Columna Opinión Económica y Reflexiones Políticas.
Dr. Jorge A. Lera Mejía.
Investigador nacional Nivel 2 del Conahcyt. Línea de investigación Desigualdad, Migración y Remesas. [email protected]
La etapa posmoderna de la globalización enfrenta un retroceso democrático global, donde modelos parlamentarios heredados del siglo XX ceden ante gobiernos autocráticos y neopopulistas. Este fenómeno abarca desde regímenes abiertamente dictatoriales—como Corea del Norte, Irán o Cuba—hasta casos de erosión incremental en democracias frágiles, como Venezuela, Nicaragua, Turquía y Rusia. Simultáneamente, expresiones neopopulistas en España, Estados Unidos y México evidencian cómo la desilusión con el sistema político alimenta liderazgos disruptivos que polarizan sociedades y debilitan instituciones.
El deslizamiento autoritario opera mediante la erosión paulatina de normas e instituciones. Líderes electos democráticamente concentran poder, cooptan organismos de control y limitan contrapesos, transformando sistemas en «autoritarismos competitivos». En América Latina, esto se vincula a reelecciones controvertidas y ataques a tribunales constitucionales o parlamentos, como ocurrió en Perú con Fujimori o en Venezuela con Chávez. Estos regímenes suelen surgir en contextos de crisis institucional y bonanza económica que permiten políticas redistributivas sin rendición de cuentas.
La alianza entre autocracias (Rusia, China, Irán, Corea del Norte) fortalece su supervivencia mediante cooperación militar, económica y política. Este «cuarteto del caos» promueve un orden internacional alternativo al liberal, desafiando organismos multilaterales y normas democráticas globales.
Neopopulismo: ¿amenaza o síntoma?
El neopopulismo contemporáneo emerge como respuesta a crisis económicas y descontento con élites tradicionales. Se caracteriza por:
Disrupción anti-sistema: Líderes outsiders que rechazan etiquetas ideológicas y construyen narrativas dicotómicas («pueblo vs. casta»).
Concentración de poder: Limitan contrapesos institucionales y promueven liderazgos carismáticos, como muestran los casos de Trump en EE.UU. y López Obrador en México.
Efectos ambiguos: Mientras en España Podemos impulsó agendas progresistas sin abandonar marcos democráticos, en EE.UU. el trumpismo exacerbó polarización y violencia política, culminando en el asalto al Capitolio.
Democracias consolidadas Democracias frágiles
Resistencia Instituciones contienen retrocesos (ej: EE.UU. post-Trump) Mayor riesgo de colapso (ej: Nicaragua o Hungría)
Vulnerabilidad Estrés en sistemas políticos Transición a autoritarismo
Amenazas al futuro democrático
Erosión institucional: La normalización de prácticas autoritarias—como el control de medios o judicialización de opositores—debilita estándares globales.
Alianzas autocráticas: Cooperación entre regímenes como China y Rusia crea bloques antihegemónicos que deslegitiman derechos humanos y democracia liberal.
Fractura social: El neopopulismo explota malestar social pero profundiza divisiones, como muestran los crímenes de odio en EE.UU. o la polarización en México.
Ante la encrucijada actual, la democracia requiere adaptarse a la sociedad posmoderna. Propuestas como la democracia líquida—que combina representación con participación digital—o la democracia lenta—enfocada en deliberación profunda—ofrecen vías para acercar instituciones a ciudadanos desencantados. Sin embargo, esto exige contener la ola autoritaria mediante:
Resiliencia institucional: Como en EE.UU., donde mecanismos de rendición de cuentas (ej: impeachment) contuvieron excesos presidenciales.
Cooperación internacional: Revitalizar alianzas democráticas frente a pactos autocráticos.
Renovación de liderazgos: Evitar que la crítica al establishment derive en proyectos hegemónicos, como ocurrió con el chavismo.
El caso mexicano desde el Foro de Sao Paulo al Foro de Puebla:
En México, el Foro de Puebla surge como una extensión o continuación de la agenda del Foro de São Paulo nacida en los 90 del siglo pasado, adaptada en nuestro país al contexto nacional y regional. Influenciado por los principios y estrategias de São Paulo, el Foro de Puebla articula una agenda política que busca fortalecer la izquierda mexicana y latinoamericana, promoviendo políticas sociales y económicas que cuestionan el modelo neoliberal y buscan mayor inclusión y justicia social. Sin embargo, esta agenda también ha sido objeto de controversia por su vinculación con gobiernos populistas y autocráticos, lo que genera debates sobre su impacto en la democracia mexicana.
La democracia en México se ve afectada por la influencia del Foro de São Paulo en la medida en que impulsa una agenda política de izquierda que puede fortalecer la participación y representación social, pero que también enfrenta críticas por su relación con regímenes autoritarios y la posible concentración de poder, lo que plantea desafíos para la consolidación democrática en el país.
El otro caso de Debilitamiento Democrático de países de Europa:
El debilitamiento democrático en los países miembros de la Unión Europea (UE) se ha intensificado en los últimos años, evidenciando un deterioro generalizado del Estado de Derecho. Un informe reciente de la Unión de Libertades Civiles para Europa señala que aspectos fundamentales como la independencia judicial, la lucha contra la corrupción, la libertad de prensa y los controles y equilibrios institucionales enfrentan desafíos persistentes y sistémicos en toda la UE. Países como Italia, Eslovaquia, Rumanía y Hungría presentan un socavamiento sistemático del Estado de Derecho, mientras que democracias consolidadas como Bélgica, Francia, Alemania y Suecia muestran retrocesos preocupantes en áreas específicas.
Este debilitamiento se agrava por la presión política sobre los tribunales y medios independientes, la polarización social y la difusión de desinformación, que erosionan la confianza ciudadana y el espacio cívico. La crisis estructural de los medios y la interferencia del poder ejecutivo en otros poderes del Estado amenazan la integridad democrática y favorecen la aparición de narrativas autoritarias. Además, el avance de la ultraderecha en varios países europeos genera tensiones políticas que ponen en riesgo la cohesión y competitividad del bloque.
Frente a esta situación, la UE ha sido criticada por su respuesta insuficiente para frenar estas tendencias, lo que podría incentivar a gobiernos a profundizar el deterioro democrático. La defensa de la democracia europea requiere fortalecer mecanismos de control, garantizar la independencia judicial y promover la participación ciudadana activa para reconstruir la confianza institucional y frenar el avance autoritario.
A manera de conclusión:
El futuro de las democracias depende de su capacidad para integrar demandas posmodernas, como la participación directa y el pluralismo porque estas reflejan las nuevas formas en que la sociedad exige mayor inclusión y diversidad en la toma de decisiones políticas. Sin embargo, deben hacerlo sin ceder a la tentación autoritaria, que promete eficacia a costa de libertades fundamentales y la independencia de instituciones clave como el poder judicial y los medios de comunicación. La democracia se sostiene en la competencia partidaria, el sufragio inclusivo y las libertades civiles; su debilitamiento abre paso a regímenes autoritarios que erosionan derechos y control ciudadano. Mantener este equilibrio es vital para preservar la legitimidad y la salud democrática frente a las presiones de autocratización global…