Por: Guillermo Guerrero Martínez.
Tiempos de pensar en el futuro y que permita servir a San Fernando como marcan los cánones.
Fechas, plazos para construir un nuevo pueblo apegado al bienestar de sus ciudadanos y con una población pujante por tener educación de primer nivel, empleo sin salir del municipio, obra pública que permita estar por encima de las demás ciudades.
El.proyecto del CP Alfredo Talip Alvarado se va construyendo con pilares firmes en donde caben todos los protagonistas desde el más humilde hasta el más empoderado. La lucha por alcanzar la meta está por encima de los intereses personales o de grupo.
Se ha preocupado que ya no haya pobreza llevando las herramientas, incentivos económicos hasta el lugar más recóndito de San Fernando.
Por eso se prepara en todos los aspectos a un proyecto que llegue al 2024 bien ordenado, sólido y vigente con el pueblo.
Lo hemos visto que piensa o actúa de otra manera, porque si sociedad continua con los mismos programas, engaños, se desdibuja, sufre atraso, y hay que vencer la pobreza mediante acciones concretas que lleven a buen puerto.
Para servir a San Fernando se requiere honestidad y calidad moral, por lo tanto va hacer un compromiso con todos, porque cuenta con capacidad, actitud y liderazgo.
Lo anterior significa que tiene amor a la tierra que lo vio nacer y quiere responder si se presenta la oportunidad de competir en el 2024.
San Fernando necesita de las nuevas generaciones que vienen más preparadas, que han salido fuera a estudiar, hacer maestrías, diplomados para un mejor arte de gobernar.
Talip Alvarado Alfredo, una opción que marca la diferencia y qué vendrá el estira y afloja como lo marca en la política.
Son tiempos de sumar personas integras, preparadas, humanistas y el perfil es el más adecuado.
Este joven político sabe y bien que sabe que para hacer política se requiere la fortaleza de un liderazgo de la mano con el pueblo, capacidad y férrea lealtad a los intereses de los sanfernandenses.
Talip la opción del cambio y de La Esperanza.
Tiempo al tiempo, como diría el filósofo de Paso Real.