Victoria y Anexas/Ambrocio López Gutiérrez/
La educación humanista en Tamaulipas mejora contenidos, refuerza valores, es incluyente, cuida la salud y emociones, a la vez que evalúa alumnos y vela por la capacitación permanente de docentes; visualiza contextos y problemáticas sociales para contribuir a una mejor formación de la niñez y juventud. Así lo explicó ante un grupo de columnistas convocados por el editor Guillermo Villarreal Caballero, el secretario de Educación, Miguel Ángel Valdez García, al presentar avances, retos, proyectos y líneas estratégicas del plan iniciado en el gobierno de Américo Villarreal Anaya. Subrayó que la educación debe ser una herramienta de transformación para la sociedad. “Lo que se haga en las escuelas repercute directamente en la población tamaulipeca. La niñez debe ser bien educada para formar ciudadanos con valores y capacidades”.
Dijo que Tamaulipas ocupa el séptimo lugar nacional en matrícula, lo que refleja la magnitud del sistema y la necesidad de consolidar su calidad de manera conjunta entre la SET y el SNTE, cada quien en sus áreas de competencia. Explicó que la educación estatal desde preescolar a universidad da servicio a casi un millón de alumnos y que la mayor presión ahora está en garantizar espacios en el nivel medio superior para lo que se están creando nuevas escuelas o turnos vespertinos de secundarias en bachilleratos. Destacó una reconversión del servicio educativo, con la apertura de un nuevo CBTIS en Reynosa, una secundaria técnica vespertina en Nuevo Laredo y la expansión de tres CBTAs que ampliarán su capacidad de atención con un mayor número de aulas. Se construirán dos nuevas universidades: la Universidad Rosario Castellanos en Altamira y la Universidad de la Salud en Reynosa, en coordinación con la nueva Secretaría de Ciencia y Tecnología promovida por la presidenta Claudia Sheinbaum.
Valorando la información de la SET a través de su titular MAVG, me permito abundar en el tema educativo con el respaldo de un ensayo elaborado por Julia Marisol Guevara García, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, quien sostiene: La calidad de la educación no sólo es responsabilidad del docente, también es responsabilidad del Estado, así como de las condiciones económicas, sociales y culturales de los pueblos; todo ello se refleja en los resultados obtenidos en la evaluación internacional, lo cual merece un análisis crítico y toma de decisiones adecuadas de los responsables directos e indirectos del proceso educativo. Mi reflexión crítica constituye un acercamiento a la realidad de la educación en nuestros tiempos y de nuestros pueblos, que de manera responsable debemos asumir los que tenemos compromiso y vocación en esta digna tarea de ser maestros para el desarrollo y la transformación.
UNA EDUCACIÓN CON calidad e integridad debe ser la aspiración de los pueblos en estos tiempos de la integración, globalización y modernización de la educación, que tanto demandan nuestras comunidades para su desarrollo. Como asevera Edwards (2015), que una educación de calidad requiere entornos de enseñanza y aprendizaje de calidad y esta se puede medir centrándonos en las tasas de culminación y abandono, de inclusión frente a exclusión, de pertinencia frente a dogma, y la colaboración, la creación de conocimiento y de pensamiento crítico que permite a los estudiantes saber dónde encontrar respuestas y formular preguntas. Sin embargo, nuestro sistema educativo (básico) no está respondiendo a las necesidades de los educandos, así como las exigencias y demandas actuales de los padres de familia quienes no son conscientes que juegan un rol fundamental en el logro educativo de sus hijos; pues de los 200 días del calendario escolar los padres de familia se acercan al centro escolar, en cuatro ocasiones y es para asistir a festivales, ceremonias y fiestas cívicas.
Enfatizar en la importancia del impacto de la educación en el desarrollo de la sociedad, el despertar crítico de la educación y el rol del docente generador de cambio y promueva políticas educativas, que deberían plantear mejores estrategias para modelar y fomentar la participación de los padres de familia, de manera que esta pueda contribuir a mejorar el aprendizaje y el rendimiento de niñas y niños sólo así la educación de hoy promoverá cambios profundos en la conciencia del ser humano elevar la calidad de vida y el actuar con compromiso social. “No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza.” La alumna de la Universidad Autónoma de Tamaulipas agrega: La educación como un proceso para el desarrollo integral del ser humano, tiene un impacto significativo social en la transformación de los pueblos y esta se ve reflejada en la calidad de vida, porque contribuye en el proceso de trasformación, evolución de la conciencia humana.
La educación formal y no formal que se da a través de las instituciones en todos sus niveles, así como en la familia y la sociedad está fuertemente influenciada por factores económicos, políticos y culturales, los que de alguna manera generan diferencias en la calidad de educación que reciben y por ende marcan diferencias en los niveles de vida en cada uno de los pueblos de nuestra sociedad. Por tanto, la situación actual de un pueblo está determinada por la integridad y calidad de la educación que reciben para que puedan gozar o padecer en el quehacer cotidiano de la vida; así también se verá influenciada por los valores que asuman y la actitud reflexiva respecto a su situación actual, como manifiesta Freire (1972) que todos son actores de su destino así como generadores de cambio y además deben estar convencidos “que sus posibles rumbos de ese proceso son proyectos posibles y, por consiguiente, la concienciación no sólo es conocimiento o reconocimiento, sino opción, decisión, compromiso.”
