Rutinas y quimeras
Clara García Sáenz
Hoy salí a recorrer Victoria, desde el Cero Morelos a Tamatán, en uno de esos tantos
días en que hago trabajo de campo, imparto clases in situ, me reúno con los amigos
para cenar o asistir a algún evento cultural. Todo el mismo día, desde muy temprano
hasta muy tarde, viendo monumentos, caminando calles, haciendo registros de
edificios históricos, elaborando diagnósticos visuales, hablando de la valoración del
patrimonio cultural con distintos acompañantes en disertaciones académicas, técnicas,
teóricas y también risas, y muchos, muchos enojos de ver el estado en que se
encuentra el patrimonio cultural.
El centro histórico especialmente la plaza del ocho y su quiosco pintado de un
ridículo color rosa está invadido del tóxico guano de palomas que al parecer son las
únicas que disfrutan de él porque está cerrado el acceso al público. El obelisco que
rememora la capitalidad tiene un deterioro considerable tanto en sus placas
conmemorativas como en su pintura gris que se cae en grandes lienzos, la fachada del
teatro Juárez parece anunciar que en cualquier momento se vendrá abajo y la fachada
de la basílica especialmente su rodapié está desgajado terriblemente. Recomiendo no
entrar al Palacio Federal porque se sentirán dentro de una película que cuenta la caída
de la era soviética donde los edificios se convirtieron en la imagen de la decadencia.
El edificio de la estación de Ferrocarril fue un duro golpe para mí, porque nunca
había visto rota y vandalizada la sala de espera; siempre, durante décadas esa parte
del edificio permaneció celosamente cerrada a pesar de las múltiples pintas que se
hicieran en sus paredes exteriores, pero en esta ocasión la puerta estaba destruida,
había además de un fétido olor en el interior, grandes cantidades de basura, el reflejo
de un patrimonio despreciado; aún se conservan los letreros de los baños que
rememoran el tiempo ido. Llegando a la ex hacienda de Tamatán la cosa se puso más
terrible, edificios convertidos en oficinas donde los exteriores piden a gritos una
remozada urgente, a pesar de que es un lugar histórico y ahí existen muchas
dependencias dedicadas a la educación, conservación y cultura.
Aunque mi trabajo es el estudio del patrimonio cultural y no me dedico al
activismo político, celebro el nombramiento de egresados de la carrera de Historia y
Gestión del Patrimonio Cultural en puestos claves de la administración estatal que se
encargan de la protección, conservación y difusión del mismo, ahí está mi esperanza
para que intervengan más allá de la foto y pongan orden en este desastre, el trabajo es
inmenso, porque el patrimonio se encuentra en una grave situación no sólo en Victoria
sino en todo el estado; sin embargo, creo que cuentan por lo menos con la información
de lo que debieran hacer para sacarlo de su estado crítico.
Deseo que se pase de la simulación, las reuniones políticas, los recorridos
conjuntos, las firmas de colaboración a una acción urgente, donde los expertos que han
egresado de esta carrera pongan orden desde sus ámbitos de influencia y sin dormirse
en la comodidad de las compensaciones jugosas, toquen con fuerza las puertas
necesarias y abran camino a sus compañeros de licenciatura para trabajar
profesionalmente en la valoración y preservación del patrimonio cultural tamaulipeco.
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