorama, es necesario impulsar estrategias de política pública enfocadas tanto en la generación de empleo como en su formalización. Una primera línea de acción sería diseñar programas de transición hacia la formalidad, mediante incentivos fiscales y esquemas de seguridad social simplificados para pequeñas y microempresas. Esto permitiría que muchos trabajadores hoy en la informalidad accedan paulatinamente a condiciones más seguras y estables.

En paralelo, resulta fundamental atraer mayores inversiones en sectores estratégicos como energías renovables, logística portuaria, petroquímica y agroindustria, que pueden generar empleos de calidad con mayor valor agregado. Ello requiere un entorno de seguridad pública, infraestructura adecuada y trámites administrativos ágiles que brinden confianza al capital privado.

En materia educativa, el reto principal es alinear la formación técnica y profesional con las necesidades actuales del mercado laboral. Capacitar a los jóvenes en especialidades vinculadas a la industria manufacturera y logística es una vía para disminuir la brecha entre oferta y demanda de habilidades. Además, programas de apoyo financiero y de asesoría a emprendedores pueden estimular la creación de microempresas que se integren progresivamente al sector formal.

El incremento en la tasa de desempleo en Tamaulipas no responde solo a falta de trabajos, sino a la incapacidad de generar plazas suficientes y de calidad que respondan al crecimiento de la fuerza laboral. Superar este desafío exige políticas integrales orientadas a formalización, inversión estratégica, capacitación laboral y mejor gobernanza económica, únicas vías para lograr ingresos dignos y estabilidad laboral en la entidad.

El caso de las mujeres trabajadoras del estado: Algunas alternativas para emplear mujeres en Tamaulipas incluyen impulsar programas de capacitación técnica y digital orientados a sectores industriales y de servicios, promover incentivos fiscales a empresas que contraten mujeres, fomentar el emprendimiento femenino con acceso a microcréditos y asesoría, fortalecer redes de cuidado infantil para facilitar la incorporación laboral y ampliar la oferta de empleo remoto y flexible. Estas acciones pueden aumentar la inclusión y la autonomía económica de las mujeres en la entidad.