Reflector/ Gilda R. Terán.

Para dar respuestas a las necesidades y carencias, presentadas por los pobladores de
Jaumave, en el festejo pasado del 10 de mayo, el Gobierno del estado, dio cumplimiento a
todos los compromisos, entregando valiosos apoyos a las familias de ese municipio.
Es así que a través del Sistema DIF Tamaulipas, llegaron con aparatos de línea blanca,
enseres electrodomésticos, que van desde aires acondicionados, estufas, lavadoras,
bicicletas, máquinas de coser, refrigeradores, solo por mencionar algunos.
Además se aportaron 455 tinacos para el almacenamiento de agua, todos estos enseres se
dan a través de la ruta de Apapachos, en donde sus colaboradores tienen gran tarea de
conectarse con la ciudadanía para escuchar de viva voz sus carencias más sentidas.
En este regreso a Jaumave los mensajeros de la paz, del DIF Tamaulipas, llegaron con
respuestas prontas a las necesidades planteadas por la comunidad de ese lugar, es así que
la brigadas Transformando familias, siguen fortaleciendo las causas más vulnerables,
Con estas tareas benefactoras, Tamaulipas se consolida como un estado humano y solidario,
esto gracias a la empatía de los Mensajeros de Paz quienes en sus acciones construyen
historias de amor al prójimo.
De esta forma el Sistema DIF Tamaulipas sigue abanderando acciones para coadyuvar con
las familias que se encuentran en situaciones de extrema pobreza, además de que con otros
programas permanentes de ayuda siguen al pie del cañón.
“TE PRESTO MIS ZAPATOS”
La Universidad Autónoma de Tamaulipas, impulsa con ahínco, la cultura de respeto hacia
las personas con capacidades diferentes, es decir abren caminos para ayudar y empatizar
con estudiantes que presenten esa condición.
En este sentido, la Coordinación de Atención a Personas con Discapacidad (CODIS),
accionó el taller de sensibilización “Te presto mis zapatos”, con el fin de lograr una empatía
hacia las personas con algún tipo de discapacidad.
Estas dinámicas de sensibilidad se realizaron en la Preparatoria Federalizada Carlos Adrián
Avilés, en donde participaron personal docente, administrativo y alumnos, con el fin de
simbolizar y conocer las necesidades de las personas con algún tipo de discapacidad
En estas tareas la Universidad Autónoma de Tamaulipas, se unió de la mano con la
Secretaria de Trabajo y Previsión Social del estado, para fortalecer las políticas públicas

humanistas de este gobierno, en donde se privilegia los derechos humanos de las personas
con discapacidad.
En estos talleres los estudiantes accionaron bajo las instrucciones de expertos en la
materia, psicodramas y dinámicas en donde vivieron situaciones como el de andar en silla
de ruedas o con los ojos vendados, para poder entender la situación que viven personas en
estas condiciones.
En fin todos estos foros coadyuvan para llegar a la conciencia de las personas para que
puedan comprender y practiquen valores como la tolerancia, prudencia, ayuda necesaria
para sus compañeros de clases que se encuentren en situaciones de alguna discapacidad.
AMOR EN FAMILIA.
La capacidad de amar es resultado del desarrollo afectivo del ser humano durante los
primeros años de su vida, ya que es un proceso continuo y secuencial, desde la infancia
hasta la edad adulta.
A pesar de que el hombre fue creado por Dios con una capacidad innata para amar, el
crecimiento y la vivencia del amor se realizan a través de la experiencia que el hombre va
adquiriendo a lo largo de toda su vida. En el contexto individual de cada persona, esta
experiencia se ubica en nuestros hogares.
Es en donde se hace posible el amor, un afecto sin condiciones; en donde los padres que
inician un pacto filial eterno, porque quieren a sus hijos porque son su continuación, no en
razón de sus cualidades. «El hogar es un centro de intimidad y apertura».
Es en este espacio familiar donde cultivamos lo humano del hombre, que es el enseñarlo a
pensar, a profundizar, a reflexionar, es en ese ámbito donde se aprende el cultivo de las
virtudes, el respeto que es el guardián del amor, la honradez, generosidad, responsabilidad,
el amor al trabajo, gratitud, etc.
En nuestras casas nos invitan a ser creativos en el cultivo de la inteligencia, la voluntad y el
corazón, para poder contribuir y abrirnos a las sociedades preparadas e íntegras. El amor de
la familia es un remanso de paz.
Al hablar de familia podemos imaginar a un grupo de personas felices bajo un mismo techo
y entender la importancia de la manutención, cuidados y educación de todos sus miembros,
pero descubrir la raíz que hace a la familia el lugar ideal para forjar los valores, es una meta
alcanzable y necesaria para lograr un modo de vida más humano, que posteriormente se
transmitirá naturalmente a la sociedad entera.

El amor en los hogares, va más allá de los encuentros habituales e ineludibles, los
momentos de alegría y la solución a los problemas que cotidianamente se enfrentan, ya que
formar y llevar a la familia en un camino de superación constante no es una tarea fácil.
Pues, las exigencias de la vida actual pueden dificultar la colaboración e interacción porque
ambos padres trabajan, pero eso no lo hace imposible, por tanto, es necesario dar orden y
prioridad a todas nuestras obligaciones y aprender a vivir con ellas.
Es necesario reflexionar que el valor de la familia se basa fundamentalmente en la
presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al
diálogo y a la convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar las virtudes en la persona
misma, y así estar en condiciones de transmitirlos y enseñarlos.
Debemos saber, para que una familia sea feliz no hace falta calcular el número de personas
necesarias e indispensables para lograrlo, mientras en ella todos participen de los mismos
intereses, compartan gustos y aficiones y se interesen unos por otros.
Podríamos preguntarnos ¿cómo saber si en mi hogar se están cultivando los valores? Si
todos dedican parte de su tiempo para estar en casa y disfrutar de la compañía de los demás,
buscando conversación, convivencia y cariño, dejando las preocupaciones y el egoísmo a
un lado, sin lugar a dudas la respuesta es afirmativa.
Toda familia unida es feliz sin importar la posición económica, los valores humanos no se
compran, se viven y se otorgan como el regalo más preciado que podemos dar. No existe la
familia perfecta, pero si aquellas que luchan y se esfuerzan por lograrlo.
Nos vemos en la próxima.
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