Reflector/Gilda R. Terán.

Padre mío te fuiste tranquilamente un 5 de octubre, para habitar las moradas que
Jesucristo nos preparó, es mi certeza de la fe que tú estas ahí, en un lugar donde no hay,
dolor ni tristeza, sino solo gozo, alegría y consuelo del Señor.
Papá , recuerdo que un día antes de cerrar tus ojos para el sueño eterno, te despediste de
mí, no con palabras, porque ya por tu enfermedad ya no podías hablar, sin embargo con tu
mirada acariciabas mi corazón con tanto amor.
Y entre esa tarde de un miércoles cuatro del décimo mes, viene a mi mente que ese día
me toco cuidarte y tu recostado solo escuchabas mis anécdotas que yo te contaba de
cuando era niña, y esto lo hacía solo con el afán de hacer sonreír tu alma.
Me mirabas con esa quietud que solo Dios da, y así pasó esa tarde, y al momento de
despedirme para marchar a mi casa, tengo presente que te dije “ya me voy nos vemos
hasta mañana”, yo tomé tu mano derecha, la cual ya no tenía movimiento, como secuelas
de tu enfermedad.
Y te dije “Dios se queda aquí”, entonces tu apretaste los dedos de mi mano y me sorprendí
en sobremanera en virtud de que ya no podías mover tu mano, yo interpreté que tal vez no
querías tu que yo me marchara, sino que siguiera recordando añoranzas y vivencias de
nuestra vida familiar.
Pero al día siguiente cuando me llaman para decirme que habías fallecido, entonces supe
con certeza que ese “apretón de manos” fue nuestra despedida, hasta pronto amado Padre.
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con El a los que
durmieron en Jesús”
1 Tesalonicenses 4:14
“LA FE NUNCA TERMINA”.
Hoy en día; hay muchas personas que al vivir sin propósito, han perdido la esperanza y esto
trae como consecuencia que pierdan sus sueños, y al no tener un propósito claro y definido
se engendra una incertidumbre.
Y es muy diferente cuando conocen sus metas y objetivos, porque tienen enfoques,
disfrutan el presente y caminan hacia su destino, sabemos que al conocer propósitos
existenciales, les da certeza, produce fe y aumenta la confianza.

En cambio, desconocerlos produce angustia, incertidumbre, falta de fe. ¿Conoce usted su
propósito? es bueno saber, qué necesitamos para obtener esperanza, solamente es cambiar
de actitud, ya que puede elegir con qué actitud quiere vivir con una de quejas o con una de
positivismo.
Mucho de nuestros patrones conductuales que tenemos en nuestra vida, depende de cómo
alimentamos nuestro espíritu y nuestra mente, recuerde una actitud positiva trae buenas
expectativas y esto brinda una vida en armonía.
En conclusión debemos actuar en fe, porque la vida es un viaje donde todos los días
estamos aprendiendo y cuando lo hacemos crecemos como seres humanos, este es el
momento para desarrollar esperanza, para retomar esos sueños y cumplirlos.
Tenemos que tomar en cuenta que el pasado no determina el futuro, ni los fracasos
determinan el destino, si queremos vivir armónicamente, debemos atrevernos a cambiar, y
a cerrar el pasado por un tiempo venidero mejor, dejemos que brille la luz en nuestras
vidas, pues hoy es el mejor día en amor y fe.
Nos vemos hasta la próxima.
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