NUESTRA CALIDAD DE vida se logra con una adecuada educación, donde los actores del proceso asuman su misión a partir de una visión de la educación para el desarrollo integral de los educandos; por ello es importante comprender que la educación de calidad como manifiesta Farro (2001) hace referencia a una educación pertinente, que socialmente coadyuve al desarrollo humano de los estudiantes, sus padres, maestros y familia; que eleve el grado de desarrollo de la sociedad en aras de una mejor calidad de vida de todos los miembros de una nación; pero…cuando hablamos de calidad educativa también, tenemos que hablar de competitividad; elevar el sentido de competencia y esto es legítimo porque si hay una relación de solidaridad también debe haber una relación de competencia y responsabilidad social que estimule el crecimiento. Sabemos que “la calidad en educación está íntimamente ligada al tema de la equidad. Todos tienen derecho a una educación de calidad, más aún, se ha señalado que resulta difícil distinguir entre calidad de la educación e igualdad de oportunidades” (OCDE, 1991).
Necesitamos tener una política educativa que termine con las grandes brechas que genera nuestro sistema educativo a través de las instituciones educativas públicas y privadas respectó a las diferencias que existen en el manejo de la disponibilidad del potencial humano y de apoyo: infraestructura, aulas, laboratorios, bibliotecas debidamente equipados y tecnología que escasamente ofrecen las instituciones educativas estatales; por ello, es urgente generar la igualdad de oportunidades para recibir un servicio educativo de calidad que permita el desarrollo integral y permanente de los estudiantes, así como también las mismas posibilidades de progreso, desarrollo y las condiciones socio-económicas de los pueblos. Al respecto Caro (2012) menciona que los resultados muestran que las diferencias en rendimiento entre centros educativos públicos y privados pueden atribuirse, principalmente, a la composición socioeconómica del alumnado que se atiende en estos dos grupos de centros educativos.
La generación de cambios en el sistema social organizativo de nuestro país y América latina es un reto y unir fuerzas docentes, padres, instituciones y ciudadanos comprometidos y sobre todo convencidos que la clave para un futuro mejor, más justo y equitativo está en una educación pública de calidad. Fraire (1972) comprendió que la educación pública se impuso de forma violenta, al buscar la homogeneidad intentó educar con una pedagogía bancaria, con la excusa que esto ayudaría a construir una mejor nación. Plantea una noción intercultural, el respeto a la diversidad y que dentro de esta es posible educar alejándose de una educación autoritaria, pues propuso tener espacios libres para la creación del conocimiento. Mostró preocupación por el alto índice de analfabetismo, donde tuvo una participación gracias a una pedagogía con inserción crítica de las personas, creando en ellas conciencia respecto a cómo viven y la forma de actuar con una perspectiva de inclusión social.
SEGÚN FUKUYAMA (1995) la democracia educativa surge del esfuerzo consciente del hombre por reflexionar acerca de su situación en la sociedad y crear reglas e instituciones que, de algún modo, vayan de acuerdo con su propia naturaleza esencial. Por lo que, actualmente es inconcebible pensar que educar es la transmisión de información y que sólo la calidad educativa se puede medir a través de una evaluación final en Matemática, Comunicación y Ciencia, como la evaluación tomada en el 2015, ocho países de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay) Sección: Investigación en Educación117 participaron en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés).
Una prueba que evaluó lo que los jóvenes de 15 años saben y pueden hacer en matemática, lectura y ciencia en 65 sistemas educativos; dando continuidad a la política educativa que gira alrededor de la evaluación estandarizada, en vez de un desarrollo integral, el cual se le confunde con desarrollo cognitivo, donde los resultados muestran una trillada queja del bajo rendimiento estudiantil con la finalidad de convencer a la sociedad para dar más de lo mismo, lejos de aceptar una educación que permite el desarrollo de la persona a través de todas sus dimensiones (corporal, social, cognitiva, emocional, estética y espiritual), sin dejar de lado la influencia que ejerce el capital social en la formación y resultados en la educación, pues darle una excesiva atención a estos resultados de pruebas estandarizadas como producto de la eficacia escolar es una visión sesgada, pues si bien es cierto las instituciones educativas pueden mejorar las oportunidades educativas, satisfacer demandas sociales.
Para Coleman (1987) existe otro aliado para mejorar los resultados educativos igualmente importante, proviene del entorno más cercano, íntimo al estudiante y en definitiva es la familia, pues es quien ayuda a moldear las actitudes, el esfuerzo y el concepto del yo de los niños. Entendemos también que la inteligencia matemática y lingüística pues no define la brillantez de una persona, pues Gardner (2003) define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una cultura, reconoce lo que se sabía intuitivamente; que la brillantez académica no lo es todo. (En su ensayo, Julia Marisol motiva a todos los actores del proceso educativo a reflexionar acerca de un tema que a todos importa).
