Opinión pública

Por Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Los funerales del PAN siguen adelante en
Tamaulipas. Para la próxima elección hasta podría perder su registro local,
como ya sucedió en Tabasco, en la elección de julio del 2024.
Tienen en la entidad un padrón de 8,600 militantes y cada vez hay más
deserciones, según el RNM.
Reflejo de su decadencia es la bancada celeste en el Congreso del
Estado. Terminan la 65 legislatura divididos, con la moral por los suelos y
saldrán el 30 de septiembre con la cola entre las patas.
Tres de sus próceres, Angel de Jesús Covarrubias Villaverde (prestado
al PRI), Leticia Vargas Alvarez y Raúl Rodrigo Pérez Luévano fueron
sancionados con amonestación pública por “comportamiento porril” en la
sesión en que fue aprobada la Reforma al Poder Judicial.
Como niños con berrinche querían impedir la realización de la sesión
plenaria del 12 de septiembre. Desobedecieron llamados a la compostura.
Terminan divididos y con broncas. El propio Pérez Luévano, suplente de
“Cachorro” Cantú, presidente estatal del PAN, votó a favor de la reforma
obradorista. Igual Leticia Sánchez Guillermo, la tabasqueña que llegó al
Congreso por las siglas de Morena, pero dio el “brinco” el mismo día que
rindió protesta.
Votó en abstención -por la reforma judicial- Nora Gómez González,
presidenta del PAN en Tampico, a quien pretendieron expulsar por sumarse
en el trienio a proyectos guindas, pero les ganó la partida en tribunales. Ella
fungió como secretaria de la Mesa Directiva de la sesión, representando al
PAN.
El propio coordinador de la bancada, Félix Fernando García Aguiar,
“Moyo”, con le gusta que le digan, le hizo al Tío Lolo y salió del recinto para
no votar, seguido por su compañera Norma Edith Flores Cantú ¿se
destetaron del gringo? Más parece que se cansaron de sus intransigencias.
Por si fuera poco, a la reunión mañanera faltó Nora Gudelia Hinojosa
García, de Nuevo Laredo, suplente de Imelda Sanmiguel Sánchez, con lo
cual quedaron en ridículo frente a la bancada de Morena y aliados.
Por las intransigencias y burradas de Cantú Galván -acusado
directamente por Gómez González-, en el curso de tres años se les fueron
tres legisladoras: Sandra Luz García, Mireya González Zúñiga y Danya
Aguilar Orozco. Se declararon independientes pero guindas.
Ya no están. Como si fueran muchos, las expulsaron.
Pues bien, con ese sombrío panorama de desintegración y
escurrimientos, el PAN llegó al 85 aniversario de su fundación este 15 de

septiembre. En Tamaulipas se les olvidó “celebrarlo” ¿para qué?. Nada que
celebrar.
Los auténticos militantes de derecha saben que al partido se lo acabó
Francisco Javier. Sigue como dueño de las siglas e impuso las candidaturas
de mayoría y minoría, ignorando el repudio popular que él y sus hermanos
se ganaron a pulso en seis años.
Aquel triunfo del 2016 fue llamarada de petate. La ciudadanía estaba
harta de la robadera de los priístas. Votaron por algo diferente, por quien
prometía “vientos de cambio” pero se equivocaron. Tamaulipas salió de
Guatemala para entrar en Guatepeor, como dice el refrán.
Después de tener 30 alcaldías, se quedan con 16, las “chiquillas”.
Perdieron los municipios grandes y a sus principales líderes. Desde hace
seis y tres años la ciudadanía los sacó a patadas de los palacios
municipales de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Altamira, Madero y
Victoria.
Junio del 2022 marcó la fecha histórica de echar de Palacio Estatal a la
familia que pretendía eternizarse varios sexenios, comenzando con Ismael
que tuvo que suspender su precampaña.
En los próximos tres años no tendrán el control de la 66 legislatura.
Ganaron una diputación de mayoría y les regalaron seis de minoría.
Ah!, y tendrán la regiduría plurinominal de la cachorra, en Reynosa.
Tal parece que al final, como en los partidos “chiquillos”, solo quedará
una familia en la lista de militantes para repartirse las “sobrinas” del poder:
Vicente Javier, Alba Alicia, Cesar Augusto y Lorena Guadalupe; César
Verástegui Aranda, Irma Alicia y Martha Iliana Verástegui Castillo; Vicente
Javier Verástegui González; María del Carmen y Vicente Verastegui
Martínez, que hoy son militantes activos.
Los Cabeza no han sido para registrar en el panismo a sus mujeres y
prole. Solo aparecen los tres, José Manuel, Ismael y Francisco Javier, tan
devaluados que no ganarían una regiduría de mayoría.
Extraño que, Don Cachorro, no haya salido de su escondite para gritar a
los cuatro vientos que expulsó a los que votaron a favor de la iniciativa más
repudiada por el CEN y su jefe Marko Cortés.
¿Traiciones? No puede hablarse de eso. Se cansaron de tener la
pezuña en el pescuezo para beneficio de una familia.
Los funerales siguen adelante. El golpe final comenzará con el cambio
de consejo y directiva del CDE, ahí por agosto del 2025. Don Francisco no
estará en condiciones de imponer gerente.
Antes de irnos decir que, cuando amainaron las lluvias, el ayuntamiento
que preside Lalo Gattás, en Victoria, inició intenso programa de bacheo por
calles y avenidas de la capital que incluye la Juárez y cuadro, así como
avenida La Paz. La tarea continuará.