La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
¿Por qué, Tampico, Tamaulipas, es lo que es?
El puerto, es una de las ciudades más desarrolladas del Noreste mexicano. Se respira paz, equilibrio, orden, donde los factores productivos despliegan sus tareas como en ninguna ciudad tamaulipeca. Ese entorno, es apuntalado por un gobierno municipal –desde hace años– que se ha significado como un ente responsable al tiempo de mostrar actitudes ecuánimes y de compromiso con la comunidad.
¿Por qué Tampico y no otras ciudades de la entidad?
Lo notable es, que los gobiernos que han administrado la ciudad, –tanto del PRI como del PAN y hace más de medio siglo con el Partido Popular Socialista (PPS), con el popular Pichi San Pedro– han trabajado con ciertos estándares de probidad –con sus contadas excepciones– y de eficiencia.
Para ser justos, los porteños, no han visto –en otras latitudes sobran– como presidentes municipales, a gente pasada de lanza. Probablemente, Chucho Nader –un panista sin parangón tanto en el PAN como en el puerto– sea el alcalde tampiqueño más destacado en las últimas décadas. Sin echar hate, ni confeti a sus homólogos, el alcalde Nader, ha brillado por su postura personal más que por la carga panista de la cual muchos pretendieron colgarse.
¿Qué tiene Tampico, que no tienen el resto de los 42 mmunicipios?
Veamos:
1.- El puerto, tiene fuertes e influyentes élites locales. Desde empresarios de talla global –la familia Fleishman y Grossman–, hasta grupos que sostienen las dinámicas de los servicios de la ciudad. Esos segmentos de la sociedad, se han construido un entorno para facilitarse la vida: levantaron un sistema educativo privado de alto nivel –desde preescolar hasta universitario– que en mucho ha contribuido para que miles de familias hayan decidido asentarse en tierras tampiqueñas. (Cierto: algunos se van a educar a otros sitios, incluyendo EUA y Europa).
En concreto: las élites tampiqueñas, están permanentemente vigilantes, del papel que juegan su gobierno local. Eso, las ha erigido, como un tejido social, que opera como escrutador a la autoridad municipal.
No son los partidos –el PRI y MORENA, y sus representantes en los Cabildos, andan sobre las compensaciones que autoriza el alcalde–, los que presionan al gobierno municipal paa que haga bien su trabajo; no es el Congreso del estado; no es el gobierno del estado, el que cuestiona a los malos gobiernos jaibos; no son los sindicatos, son las élites y sus organizaciones, quienes actúan como contrapeso e índice flamígero, si los presidentes municipales tuercen sus encomiendas.
Esa es la grande fortuna de los tampiqueños: un bloque social poderoso y actuante, que obliga a la autoridad pública, a servir a quien lo eligió.
(En otros municipios, las élites viven en otras ciudades –como en Altamira y Madero– en tanto en la frontera, prefieren tener su residencia en Texas. Eso explica, por qué a las élites gobernantes norteñas les vale queso, el estado de sus ciudades).
Se debe señalar, que los porteños, han tenido la dicha, de presumir a uno de los alcaldes más honestos en la historia de Tamaulipas: José Inés Loredo. Era él, un hombre ejemplar y un exitoso restaurantero; para no hacerla muy larga: fue el inventor de la famosísima carne asada a la tampiqueña.
Si alguien duda, de las conductas de ese personaje emblemático de la ciudad, sólo hay que recordar, que como alcalde cumplió religiosamente su horario como jefe edilicio…
…para después, instalarse en su establecimiento, ponerse un delantal y atender a su nutrida clientela.
Sin duda: esos tampiqueños, lo tienen todo.