“Tan malo el pinto como el colorado”
-Falló la estrategia calderonista contra el narcotráfico
-“Abrazos, no balazos” de AMLO tampoco ha funcionado
-El costo-beneficio arroja un saldo negativo para el gobierno
H. Matamoros, Tam.-A pesar de la estrategia “Abrazos, no balazos” del gobierno de la
Cuarta Transformación para enfrentar al crimen organizado, la triste realidad es que, en
los últimos 90 días, tres militares de alto rango han fallecido en distintos intercambio de
fuego.
Entre el 26 de noviembre del año pasado y el 20 de enero del presente, un general y dos
coroneles murieron en el cumplimiento del deber con actividades relacionadas con el
combate al narcotráfico en zonas de alto riesgo de la geografía mexicana.
A juzgar por los diversos operativos militares con saldo trágico es evidente que los grupos
delictivos no se amedrentan con la presencia de efectivos del Ejército Mexicano, Marina
Armada de México y Guardia Nacional, por lo que, no resulta temerario ni aventurado
sugerir que el programa “Abrazos, no balazos”, ha quedado en mero slogan publicitario de
la 4T.
El 26 de noviembre del año pasado, en el municipio Los Pinos, Zacatecas, fuerzas militares
y policiales se enfrentaron a civiles armados y durante el operativo murió el General JOSE
URZÚA PADILLA. El militar de alto rango y personal a sus órdenes tenían la misión de
revisar la licencia colectiva de armas de la Policía Municipal de esa comunidad de tal solo 7
mil habitantes.
El 5 de enero del año en curso, el Coronel de Infantería JUAN JOSÉ MORENO ORZÚA y
cuatro escoltas fueron emboscados por integrantes del Cartel de Sinaloa, durante las
acciones desplegadas para arrestar a OVIDIO GUZMÁN LÓPEZ, en las inmediaciones del
municipio de Escuinapa, Sinaloa.
El pasado 20 de enero, en el municipio de Coalcomán, Michoacán, sicarios al servicio del
Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) emboscaron un convoy militar y durante el
intercambio de fuego perdió la vida el coronel HÉCTOR MIGUEL VARGAS CARRILLO,
comandante del 65 Batallón de Infantería.
Datos oficiales indican que desde que el presidente FELIPE CALDERÓN HINOJOSA declaró
la guerra contra el narcotráfico en 2006 a 2019, es decir a lo largo de 13 años, han perdido
la vida 3 coroneles, 4 tenientes coronel, 2 mayores, 13 capitanes, 34 tenientes, 12
subtenientes, 54 sargentos, 101 cabos y 179 soldados.

La lúgubre estadística documenta la pérdida de 300 militares a consecuencia de disparos
de arma de fuego, y el resto derivado de otras agresiones, ejecuciones, accidentes aéreos
y automovilísticos, ahogados, atropellados, deshidratados, golpes de calor y descargas
eléctricas.
La muerte de infantes de marina al desplomarse el helicóptero en que se desplazaban
luego de un operativo en Culiacán, Sinaloa, en 2021; once elementos del Ejército
Mexicano fallecidos durante la caída de un helicóptero en Uruapan, Michoacán, en 2008;
otros 11 militares encontrados decapitados en Chilpancingo, Guerrero, en diciembre de
2008; y un percance aéreo el 19 de junio de 2010 que cobró la vida de 11 efectivos de la
milicia, son los saldos y fechas más letales para las Fuerzas Armadas.
Sin ánimo de comparaciones odiosas, pero con base en el saldo trágico y mínimos
resultados, es decir, costo-beneficio-lo cierto es que ni la declaratoria de guerra al
narcotráfico del ex presidente CALDERÓN HINOJOSA ni el programa “Abrazos, no balazos”
del gobierno del mandatario nacional ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR han logrado
extirpar ese cáncer que padece la sociedad mexicana.
Desde otra perspectiva: el despliegue en las calles de más de 5 mil elementos de la
Secretaría de la Defensa Nacional, de la Secretaría de Marina Armada de México y de la
Policía Federal ordenado el 11 de diciembre de 2006 durante el Operativo Conjunto
Michoacán-en términos coloquiales-solo sirvió para “mover el panal de las avispas”.
Del mismo modo, la actitud pacifista del gobierno de la Cuarta Transformación sustentada
en atacar las causas que provocan la violencia con apoyo económico a la juventud, por
ejemplo, tampoco ha sido la solución no para erradicar, pero al menos controlar, a la
delincuencia organizada.
Como dice el dicho campirano, “tan malo el pinto como el colorado”.
Ni hablar.
DESDE EL BALCÓN:
I.-No es nada convincente el argumento del secretario de Seguridad Pública en
Tamaulipas, SERGIO HERNANDO CHÁVEZ GARCÍA, en el sentido de que no existen
autogobiernos en los cinco Centros de Ejecuciones de Sentencias (CEDES) en la entidad.
El sustento de la frágil aseveración es el hecho de que los dos internos que fueron
asesinados en el penal de Tamatán de ciudad Victoria, el pasado jueves, fallecieron a
consecuencia de heridas con arma punzocortante.
Para nadie es desconocido que el sistema penal en el país está colapsado y quienes
gobiernan son los internos y no la autoridad carcelaria.
Ni hablar.

Y hasta la próxima.
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