La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

A tres años de que se abra el proceso interno de MORENA-TAM, para elegir sucesor al gobernador Américo Villarreal Anaya –y no es adelantar vísperas: la construcción de una candidatura, no se realiza en un corto ni mediano plazo–, no es esperanzador ni sonriente el escenario, para los tamaulipecos y para los morenistas.
Hoy, se vislumbran como insoslayables de la lista de prospectos, a los dos senadores guindos de la entidad: Olga Sosa y José Ramón Gómez (JR); hay que añadir, a Carlos Cantú Rosas –muy probable coordinador de la bancada tamaulipeca en el Congreso de la Unión–, a Mario la Borrega López, que en todas se anota y finalmente a Maky Ortiz cuya ambición desmesurada, la impulsa a toda aventura en donde pueda seguir sacando raja económica o política.
(Habrá que sumar a los que se anoten en el transcurso de los próximos tres años. Tendríamos que esperar, si algún tamaulipeco, se suma al Gabinete de la presidente, Claudia Sheinbaum Pardo, o a su Gabinete ampliado. Se enfila para PEMEX, un ilustre tamaulipeco, que de llegar a donde está anotado, podría sumarse a la larga lista de morenistas con aspiraciones para llegar a la gubernatura del estado. Sería nuestra salvación de último minuto; como lo puede ser la suma al Segundo Piso de la IV T de Rodolfo González Valderrama, que retornó triunfal a las Grandes Ligas de MORENA con su Consulado en Miami, USA).
La mayoría de aquellos prospectos locales, son de bajo perfil y de altos egos.
Los enlistados de mayores posibilidades –Olga y JR– son los de los perfiles políticos más pervertidos. La dama, sigue estando vinculada a grupos innombrables –unos de carácter sexual y otros de capitales tan negros como el petróleo– y JR, es el brazo en MORENA del exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Con Sosa, entraría en un proceso de restauración un priismo de lo más podrido, en el cual militan, actores tan impresentables como Ricardo Gamundi, Eugenio Hernández, Manuel Muñoz Cano, César García Coronado y otros de similar contextura.
Con JR, regresarían los días gloriosos del cabecismo. El actuado pleito entre él y su cuñado Francisco García Cabeza de Vaca, les sigue redituando dividendos. En mucho, la interlocución de José Ramón con la IV T, ha sido el blindaje que ha protegido a los hermanos Cabeza de Vaca ante las instituciones policiales y de justicia que desde hace años quieren echarle el guante al exgobernador y a sus fraternos.
En parte, la caída del PAN tamaulipeco fue la actitud de abandono del cabecismo con su candidata al Senado, Imelda Sanmiguel, toda vez que configuraba con su triunfo, el impedimento para que JR llegara a la Cámara alta.
Con JR, continuaría el doble juego de caminar en las filas del panismo y la militancia morenista, para continuar lucrando con sus prácticas políticas.
Sí: ese par está a la cabeza de las preferencias y de las listas de MORENA-TAM.
No necesitan hacer mucho, Olga y José Ramón.
Como siempre: nadan de muertito y esperan que la marca los saque a flote.
Así han actuado, en toda su carrera como morenistas.
Olga ya empezó a moverse: saca a diario, una fotografía con su peculiar sonrisa de plástico confiando en la potencia del partido que la protege –y claro: en sus protectores, los magnates guachicoleros–; JR, se la lleva más calmada: se siente seguro con su atuendo de morenista nice, que resuelve sus candidaturas a punta de cañonazos obregonistas.
Con esos dos sujetos, Tamaulipas entraría en una dinámica de retroceso.
Dirán –ambos– con el cinismo de los neoliberales que representan: el retroceso, también es cambio.