La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
La Reforma al Poder Judicial en marcha, seguramente tendrá fallas por la magnitud de la tarea y lo inusitado del proceso. Nada que no se pueda mejorar. Será una elección similar a la que estamos acostumbrados; con semejanzas múltiples, a las formas en que votamos a nuestros gobernantes.
Habrá jueces nombrados por la voluntad ciudadana, con ciertas inexperiencias y hasta deficiencias, y Magistrados vinculados a grupos ciudadanos. El tiempo y los órganos fiscalizadores de esa nueva estructura, se encargarán de enderezarlos.
El INE, mostrará que no hay elección más compleja que las del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Esas sí, son elecciones convulsas, competidas y disputadas hasta el final.
En esos comicios ha habido hasta muertos.
La pugna es en serio.
El grandísimo éxito de la Reforma será el fondo de la cuestión: el reemplazo de un Poder Judicial desvirtuado, que ya cumplió su misión y su compromiso con la historia, por un Poder Judicial renovado que intentará cambiar las dinámicas de impartir justicia para todos.
El trabajo de los nuevos juzgadores será arduo.
Desmantelar todo el entramado de la justicia elitista, clasista y mercantil que se generó en décadas al reproducir los vicios que el viejo sistema político le transmitió, llevará tiempo.
Por ósmosis, el Poder Judicial del pasado, se contaminó de las mañas de la clase política que fue su compañera y cómplice: cinismo, venalidad, corrupción, y transformación de la justicia en mercancía.
El sistema creó una estructura judicial igual de torcida que él.
El inicio del desplazamiento de ese cuerpo podrido del nuevo sistema político será un avance espectacular en la construcción del Segundo Piso de la IV T.
Representa una muestra fehaciente de que la presidente Claudia Sheinbaum, se esfuerza por darle profundidad y trascendencia al proyecto de AMLO. No es posible, reformar de fondo las estructuras de gobierno, si se deja sobrevivir un Poder Judicial que representa a las élites del pasado.
AMLO las enfrentó con acierto.
Lo que no se puede olvidar, es lo espinoso que fue gobernar sólo con dos Poderes. El Tren Maya se retrasó, por los cientos de amparos interpuestos por seudo ambientalistas y artistas que como por ensalmo se transformaron en defensores de la selva y su fauna; igualmente, la refinería en el Sureste enfrentó argucias legales que entorpecieron el proyecto.
Y no se diga de la devolución de millonarias fortunas a delincuentes de cuello blanco como a los familiares de Genaro García Luna; o del freno de sentencias que todavía permiten a super millonarios frenar la acción del fisco, e impedir el pago de impuestos.
El ejemplo más claro de la justicia para los ricos es el impedimento por omisión judicial de más de 50 mil millones de pesos, del magnate de TV Azteca y Elektra, Ricardo Salinas Pliego.
Veremos lento el cambio.
Será el verdadero banderazo del Segundo Piso de la IV T.