Columna Académica
Una teoría que sucumbió a más preguntas que respuestas.
Por Dr.Jorge Lera, Dr. Daniel Cantú y Dr. Daniel Borrego, Universidad Autónoma de Tamaulipas
Se trata de una teoría educativa propuesta por Howard Gardner en la década de los ochenta y llegó como anillo al dedo para muchos educadores en el entendimiento de por qué algunos niños eran buenos en lenguajes, otros en matemáticas y otros en música, entre otras.
La teoría propone que hay diferentes tipos de inteligencia, por ejemplo la lingüística propia de los escritores, vendedores y oradores, otra puede ser la kinestésica, propia de escultores, actores y cirujanos, otra es la matemática, propia de economistas, contadores e ingenieros, en otras como la inteligencia interpersonal (propia de políticos o psicólogos) o musical (cantantes, bailarines).
Sin embargo, la inteligencia es un concepto que todavía no se define bien.
Desde su etimología latina, la palabra “inteligencia” es “inter” y “legere” que significa elegir entre dos o más cosas la mejor. Pero si la inteligencia es la suma del pensamiento, no se reduce simplemente a tener que escoger cosas.
Todas las “inteligencias múltiples” están basadas en los mismos pilares cognitivos (memoria, atención, percepción, lenguaje y consciencia) por lo que podrían tratarse de una sola inteligencia de índole multifacético, porque todos tenemos un poco de entendimiento matemático, musical, lingüista, kinestésico e interpersonal, entre otras muchas cualidades.
Si alguien es especializado en la cuestión musical o matemática (por ejemplo), podría tratarse más bien de una teoría de formas de conocimiento más que de inteligencia.
Además, la excepcionalidad aparente de un tipo de “inteligencia” podría ser más bien lo que conocemos como “talento” que es el potencial alcanzado por la práctica diaria de una actividad o conocimiento debido a la motivación intrínseca. Thomas Alva Edison decía que la genialidad era de 1% inspiración y un 90% transpiración. Si alguien tiene el talento de la música, pero nunca la ejerció, la perderá con el paso del tiempo.
Tenemos que volver a insistir en la pregunta inicial: “¿qué es la inteligencia?”. Basados en algunas interrogantes al respecto: ¿un músico talentoso siempre tiene éxito en su vida financiera, personal, cultural y social?, ¿es propio de las personas inteligentes evitar caer en fracasos sentimentales, financieros, emocionales, o en adicciones?, ¿todas las “inteligencias múltiples” son igualmente “inteligentes”, o son transversales entre sí? por ejemplo, los músicos necesitan el entendimiento matemático y lógico, la percepción intrapersonal para ejecutar la armonía, la percepción interpersonal para acoplar la interpretación al público que lo escucha, el lenguaje para leer la música, lo kinestésico para ejecutar los acordes (manipulación espacial), entre otras muchas habilidades que precisa.
¿Qué sucede con un músico que le gusta escribir?, ¿qué sucede con un economista, físico o contador (matemáticos) que le encanta establecer relaciones interpersonales?, ¿qué pasa con el deportista (kinestésico) que le gusta mucho la naturaleza y las matemáticas? ¿Qué sucede con los escritores (lingüísticos) que son excelentes deportistas, músicos o matemáticos? ¿todos los empleados que ganan poco son menos inteligentes que los que ganan mucho?, ¿entre mayor sea la cantidad de amigos y bienes que una persona tenga, más inteligente es?, ¿entre mejores calificaciones tenga un estudiante, más capacidad tendrá de resolver un problema de la vida?, ¿qué pasa con los alumnos que son habilidosos en trabajos y relaciones públicas fuera de la escuela, pero que tienen calificaciones académicas bajas?.
En resumen, la teoría de las inteligencias múltiples tiene más que preguntas que responder que respuestas que dar, y por ello, como docentes, debemos ser cautos en continuar analizando y reflexionando al respecto por el bien de los aprendizajes de nuestros estudiantes…