LOS HECHOS
POR José Inés Figueroa Vitela

¿Qué será “salgrito”?, me preguntaba de niño, cuando en la primaria y desde el
kinder cantábamos “el masiosare”, sin entender la mayoría de las frases y sus
pretendidas palabras.
Aunque haya quien no lo crea, sí, el significado de las palabras me ha ocupado
desde hace mucho tiempo; tal vez o seguramente eso me haya empujado al
periodismo en la época temprana de mi vida, pero esa es otra historia que aquí no
cabe.
Ahora es muy común intercalar números como letras, revolver mayúsculas con
minúsculas y otros signos, entre las palabras “sensibles”, para sacarle la vuelta al
algoritmo espía, en las redes sociales y páginas web, pero no siempre fue así.
Nos ocupa y nos preocupa, el “qué dirán” los señores que están detrás del gran
negocio del internet y quienes están más atrás, de ellos, moviendo sus hilos.
El señor TRUMPODO -¿o Trompudo?-, que muy rápido y muy furioso, primero
mandó repartir armas y dinero entre los cabecillas de las bandas delincuenciales en
México, para luego declararlas “grupos terroristas” y ahora pretender que como tales,
puede invadir con sus soldaditos las naciones soberanas, río abajo del Bravo, “para
combatirlos”.
Podemos repasar todo lo que puede hacer tierra adentro, de su nación, para liquidar
la estructura internacional del narcotráfico, empezando por inhibir la promoción de las
adicciones que se da por todos los medios, pero nada que no se haya dicho antes y
ellos desconozcan.
Por acá, ahora sí, en plena conciencia del significado del himno nacional, solo
esperamos que corrijan esas políticas atropelladas y que al voraz, senil y locuaz
gobernante, lo manden de regreso por donde vino, lo antes posible.
Las autoridades, de este lado de El Bravo, andan ocupadas buscando que, en efecto,
se logre una mejor distribución de la riqueza nacional y que ello redunde en el acceso
a mejores condiciones de vida para todos los mexicanos.
En Tamaulipas, los recientes resultados de las mediciones del Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática, siguieron explicando por qué, los que se fueron

no tienen boleto de regreso y quienes llegaron, como movimiento, tienen larga vida.
La narrativa del insulto, la descalificación, la mentira, característicos del gobierno
que se fue y su cabecilla, el exgobernador prófugo FRANCISCO JAVIER “N”, como
rostro visible del degradado PAN, han chocado invariablemente con el valladar de Los
Hechos.
Contra los infundios pan-cabecistas, el INEGI explica la valoración ciudadana en
resultados tan contundentes, como que en el cuarto año del pasado gobierno estatal
panista más de la tercera parte, un millón 234 mil tamaulipecos,  vivían en
condiciones de pobreza, lo que, a menos de la mitad del gobierno de la
transformación, se ha reducido casi a la mitad.
Más de 513 mil tamaulipecos han salido de condiciones de precariedad y puestos
en las rutas del desarrollo, quitándole más de 14 puntos porcentuales a la
marginalidad en nuestra entidad, bajo el liderazgo del doctor AMÉRICO
VILLARREAL ANAYA.
Específicamente en el tema de pobreza extrema, asienta el informe del INEGI, 83
mil 100, de los 145 mil 500 tamaulipecos que se encontraban en esa condición, fueron
rescatados y eso sigue marcando la diferencia.
Aquellos que con CABEZA DE VACA se dedicaron a saquear el estado y perseguir
a la sociedad, contra los de la bandera guinda, que están remontando rezagos,
construyendo futuro y tendiendo la mano al pueblo, alentando las inversiones y
generando infraestructura para el desarrollo.
La mejora en las condiciones de vida actual y las proyecciones de un futuro más
promisorio.
He ahí la diferencia.
Hagan lo que hagan, digan lo que digan, los polvos de aquellos lodos fueron
sepultados en su oportunidad por sus nefastas actuaciones y hoy, el pulso ciudadano
que no les creyó las mentiras de gobernantes, tampoco se traga sus insultos y
descalificaciones.
La nube mediocre y perversa que les acompaña en su nefasta intentona por torcer la
realidad y regresar a medrar del presupuesto y hacer daño, tiene su mismo destino.
La condena y desprecio les seguirá por siempre.
Todo el dinero robado no les va alcanzar para comprar conciencias que puedan
revertir el mal humor social generado en su contra.