Columna Opinión Económica y Financiera.
Dr. Jorge A. Lera Mejía.
De acuerdo al comunicado vía ‘Truth Social Trump’, de Donald Trump, la frontera norte será cerrada por su gobierno, para los migrantes aspirantes a una Visa Humanitaria y a todos los Flujos migratorios.
No obstante que Claudia Sheinbaum aclaró que su gobierno no cierra fronteras y tiende puentes, a la par que las caravanas son atendidas por su gobierno, la duda persiste si de facto, Trump a 2 meses de tomar posesión, ya decidió unilateralmente definir a México como un «Tercer País Seguro» nuevamente.
Sobre la crisis del Fentanilo, no queda claro lo que sucederá, ante las amenazas de imponer aranceles por el 25% de no parar su contrabando desde México a EE.UU.
Queda en el ambiente, la nota de la Revista Rolling que anticipa una invasión suave contra los carteles de las drogas.
Ante las dos interpretaciones que se deducen de acuerdo a lo declarado por cada parte, se vislumbra que en medio de la controversia por un posible incremento del 25% en los aranceles si no se aborda la crisis migratoria, Sheinbaum informó sobre una conversación «excelente» con Trump. Según ella, pero Trump dijo otra cosa. El afirmó qué se va a cerrar la frontera.
Sin duda, estando aun hablando con un presidente electo, ya se anticipa un auténtico «choque de trenes», además que se tendrá que adivinar «lo que dijo, y lo que quiso decir Donald Trump».
Pero peor aún, en el ambiente político y de seguridad nacional, queda sin respuesta el candente tema de que «será verdad que están anticipando una gran corriente de deportaciones masivas», y peor aún, «si están planeando una llamada «invasión suave».
Sin ninguna duda, Donald Trump ya tiene a su nuevo equipo de «Halcones» planificando lo que algunos llaman una «invasión suave» a México, según se reveló ayer por la revista Rolling Stone.
¿El objetivo? Combatir a los cárteles de la droga mediante tácticas que oscilan entre lo sigiloso y lo explosivo es el plan.
¿Cómo sería la «invasión suave» de Estados Unidos a México?
Fuente cercana describió a Rolling Stone esta «invasión suave» como una operación quirúrgica y encubierta. El plan incluiría el despliegue de fuerzas especiales estadounidenses para eliminar a los líderes de los cárteles en suelo mexicano.
La estrategia, aprobada en conversaciones privadas por el propio Trump, incluye una lista de opciones militares: desde ataques aéreos con drones hasta incursiones terrestres para secuestrar a figuras clave del narcotráfico.
El medio asegura que al menos seis republicanos han hablado con el expresidente sobre este tema. Entre las propuestas mencionadas también están la guerra cibernética contra las redes de los cárteles y la colaboración de «entrenadores» y «asesores» militares para apoyar las operaciones. Sin embargo, lo más intrigante es la pregunta que, según un funcionario del equipo de transición de Trump, ronda en sus círculos: «¿Hasta qué punto debemos invadir México?».
Por su parte, México ha respondido con cautela ante las propuestas de Donald Trump para combatir el narcotráfico.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha mantenido un diálogo «excelente» con Trump, a pesar de las amenazas de sanciones comerciales y deportaciones masivas.
México busca negociar desde una posición de fuerza, destacando su importancia económica para EE.UU., y propone fortalecer la cooperación bilateral en lugar de recurrir a la intervención militar.
Sin embargo, hay preocupaciones sobre las posibles consecuencias de una política más agresiva por parte del nuevo gobierno estadounidense.
Las propuestas de Trump han generado tensiones significativas en la relación entre México y Estados Unidos. Sus amenazas de imponer aranceles, que podrían afectar gravemente la economía mexicana, han llevado al gobierno mexicano a buscar alternativas de cooperación, como el «Plan México» para fortalecer la seguridad y la economía regional.
Además, la posibilidad de deportaciones masivas y militarización de la frontera ha aumentado la preocupación en México sobre la protección de sus ciudadanos y el impacto económico.
La interdependencia económica entre ambos países complica aún más la situación, ya que cualquier medida unilateral podría perjudicar a ambos lados.
Además, queda abierto otro duro frente, al observar las nuevas actitudes hostiles de los líderes de las provincias de Ontario y Alberta, y el voluble discurso del primer ministro Justin Trudeau…