Reflector/Gilda R. Terán.

Con el fin de asegurar el derecho de la madre al duelo y a la atención integral frente a la
muerte gestacional y perinatal, y constituir que la atención y abordaje se centrará en la
dignidad de la persona que sufre la pérdida de su bebé y en su familia, el Gobierno del
estado inauguró la “Habitación Mariposa”.
Esta estrategia de empatía en el dolor emocional por la pérdida de un hijo durante el
embarazo o postnatal, es implantada por la Secretaria de Salud, siendo la sede el hospital
General Dr. Norberto Treviño Zapata, en donde en este espacio se les brindara una atención
sensibilizada para ayudar a enfrentar su duelo.
En estas tareas están involucrados Profesionales de la Salud, para atender con sensibilidad y
de forma multidisciplinaria a las madres que han sufrido la pérdida de un hijo, por lo que el
“Código Mariposa”, es una estrategia sencilla y efectiva para abordar el duelo en gestación
o en el parto.
Y es que consideremos “la experiencia de perder un hijo no es solamente perder un
embarazo o un producto, es perder la esperanza, el tener un proyecto de vida; como mujeres
no hay algo que pueda calmar ese dolor de no tener en sus brazos al bebé que se espera con
tanta ilusión”.
Además, al implementar el “Código Mariposa”, cuyo objetivo es identificar a la mamá
que perdió su bebé y mantenerla en un área especial, en el que se evite comentarios
negativos y falta de empatía que puedan afectar su salud emocional.
En estas tareas de consuelo al dolor, se les dará un distintivo de identificación a la madre
de una mariposa de color morado que evite le hagan preguntas relativas al parto, el cual
será colocado en la cabecera de sus camilla, así como en su expediente personal.
CONFIO EN DIOS
Muchas veces nos derrumbamos sin remedio sin saber por qué, sin entender los motivos, a
veces, nos abatimos por circunstancias que en su mayoría no comprendemos, y es que el
dolor jamás encuentra justificación, y de pronto llega sin previo aviso queriendo ser
permanente.
Por tanto, en algún momento, la adversidad puede tocar a nuestra puerta, a veces cuando lo
hace, se puede acomodar sin que la hayamos invitado a pasar y se puede convertir en un
molesto acompañante.

Parecieran esas etapas en las que todo parece ir mal, en las que lo vemos todo gris y no
divisamos la luz al final del túnel, por lo que podemos desanimarnos y hasta deprimirnos, y
es que los nubarrones forman parte de la vida.
Nadie está exento de calamidades, pues no somos ajenos al sufrimiento, y muchas veces,
este mal necesario se convierte en un canal de aprendizaje, a veces, más directo que la
misma felicidad, por lo que aceptar, abrazar y superar lo que nos sucede en las
adversidades, es vital para que la experiencia nos ayude.
Para mí en lo personal, el abrazar la realidad, vivirla, asimilarla, sufrirla e interiorizarla son
claves para la solución, y es que no basta con oír, hay que saber escuchar, no basta con
ver, hay que saber mirar, entender que siempre hay un más allá y que éste puede ser nuestro
mayor consuelo en esos momentos en los que aparecen las adversidades.
Tengo la certeza, que la mejor manera de superar el dolor es hacerle frente al sufrimiento,
todos pasamos por situaciones en la vida que nos producen sufrimiento y que no sabemos
cómo afrontar.
Y es que no existe una fórmula que funcione siempre (ojalá fuera así), sino que debemos
aceptar que el sufrimiento es parte de la vida, aunque resulte doloroso muchas veces,
aunque pensemos que el mundo se nos viene encima.
No obstante ante los retos de la vida, siempre tenemos presente la esencia de nuestro
Creador, quien viene alumbrar, a dar paz, y fortaleza en todos los embates que se nos
pueda presentar en este viaje por la tierra.
Es una realidad que el hombre siempre ha estado en la búsqueda de Dios, pues es parte
esencial de su condición humana, y se manifiesta en celebraciones y ritos religiosos para
acrecentar la fe.
Nos vemos en la próxima.
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