La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Los medios impresos y la televisión nacionales, están colapsados. Poco queda de su enorme poderío; fueron parte del régimen político posrevolucionario, en tanto se alimentaban y se sostenían mutuamente.
La IV T decidió romper con esa perniciosa sociedad.
La expansión de las redes sociales, y las viejas canongías
-manipulación, fakes para negociar, trato preferencial del Estado de los magnates de la información desaparecidas, hundieron en una dramática crisis económica e informativa a TV Azteca y Televisa, fundamentalmente.
Los diarios escritos, sobreviven lastimosamente.
Tirajes de casi cien mil ejemplares semanales -Proceso o de cien mil diarios como El Universal, cayeron en picada: a menos de veinte mil -el semanario- y a casi treinta mil el impreso.
Los costos de producción los ahorcan con una ferocidad tal, que se ven en la disyuntiva de emigrar a la digitalización o a la desaparición, lenta pero definitiva.
Se resisten; pero esa actitud sólo alargara sus agonías.
Romper con esa red mediática, no fue difícil.
AMLO lo vio con claridad: o dejaba que esa enferma complicidad, siguiera vigente con el estado mexicano o enfrentarse a esos poderosos grupos de presión.
La IV T se atrincheró en La Mañanera y dejó que el nuevo proceso de la información se encargara de seleccionar al más apto.
Ganó la apuesta López Obrador.
El ejemplo más claro del derrumbe de los viejos grupos de presión es Ricardo Salinas Pliego,
TV Azteca y sus empresas afines.
74 mil millones de pesos de adeudos fiscales, es casi la quiebra técnica, del gigante económico que fue en el pasado, el socio de Raúl Salinas de Gortari.
Un mundo de dinero.
Es el reflejo de una empresa que dejó de percibir ingresos del estado por publicidad y no pagar impuestos desde hace 16 años.
Se apropiaban de terrenos; chantajeaban al Poder Judicial con sus medios y omitian cubrir contribuciones fiscales.
Eran y actuaban, como un poder fáctico.
Al parecer, ya se les terminó el corrido.
Ahora Salinas Pliego, es uno más de los delirantes opositores a la presidenta Claudia Sheinbaum.
Sueña con traer el pasado, al presente de México.
A él le iría muy bien.
Imaginémos: cargos públicos para sus empleados; un Poder Judicial a su servicio; exención de impuestos; contratos millonarios de publicidad…
…el paraíso empresarial.
Se acabó el sueño de los millonarios: tienen que pagar.