SIN EMBARGO, nuestro sistema educativo está centrado en el enfoque pedagógico sociocognitivo, dando prioridad el entrenamiento de las habilidades cognitivas y la sociabilización de los educandos, sabiendo que en un currículo por competencias se debe enfatizar la vivencia de un conjunto de experiencias que permita el desarrollo de las capacidades y con ello lograr competencias en los educandos. Tiene razón Vaquero (2009) cuando nos dice que a la hora de desenvolverse en la vida no basta con tener un gran expediente académico. Hay gente de gran capacidad intelectual pero incapaz de, por ejemplo, elegir ya bien a sus amigos; por el contrario, hay gente menos brillante en el colegio que triunfa en el mundo de los negocios o en su vida personal.
Triunfar en los negocios, o en los deportes, requiere ser inteligente, pero en cada campo se utiliza un tipo de inteligencia distinta. No mejor ni peor, pero sí distinto. El desarrollo de la sociedad depende de su educación, así como las grandes desigualdades que existen en el acceso a la buena educación, ello implica a la vez a las grandes desigualdades en las condiciones de vida de las personas que habitan en los distintos pueblos y comunidades de nuestro país. Como lo manifiesta Machado, directora de la OCDE para América Latina, citada por Herrera (2003), detrás de los bajos resultados arrojados por el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos PISA (Programe for International Student Assessment) las pruebas de desempeño escolar en América Latina, se asoman dos problemas centrales de la región: la desigualdad social y la creciente diferenciación entre escuelas públicas y privadas.
Mientras la política educativa es indiferente, estas diferencias no se reducirán mientras que el estado garantice una educación de calidad gratuita a la que todos tengan igualdad de oportunidades. Existe un gran descuido al plantear una política educativa que coadyuve a reducir las brechas de desigualdad creando instituciones educativas de ricos y pobres pese a que el impacto de la educación en el desarrollo de la sociedad es fuerte, decisivo y determinante; las condiciones en las que se educan las personas y brindan las oportunidades o limitaciones para su desarrollo integral. Tal como asumimos en las instituciones educativas la concepción de la educación, lo concretamos en las aulas, si asumimos una educación mecanicista a través de trasmisión de información académica donde los educandos sólo acumulan información para el examen y obtener un calificativo aprobatorio, termina en ello el mal aprendizaje nada significativo donde no se desarrollan capacidades ni se logran competencias.
BAJO ESTA PERSPECTIVA, si se busca el desarrollo integral, esta forma de medir la calidad educativa dista mucho de sólo medir qué tan bueno es un estudiante bajo estos criterios que plantea PISA, aunque no se desmerece que sea un indicador que da una referencia promedio sobre las capacidades mínimas que debe tener un estudiantes a sus quince años de edad, acaso no nos preguntamos que quizá, dentro de ellos, hay un artista que no tiene que ser bueno en matemática, un empresario que no tiene que disfrutar de la ciencia tanto como el ingeniero ambiental o médico o un excelente artista que no tiene que entender de literatura y dominar los números tanto como los ingenieros. Si además pueden sacar buenas notas excelentes, pero no los comparemos porque cada uno de ellos es único e inteligente. (El texto propone entre líneas la necesidad de que los docentes se esfuercen por sacar lo mejor de los alumnos bajo la premisa de que cada uno tiene fortalezas que se habrán de estimular para tener mejores resultados).
Lastimosamente la sociedad y muchos docentes aún no comprenden esto y están preocupados por demostrar al mundo que ellos también pueden cambiar a los niños y jóvenes para obtener buenos resultados sin importar que en ese proceso ellos pierdan su identidad y la confianza de creer que son buenos y que siendo ellos pueden cambiar el mundo y ser plenamente felices conquistando sus sueños sobre todo siendo ellos mismos. A manera de conclusión, la alumna de Ciencias de la Educación y Humanidades sostiene: podemos afirmar el papel trascendental de la educación en el desarrollo de la sociedad, pero a la vez, la sociedad demanda y exige el tipo de educación que se requiere para la nueva generación, porque de alguna manera las decisiones en las políticas del Estado determinan el modelo educativo que se pretende concretar, donde la responsabilidad no es sólo de los docentes, necesita de un apoyo de padres y demás miembros que forman parte del proceso y responsables de los resultados educativos.
La integridad y calidad educativa en las instituciones educativas promueven el desarrollo de una conciencia crítica, desde la forma de interpretar el mundo, comprender la situación en que viven y actúan sobre él promoviendo el diálogo y desarrollo de los pueblos de manera sustentable y sostenible, gracias a una educación pública de calidad. El rol del docente es imprescindible en la formación integral de los educandos, lo cual permite al docente asumir nuevos roles en concordancia a las nuevas demandas educativas de la sociedad actual; siendo el docente generador de cambios profundos en la conciencia del educando. Aunque es un ensayo para acreditar el Taller de Investigación Documental que se imparte en la FCEH de la UAT, la estudiante Guevara García aporta información que permite seguir buscando alternativas que mejoren la calidad de la enseñanza en la región pues, una vez que se ha llegado al grueso de la población con servicios educativos, tenemos enfrente los retos de la calidad.
Correo: [email protected]