CONFIDENCIAL
Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.
en la elección que no movió a nadie
Por Rogelio Rodríguez Mendoza.
La elección judicial del 1 de junio fue un desastre anunciado. Rechazada por la mayoría, incomprendida por casi todos, e ignorada por amplios sectores de la ciudadanía. Una especie de Frankenstein electoral que se quedó sin alma… pero no sin utilidad política.
Porque aunque el 42 por ciento de los votos en todo Tamaulipas fueron anulados, y la participación fue tristemente baja, la elección terminó revelando algo que no estaba en las boletas: el músculo político real de quienes operan en tierra.
Los datos no mienten. La mayoría del electorado le dio la espalda al experimento judicial. Ya sea por desinformación, por apatía o por franca desconfianza, millones de mexicanos decidieron no participar o anular su voto. Fue una reprobación masiva a una reforma mal explicada y peor ejecutada.
Pero mientras la ciudadanía reprobaba el proceso, algunos actores políticos encontraron en esa jornada una oportunidad de oro para enviar señales. Una especie de medición silenciosa del terreno rumbo al 2027. Porque donde hay urnas, hay números. Y donde hay números, hay lectura.
En ese escenario de rechazo generalizado, un alcalde destacó con claridad: Eduardo Gattás Báez. El de Victoria. El que sí entendió que lo que estaba en juego no eran las togas, sino el territorio.
Los números no engañan. La participación en Victoria fue del 17.65%, con 24,603 votos emitidos. La más alta entre los municipios grandes de Tamaulipas. Por encima de Tampico (13.67%, 19,261 votos), Altamira (15.21%, 18,243), Madero (14.87%, 14,643), Matamoros (10.71%, 21,078) y Reynosa (10.51%, 27,545).
El músculo no está en el tamaño, sino en el control.
Gattás activó su estructura con sigilo, sin escándalos ni declaraciones. Mientras otros alcaldes ni se enteraron de la elección, él ya tenía a su base operando. Y eso no es casualidad: es oficio.
El resultado es clarísimo: en la elección más impopular, Gattás fue el más efectivo. Mientras la mayoría se hundía en la indiferencia, él capitalizó el momento para mostrar fuerza. Sin candidatos, sin espectaculares y sin dinero público. Solo con tierra.
Y eso, en el lenguaje de la política real, vale más que cualquier encuesta. Porque demuestra que, cuando llegue la elección que sí importa, Gattás no va a improvisar. Va a ejecutar.
Muchos dirán que la elección judicial fue irrelevante. Y tienen razón, en lo jurídico. Pero en lo político fue una radiografía perfecta de quién está presente y quién solo figura en redes sociales.
Hoy Gattás emerge como el operador mejor posicionado del estado. El que ya tiene su estructura afinada, aceitada y obediente.
Y mientras otros apenas comienzan a preguntarse qué pasó, él ya tomó nota y se prepara para lo que viene. Porque el que gana en la elección que nadie quiso, llega más fuerte a la que todos van a pelear.
Gattás ya no es solo el presidente municipal de Victoria. Es, hoy por hoy, el referente de operación política más efectivo en Tamaulipas. Y eso —aunque incomode a algunos— ya es un hecho.
Si alguien todavía duda de su peso, que revise los números. Y si le parecen bajos, que recuerde que los demás están todavía más abajo.
La elección judicial fue una farsa democrática, sí. Pero también fue una medición real. Y en esa medición, el alcalde Gattás no solo pasó… arrasó.
ASI ANDAN LAS COSAS.