DESDE ESTA ESQUINA.

MELITON GUEVARA CASTILLO.

 

En mas de una ocasión quienes hemos vivido ya un buen numero de años, al estar en una conversación, escuchamos o expresamos: “Esta lurias”, para referirnos a alguien, cuya conducta o forma de actuar no es consecuente con una realidad cotidiana. Incluso, al momento de la expresión, lo acompañamos con un gesto: movemos el dedo índice, en círculos, cerca de nuestra cabeza. Incluso en mas de una ocasión, uno mismo expresa en voz alto: “estoy loco”. Y en el caso particular, en mas de una ocasión especifica, me dice mi hija: “es la edad, la edad papa”.

“Estar mal de la cabeza” es un síntoma de que algo no anda bien. Son cosas o hechos que se observan en el comportamiento, de unos y de otros, o de nosotros mismos. Y la cuestión es que no se arregla con un mejoral o un paracetamol, puesto que no es un dolor de cabeza… aunque los hechos, en la práctica, si sean un dolor de cabeza. En términos médicos tiene que ver con un tema en concreto: la salud mental… por cierto, para unos, estar lurias es andan bien contento.

SALUD MENTAL.

Laura Elena Gaither Jiménez es la responsable del Centro de Integración Juvenil en la capital tamaulipeca. Y hace notar que han brindado 207 consultas o atenciones, destacando que 6 fueron a menores de 12 años, en tanto que 41 a personas cuya edad fluctúa entre los 18 y 25 años. Indica, también, que los problemas de salud mental se detonaron con la pandemia del covid-19 en la población infantil y adolescente debido al aislamiento social y a los efectos de salud de ellos o de sus familiares.

Los problemas básicos de salud mental entre los niños y adolescentes se identifican como la depresión y la ansiedad. Y efectivamente, al hacer un repaso de hechos cotidianos, nos encontramos que en términos psicológicos la depresión, por los problemas familiares o personales, es un sentimiento de intensa tristeza, desesperanza, ira o frustración. Los efectos son cambios en el comportamiento y la actitud, dificulta la concentración, la motivación y la alegría.

SUICIDIOS.

Hace muchos años, una joven estudiante, me hizo una pregunta que en ese momento no pude responder: ¿Por qué se suicidan los diabéticos? El tema apareció porque días antes se había suicidado una persona y en su carta postura hace notar que se suicida por los múltiples problemas que le pasaban por ser diabético. ¿Qué pasa, en serio, por la cabeza de quienes, en un tris, se quitan la vida? Así sucedió con un primo; en una familia, vecinos por muchos años, dos jóvenes se quitaron la vida… ¿Cómo explicarlo?

El hecho, real, es que hay un trastorno mental que se produce cuando los patrones o cambios en el pensamiento, los sentimientos o el comportamiento alteran la capacidad de funcionamiento de una persona.  En este caso, entre los trastornos mentales se pueden mencionar la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar, entre otros.

BIENESTAR EMOCIONAL.

Al hablar de la salud mental es preciso anotar que significa nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Cundo no tenemos estas condiciones, o nos sentimos mal, recurrimos a los médicos y en la mayoría de las veces a quien sufre, por decir, estados depresivos o de ansiedad les prescriben medicamentos. Obvio, medicamento controlado. Y es cuando, quiérase o no, nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer para disfrutar de una buena salud metal?

En lo personal creo que el mejor remedio es el manual del adulto mayor que entrega el IMSS: hacer ejercicio, meditar, comer de manera saludable, dormir lo suficiente, estar en constante comunicación, interactuar pues, con familiares y amigos. Hacer, hagan de cuenta, lo que nos gusta, como escuchar música, leer, desarrollar un hobby como la fotografía, responder o resolver crucigramas. El chiste es tener, siempre, la mente trabajando, ocupada… cuando no recuerdo algo, el nombre de una persona, me dice mi hija: es la edad papa, la edad.

PAVOR.

 El próximo día 10 de octubre se celebra el Dia Mundial de la Salud Mental. Uno quisiera que todos, pero todos, tengamos un bienestar emocional, psicológico y social. Sin embargo, bien que lo sabemos, eso es algo difícil de que suceda: porque todos, sin excepción, tenemos malos ratos, días malos y nos agobian los problemas… difícil escapar, en todo caso, a situaciones de ansiedad, de depresión u otro trastorno mental.

Me da pavor imaginar que un político, sobre todo un gobernante, pueda tener esos momentos que no son de bienestar emocional, psicológico y social; pavor de pensar, imaginar, que en esas condiciones tiene que tomar decisiones que, por su naturaleza, afectan a toda la sociedad.