La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

Circula un documento semi oficial de las autoridades norteamericanas, con una lista de personajes señalados por sus vínculos con los poderes fácticos mexicanos. Es la política del presidente Donald Trump. Intenta de esa manera ejercer presión sobre el gobierno mexicano para lograr concesiones en las relaciones bilaterales.
Razones no le faltan al mandatario norteamericano.
Los grupos antisociales fueron galvanizados por las políticas de connivencia y confraternidad del largo periodo gubernamental del PRIAN. Si no están aquellos, abiertamente ejerciendo la autoridad, sí sus personeros y su dinero.
Estos actores políticos manchados por el dinero sucio, dice Trump, son una amenaza para los Estados Unidos. Están a unos metros de su territorio y él los considera terroristas; eso, es a lo que no le han dado la importancia que tiene los amigos y beneficiarios de capitales bajo sospecha.
Ya han lanzado señales.
Muy tenues, pero firmes.
La detención de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda y su esposo por autoridades norteamericanas que les requisaron sus permisos para cruzar al vecino país y el interrogatorio del alcalde de Matamoros, Tamaulipas, Beto Granados que según documentos oficiales lo interrogaron por 18 horas y también le prohibieron el paso a EUA.
En nuestro estado, eso pega fuerte.
El exgobernador, Eugenio Hernández Flores, queda en estado de vulnerabilidad. Con una solicitud de extradición por el gobierno de EUA y con delitos documentados en ese país está en la cuerda floja; su sobre exposición pública, –hace política como Pedro por su casa– lo pone bajo el escrutinio de las políticas de Trump, que en cualquier momento moverían el proceso para que pague sus delitos en suelo norteamericano.
Son diversos y variados los ilícitos de Geño.
Lavado de dinero, crear empresas fantasmas para realizar compra de inmuebles en Texas, mentir a las autoridades de Migración y otros de menor calado, pero de igual gravedad.
Manuel Cavazos Lerma, es otro exgobernador a quien se le atribuye cercanía con esos personajes fronterizos.
Egidio Torre Cantú, es otra figura que destaca en ese escenario oscuro y tenebroso. Por omisión o complicidad, fue en su sexenio la época más violenta en Tamaulipas.
De Francisco García Cabeza de Vaca, ni se diga: el guachicol llegó a su más alta cotización y la cresta más abultada.
¿Cuándo tendremos un gobernador que nos enorgullezca?
¿Acaso la princesa del guachicol, Olga Sosa?
¿O José Ramón Gómez Leal, soberano heredero del imperio familiar de los hidrocarburos ilegítimos?
Si esa clase política dominante, comprendiera los mensajes del mandatario Trump, se retirarían de sus aspiraciones políticas para vivir un futuro de paz y de tranquilidad.
Haría bien, en aprender en cabeza de Geño.