Desde el origen de la creación ha existido el bien y el mal, en cada acción del ser humano se manifiesta la ambición, corrupción, y la traición, es tanta la maldad que hasta JESUCRITO fue traicionado por uno de sus mejores amigos por dinero.

Definitivamente todos los seres humanos tenemos una parte de bondad y una de maldad, cuando las cosas se hacen mal tenga por seguro que la irresponsabilidad de nuestros actos tarde o temprano pagará los agravios, alguien se encargará de cobrar las facturas pendientes.

En estos tiempos donde la ambición corrompe almas, el deseo de poder nubla las razones, el sonido y brillo del dinero ciega y ensordece las conciencias es cuando más se respira traición, huele en cada esquina a tal grado que parece que la maldad gana terreno y la bondad desaparece.

Está por terminar la Semana Santa y se debe reflexionar en cuanta necesidad tenemos hoy los seres humanos de fortalecer el espíritu, de alimentar el alma, de buscar en los lugares oscuros un poco de luz que ayude a continuar el camino, de encontrar paz emocional para conservar un poco de bondad en nuestros corazones.

Con todo lo que sucede en este mundo hostil y lleno de maldad se pierde día a día la capacidad de amar, de sentir compasión, poco a poco la gente se vuelve indiferente al dolor ajeno, no hay misericordia por el que sufre, ni consuelo para el que llora.

Lo peor es que ii perdemos la sensibilidad, la fe y esperanza en la Divinidad será como perderlo todo, no encontraremos el remanso de paz que deseamos, qué necesitamos en tiempos difíciles y estaremos perdidos en el laberinto de las interrogaciones, de la soledad sin consuelo, nuestras vidas navegaran en un mar de maldad sin encontrar sentido, ni motivo.

Ahora que se han desatado los demonios, qué sentimos que llegaron los jinetes apocalípticos recargados de maldad, hambre, ambición, tragedia, muerte, crisis y destrucción,  es cuando más debemos de buscar alternativas para alimentar nuestra alma, trabajar para que las cosas sean mejores, tener fe en que veremos un mejor mañana, no perder la capacidad de amar y si es necesario perdonar, claro que es difícil para el que ha vivido en carne propia el dolor de perder a un ser querido, de ver a sus hijos sin el pan de cada día, que las deudas le consumen y la desesperación le mata, pero siempre se debe seguir por el camino correcto.

Debemos de buscar un remanso de paz, una esperanza, sobre todo hoy día que nos cuesta trabajo creer en los políticos y sus propuestas de soluciones a los problemas que nos aquejan no es bueno perder la confianza en DIOS.

Viernes Santo, es momento de reflexionar, ojalá todos tuvieran lugar para hacerlo, que guardaran sus rencores y ambiciones, que meditaran sobre lo que están haciendo bien y que están haciendo mal, que se preguntaran qué desean para sus familias, qué mundo se heredara a las nuevas generaciones, si por lo que pelean es realmente lo que les dará la felicidad.

La adrenalina pasa, los efectos del poder bajan, el dinero va y viene, la realidad tarde o temprano llega y es cuando se cae en cuenta que no hay vuelta en el tiempo, ni barita mágica que pueda enmendar lo destruido, que el alcohol no cura el dolor del alma y lo que salva son las buenas acciones.

Si JESUCRISTO detecto en su última cena el odio del traidor, porque ahora no se ve, condena y castiga a los judas, a los demonios de estos tiempos que le hacen mal a la humanidad, a nuestro México, si JESUS ya dio su vida por nosotros porque los hombres y sus ambiciones siguen matando y haciendo sufrir a inocentes obligando a vivir en este valle de lágrimas.

Esas respuestas tendrían que darlas las altas cúpulas del poder, esas que han permitido el nacimiento y crecimiento de los grandes males que hoy azotan a este bello país, sería bueno que los políticos escucharan el clamor de la gente y dejaran a un lado las diferencias partidistas y los intereses de grupos o personales y unieran esfuerzos, que trabajen en forma responsable por el bienestar del pueblo.

Que quienes tienen en sus manos el poder de brindar paz, tranquilidad y bienestar a la gente guarden un poco sus ambiciones y cumplan con su compromiso con México para que poco a poco comiencen a desaparecer todos los males que aquejan a esta patria.

Cierto, es mucho pedir, que sucediera sería un verdadero milagro, los políticos solo rezan para su Santo, los demonios quizá ni siquiera hoy Viernes Santo reflexionaran o se tocaran el corazón, para el pobre pueblo mexicano no habrá tregua ni siquiera en estos tres últimos días Santos, lamentablemente, hambre, miedo, tristeza y desolación seguirán a lo largo y ancho de la nación.

Sería bueno que al menos el Viernes Santo, sábado de Gloria y Domingo de Resurrección, unos y otros hicieran una tregua, que respetaran la sangre derramada de JESUS, que amarraran sus demonios, que mandaran a vacacionar los rencores, que reflexionen para que tengan un poco de paz espiritual, DIOS les dará alivio a sus atormentadas almas y el pueblo teniendo tranquilidad lo agradecerá.