Por lo general, sean del color que sean, a la mayoría de los políticos que llegan al poder les da por decir que trabajan por su gente, lo que no explican son las letras chiquitas de su mensaje, que seguramente cuando hablan de “su gente”, se refieren a sus familias, de lo contrario dirían que trabajan por quienes gobiernan, que tampoco eso sería correcto, pues es la gente que les dio la confianza, les puso en el puesto que están y la que les paga, es decir, y hablando Constitucionalmente, en teoría el poder reside en el pueblo.
Bueno, casi nadie ha sido electo por más del 50 por ciento del padrón electoral, en su mayoría alcanzan apenas un 30 por ciento y del total de la votación que casi nunca pasa 50 por ciento, entonces ni siquiera la mayoría de los ciudadanos les dieron la confianza, pero eso es lo de menos, al ganar deben trabajar para la totalidad de los ciudadanos, sin distingos de colores.
Igual a los políticos encumbrados se les escucha decir en su discurso que hicieron tal o cual cosa para beneficio de su pueblo, tampoco es su pueblo, es el pueblo al que le deben servir que para eso fueron electos y se les paga.
Les da por decir, “en mi administración se hace o se hizo tal o cual acción, eso es egolatría, además es la administración que encabezan y no es más que su chamba, su obligación.
Cosa peor, les da a los próceres, ya encumbrados, gastar el tiempo ensalzando al partido que les llevó al poder y minimizando a los que no tienen la misma ideología que ellos, no se dan cuenta que su trabajo, ya en el poder, es aparte de trabajar para todos, unificar no dividir a la gente.
Además, los asuntos de los partidos políticos, aunque los gobernantes en turno sean quienes deciden que se hace o deja de hacer en ellos, se los deben dejar a los dirigentes, para eso están, para defender sus causas.
Los gobernantes, sean del partido que sean, no se deben distraerse ni exhibirse en temas partidistas, su función es gobernar, cumplirle al pueblo, trabar por el país, estado o municipio, según sea el caso.
Claro, cada administración siempre quiere dejar su sello y cuando las cosas se hacen bien y tienen el reconocimiento del respetable se deja huella, no hay necesidad ni de decir, en mi administración, mi gente, mi pueblo.
En fin, la situación es que siempre, administración tras administración, sean del color que sean, pasando por alcaldes, gobernadores, legisladores y hasta presidentes de la república acentúan y en cada acción, por más pequeña e insignificante que hagan, salen a gritar a los cuatro vientos que todo lo hacen por su gente, su pueblo y en su administración o gracias a su gestión,
Gestionar, trabajar, hacer que las cosas sucedan para bien de tal o cual país, entidad o municipio es deber de quienes ostentan el poder, para eso se les otorgó el mandato, para eso se les paga, no le están haciendo un favor a los ciudadanos.
Y no, la ciudadanía no es su gente, es para quienes trabajan, el pueblo tampoco es de los encumbrados, es el patrón al que le deben responder.
Cierto, por lo general lo que dicen los políticos en sus discursos no es lo que piensan o sienten, solo lo que leen en lo que alguien les redactó, pero ellos deberían también analizar bien que es lo que más impacta a la sociedad y no es el mí, ni el yo, es el ustedes, es el país, Estado o municipio.
Aunque no lo crean los políticos, o sus asesores, un buen discurso incluyente es más eficaz que uno donde solo se quieran vanagloriar.